LUCAS 14:15-24
LUCAS 14:15-24 Reina Valera 2020 (RV2020)
Habiendo oído esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: —¡Dichoso aquel que sea invitado a comer pan en el reino de Dios! Jesús le dijo: —Un hombre hizo una gran cena e invitó a muchos. A la hora de cenar, envió a su siervo a decir a los invitados: «Venid, que ya todo está preparado». Pero todos ellos, uno por uno, comenzaron a excusarse. El primero dijo: «He comprado un terreno y necesito ir a verlo. Te ruego que me excuses». Otro: «He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego que me excuses». Y otro: «Acabo de casarme y por tanto no puedo ir». El siervo regresó e hizo saber estas cosas a su señor. Entonces, el dueño de la casa, enojado, le dijo: «Ve enseguida por las plazas y las calles de la ciudad y trae acá a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos». El siervo le informó: «Señor, se ha hecho como mandaste y aún quedan lugares vacíos». El señor respondió: «Ve por los caminos y por los cercados y oblígalos a venir para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de los que estaban invitados llegará a probar mi cena».
LUCAS 14:15-24 La Palabra (versión española) (BLP)
Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa dijo a Jesús: —¡Feliz aquel que sea invitado a comer en el reino de Dios! Jesús le contestó: —Una vez, un hombre dio una gran cena e invitó a muchos. Cuando llegó el día de la cena, envió a su criado para que dijera a los invitados: «Venid, que ya está todo preparado». Pero todos ellos, uno por uno, comenzaron a excusarse. El primero dijo: «He comprado unas tierras y tengo que ir a verlas. Discúlpame, por favor». Otro dijo: «Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes y tengo que ir a probarlas. Discúlpame, por favor». El siguiente dijo: «No puedo ir, porque acabo de casarme». El criado volvió a casa y refirió a su señor lo que había ocurrido. Entonces el dueño de la casa, muy enojado, ordenó a su criado: «Sal enseguida por las plazas y las calles de la ciudad y trae aquí a los pobres, los inválidos, los ciegos y los cojos». El criado volvió y le dijo: «Señor, he hecho lo que me ordenaste y aún quedan lugares vacíos». El señor le contestó: «Pues sal por los caminos y veredas y haz entrar a otros, aunque sea a la fuerza, hasta que mi casa se llene. Porque os digo que ninguno de los que estaban invitados llegará a probar mi cena».
LUCAS 14:15-24 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Al oir esto, uno de los que estaban sentados a la mesa dijo a Jesús: –¡Dichoso el que tenga parte en el banquete del reino de Dios! Jesús le dijo: –Un hombre dio una gran cena e invitó a muchos. A la hora de la cena envió a su criado a decir a los invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado.’ Pero ellos comenzaron a una a excusarse. El primero dijo: ‘Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes.’ Otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y he de probarlas. Te ruego que me disculpes.’ Y otro dijo: ‘No puedo ir, porque acabo de casarme.’ El criado regresó y se lo contó todo a su amo. Entonces el amo, indignado, dijo a su criado: ‘Sal en seguida a las calles y callejas de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los ciegos y a los cojos.’ Volvió el criado, diciendo: ‘Señor, he hecho lo que me mandaste y aún queda sitio.’ Y el amo le contestó: ‘Ve por los caminos y cercados y obliga a otros a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos primeros invitados comerá de mi cena.’
LUCAS 14:15-24 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: ―¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios! Jesús le contestó: ―Cierto hombre preparó un gran banquete e invitó a muchas personas. A la hora del banquete mandó a su siervo a decir a los invitados: “Venid, porque ya todo está listo”. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero le dijo: “Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes”. Otro adujo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes”. Otro alegó: “Acabo de casarme y por eso no puedo ir”. El siervo regresó e informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos”. “Señor —le dijo luego el siervo—, ya hice lo que me mandaste, pero todavía sobra sitio”. Entonces el señor le respondió: “Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. Os digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete”.