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LUCAS 11:37-52

LUCAS 11:37-52 Reina Valera 2020 (RV2020)

Tan pronto terminó de hablar, un fariseo le rogó que comiera con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó al ver que Jesús no se había lavado las manos antes de comer. Y el Señor le dijo: —Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera el vaso y el plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. ¡Necios! El que hizo lo de fuera ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo que tenéis dentro, y de ese modo todo quedará limpio en vosotros. Mas ¡ay de vosotros, fariseos, que ofrecéis el diezmo de la menta, la ruda y toda hortaliza y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios! Os es necesario hacer estas cosas sin dejar de hacer aquellas. ¡Ay de vosotros, fariseos, que amáis las primeras sillas en las sinagogas y ser saludados en público! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! ¡Sois como sepulcros ocultos a la vista y sobre los que pisa la gente sin saberlo! Uno de los intérpretes de la ley respondió: —Maestro, diciendo esto nos ofendes también a nosotros. Jesús replicó: —¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley, porque imponéis a los demás cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis! ¡Ay de vosotros, que construís monumentos funerarios en memoria de los profetas asesinados por vuestros antepasados! De este modo sois testigos y consentidores de sus hechos. Ciertamente, vuestros antepasados los mataron, pero vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso la sabiduría de Dios también dijo: «Les enviaré profetas y apóstoles. De ellos, a unos matarán y a otros perseguirán», para demandar a esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el atrio del templo. Así, os digo que Dios demandará a esta generación. ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley, que os habéis apoderado de la llave del conocimiento! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que sí quieren.

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LUCAS 11:37-52 La Palabra (versión española) (BLP)

Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús aceptó la invitación y se sentó a la mesa. El fariseo, que estaba observándolo, se quedó extrañado de que Jesús no cumpliera el precepto de lavarse las manos antes de comer. Entonces el Señor le dijo: —Vosotros los fariseos limpiáis la copa y la bandeja por fuera, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo de fuera no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo que tenéis dentro, y de ese modo todo quedará limpio en vosotros. ¡Ay de vosotros, fariseos, que ofrecéis a Dios el diezmo de la menta, de la ruda y de toda clase de hortalizas, pero no os preocupáis de mantener la justicia y el amor a Dios! Esto último es lo que deberíais hacer, aunque sin descuidar lo otro. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os gusta ocupar los lugares preferentes en las sinagogas y ser saludados en público! ¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros ocultos a la vista, sobre los que pisa la gente sin saberlo! Uno de los doctores de la ley le contestó: —Maestro, diciendo esto nos ofendes también a nosotros. Pero Jesús continuó: —¡Ay también de vosotros, doctores de la ley, que cargáis a los demás con cargas insoportables que vosotros mismos no estáis dispuestos a tocar ni siquiera con un dedo! ¡Ay de vosotros, que construís monumentos funerarios en memoria de los profetas asesinados por vuestros propios antepasados! De este modo demostráis estar de acuerdo con lo que ellos hicieron, porque ellos asesinaron a los profetas y vosotros construís los monumentos funerarios. Por eso, Dios ha dicho sabiamente: «Les enviaré mensajeros y apóstoles; a unos matarán y a otros perseguirán». Pero Dios va a pedir cuentas a esta gente de hoy de la sangre de todos los profetas que han sido asesinados desde el principio del mundo hasta este momento: desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, a quien asesinaron entre el altar y el santuario. ¡Sí, os digo que Dios pedirá cuentas de su muerte a esta gente de hoy! ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la puerta del conocimiento! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los demás.

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LUCAS 11:37-52 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Cuando Jesús dejó de hablar, un fariseo le invitó a comer en su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. Y como el fariseo se extrañase al ver que no había cumplido con el rito de lavarse las manos antes de comer, el Señor le dijo: –Vosotros los fariseos limpiáis por fuera el vaso y el plato, pero por dentro estáis llenos de lo que habéis obtenido mediante el robo y la maldad. ¡Necios!, ¿no sabéis que el que hizo lo de fuera hizo también lo de dentro? Dad vuestras limosnas de lo que está dentro y así todo quedará limpio. “¡Ay de vosotros, fariseos!, que separáis para Dios la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero no hacéis caso de la justicia y el amor a Dios. Esto es lo que se debe hacer, sin dejar de hacer lo otro. “¡Ay de vosotros, fariseos!, que deseáis los asientos de honor en las sinagogas y ser saludados con todo respeto en la calle. “¡Ay de vosotros, que sois como esas tumbas ocultas a la vista, que la gente pisotea sin darse cuenta!” Uno de los maestros de la ley le contestó entonces: –Maestro, al decir esto nos ofendes también a nosotros. Pero Jesús dijo: –¡Ay también de vosotros, maestros de la ley!, que cargáis a los demás con cargas insoportables y vosotros ni siquiera con un dedo queréis tocarlas. “¡Ay de vosotros!, que construís los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros antepasados. Con eso dais a entender que estáis de acuerdo con lo que vuestros antepasados hicieron, pues ellos los mataron y vosotros construís sus sepulcros. “Por eso, Dios dijo en su sabiduría: ‘Les mandaré profetas y apóstoles; a unos los matarán y a otros los perseguirán.’ Dios pedirá cuentas a la gente de hoy de la sangre de todos los profetas que fueron asesinados desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, a quien mataron entre el altar y el santuario. Sí, os digo que Dios pedirá cuentas de la muerte de ellos a la gente de hoy. “¡Ay de vosotros, maestros de la ley!, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia, y ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que quieren hacerlo.”

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LUCAS 11:37-52 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. ―Resulta que vosotros los fariseos —dijo el Señor— limpiáis el vaso y el plato por fuera, pero por dentro estáis llenos de codicia y de maldad. ¡Necios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? Dad más bien a los pobres de lo que está dentro, y así tendréis todo limpio. »¡Ay de vosotros, fariseos!, que dais la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero descuidáis la justicia y el amor de Dios. Debíais haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. »¡Ay de vosotros, fariseos!, que os morís por los primeros puestos en las sinagogas y los saludos en las plazas. »¡Ay de vosotros!, que sois como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta». Uno de los expertos en la ley le respondió: ―Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. Contestó Jesús: ―¡Ay de vosotros también, expertos en la ley! Abrumáis a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero vosotros mismos no levantáis ni un dedo para ayudarlos. »¡Ay de vosotros!, que construís monumentos para los profetas, a quienes mataron vuestros antepasados. En realidad aprobáis lo que hicieron vuestros antepasados; ellos mataron a los profetas, y vosotros les construís los sepulcros. Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré profetas y apóstoles, matarán a algunos y perseguirán a otros”. Por lo tanto, a esta generación se le pedirá cuentas de la sangre de todos los profetas derramada desde el principio del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, os aseguro que de todo esto se le pedirá cuentas a esta generación. »¡Ay de vosotros, expertos en la ley!, porque os habéis adueñado de la llave del conocimiento. Vosotros mismos no habéis entrado, y a los que querían entrar les habéis cerrado el paso».

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