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LUCAS 11:11-32

LUCAS 11:11-32 La Palabra (versión española) (BLP)

¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan? Un día, estaba Jesús expulsando un demonio que se había apoderado de un hombre dejándolo mudo. En cuanto el demonio salió de él, el mudo recobró el habla y los que lo presenciaron se quedaron asombrados. Pero algunos dijeron: —Belzebú, el propio jefe de los demonios, le da a este el poder para expulsarlos. Otros, para tenderle una trampa, le pedían que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios. Pero Jesús, que conocía sus intenciones, les dijo: —Si una nación se divide en bandos, se destruye a sí misma y sus casas se derrumban. Por tanto, si Satanás actúa contra sí mismo, ¿cómo podrá mantener su poder? Pues eso es lo que vosotros decís: que yo expulso los demonios por el poder de Belzebú. Pero si Belzebú me da a mí el poder para expulsar demonios, ¿quién se lo da a vuestros propios seguidores? ¡Ellos mismos serán vuestros jueces! Ahora bien, si yo expulso los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su mansión, su propiedad está segura; pero si otro más fuerte que él llega y lo vence, entonces le quita las armas en las que confiaba y reparte como botín todos sus bienes. El que no está a favor mío, está contra mí; el que conmigo no recoge, desparrama. Cuando un espíritu impuro sale de una persona y anda errante por lugares desiertos en busca de descanso y no lo encuentra, se dice a sí mismo: «Regresaré a mi casa, de donde salí». Y si, al llegar, la encuentra barrida y arreglada, va, reúne a otros siete espíritus peores que él y todos juntos se meten a vivir allí, de manera que la situación de esa persona resulta peor al final que al principio. Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer que estaba entre la gente exclamó: —¡Feliz la mujer que te dio a luz y te crio a sus pechos! Jesús le contestó: —Felices, más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica. Como había seguido reuniéndose mucha gente a su alrededor, Jesús volvió a tomar la palabra y dijo: —Esta gente es mala. Pide una señal milagrosa, pero no tendrá más señal que la del profeta Jonás. Como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, así también el Hijo del hombre será una señal para esta gente. La reina del Sur se levantará en el día del juicio junto con todos los que forman esta generación, y los condenará; porque esta reina vino desde tierras lejanas a escuchar la sabiduría de Salomón, ¡y aquí hay algo más importante que Salomón! Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio junto con toda esta gente, y la condenarán; porque ellos se convirtieron al escuchar el mensaje de Jonás, ¡y aquí hay algo más importante que Jonás!

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LUCAS 11:11-32 Reina Valera 2020 (RV2020)

¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más no hará vuestro Padre celestial? Él dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. Un día, estaba Jesús expulsando un demonio que se había apoderado de un hombre dejándolo mudo. En cuanto el demonio fue expulsado, el mudo recobró el habla y los que lo presenciaron se quedaron asombrados. Pero algunos de ellos decían: —Este expulsa a los demonios por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios. Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo. Mas Jesús, conociendo lo que ellos pensaban, les dijo: —Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado. Toda casa que está dividida internamente se derrumba. De modo que si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino en pie?, porque decís que yo expulso los demonios por el poder de Belzebú. Pero si Belzebú me da a mí el poder para expulsar demonios, ¿quién se lo da a vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Mas si por el dedo de Dios echo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando el hombre fuerte guarda armado su palacio, sus bienes están protegidos. Mas si viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita todas las armas en que confiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de una persona, anda por lugares áridos buscando reposo y al no hallarlo dice: «Regresaré a mi casa, de donde salí». Y si, al llegar, la encuentra barrida y arreglada, va, y reúne a otros siete espíritus peores que él, entran en la casa y viven allí: el estado final de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: —¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron! Pero él dijo: —Dichosos, más bien, quienes oyen la palabra de Dios y la obedecen. Hallándose reunida una gran multitud, Jesús comenzó a decir: —Esta generación es mala. Demanda una señal, pero no le será dada otra señal que la del profeta Jonás. De mismo modo que Jonás fue señal para los ninivitas, lo será también el Hijo del Hombre para esta generación. La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más grande que Salomón. Los habitantes de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, porque con la predicación de Jonás se arrepintieron, ¡y aquí hay alguien que es más importante que Jonás!

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LUCAS 11:11-32 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

“¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!” Jesús estaba expulsando un demonio que había dejado mudo a un hombre. Cuando el demonio salió, el mudo comenzó a hablar. La gente se quedó asombrada, aunque algunos dijeron: –Beelzebú, el jefe de los demonios, es quien ha dado a este hombre poder para expulsarlos. Otros, para tenderle una trampa, le pidieron una señal milagrosa del cielo. Pero él, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: –Todo país dividido en bandos enemigos se destruye a sí mismo, y sus casas se derrumban una tras otra. Así también, si Satanás se divide contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su poder? Digo esto porque afirmáis que yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú. Pues si yo expulso a los demonios por el poder de Beelzebú, ¿quién da a vuestros seguidores el poder para expulsarlos? Por eso, ellos mismos demuestran que estáis equivocados. Pero si yo expulso a los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros. “Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida de su casa, lo que guarda en ella está seguro. Pero si otro más fuerte que él llega y le vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes como botín. “El que no está conmigo está contra mí; y el que conmigo no recoge, desparrama. “Cuando un espíritu impuro sale de un hombre, anda por lugares desiertos en busca de descanso; pero, no encontrándolo, piensa: ‘Regresaré a mi casa, de donde salí.’ Al llegar, encuentra la casa barrida y arreglada. Entonces va y reúne otros siete espíritus peores que él y todos juntos se meten a vivir en aquel hombre, que al final queda peor que al principio.” Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer gritó de en medio de la gente: –¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió! Él contestó: –¡Dichosos más bien los que escuchan el mensaje de Dios y le obedecen! La multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles: –La gente de este tiempo es malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Porque así como Jonás fue señal para la gente de Nínive, así también el Hijo del hombre será señal para la gente de este tiempo. En el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, la reina del Sur se levantará y la condenará; porque ella vino de lo más lejano de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y lo que hay aquí es más que Salomón. También los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, y la condenarán; porque los de Nínive se convirtieron a Dios cuando oyeron el mensaje de Jonás, y lo que hay aquí es más que Jonás.

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LUCAS 11:11-32 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

»¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O, si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues, si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!» En otra ocasión, Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. Pero algunos dijeron: «Este expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mantenerse en pie su reino? Lo pregunto porque decís que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. Ahora bien, si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú, ¿vuestros seguidores por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos os juzgarán a vosotros. Pero, si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a vosotros el reino de Dios. »Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. Pero, si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. »El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmigo no recoge, esparce. »Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un descanso. Y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa, de donde salí”. Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial». Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud exclamó: ―¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! ―Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. Como creciera la multitud, Jesús se puso a decirles: «Esta es una generación malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tenéis vosotros a uno más grande que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta generación; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tenéis vosotros a uno más grande que Jonás.

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