LUCAS 12:10-16
LUCAS 12:10-16 La Palabra (versión española) (BLP)
Si alguien habla contra el Hijo del hombre, podrá serle perdonado. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado. Cuando os lleven a las sinagogas o ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo habéis de hablar o qué habéis de decir en defensa propia, porque en aquel mismo momento el Espíritu Santo os enseñará lo que debéis decir. Uno que estaba entre la gente dijo a Jesús: —Maestro, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo. Jesús le contestó: —Amigo, ¿quién me ha puesto por juez o repartidor de herencias entre vosotros? Y, dirigiéndose a los demás, añadió: —Procurad evitar toda clase de avaricia, porque la vida de uno no depende de la abundancia de sus riquezas. Y les contó esta parábola: —Una vez, un hombre rico obtuvo una gran cosecha de sus campos.
LUCAS 12:10-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre, pero no perdonará al que con sus palabras ofenda al Espíritu Santo. “Cuando os lleven a las sinagogas o ante los jueces y las autoridades, no os preocupéis por cómo tenéis que defenderos o qué tenéis que decir; porque en el momento en que hayáis de hablar, el Espíritu Santo os enseñará lo que habéis de decir.” Uno de entre la gente dijo a Jesús: –Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Jesús le contestó: –Amigo, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? También dijo: –Guardaos de toda avaricia, porque la vida no depende del poseer muchas cosas. Entonces les contó esta parábola: “Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha.
LUCAS 12:10-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. »Cuando os hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no os preocupéis de cómo vais a defenderos o qué vais a decir, porque en ese momento el Espíritu Santo os enseñará lo que debéis responder». Uno de entre la multitud le pidió: ―Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo. ―Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre vosotros? »¡Tened cuidado! —advirtió a la gente—. Absteneos de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes». Entonces les contó esta parábola: ―El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha.