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LEVÍTICO 13:3-59

LEVÍTICO 13:3-59 La Palabra (versión española) (BLP)

El sacerdote examinará la llaga de la piel; si el pelo de la parte afectada se ha vuelto blanco y la llaga parece más hundida que el resto de la piel, es una llaga de lepra; el sacerdote lo comprobará y declarará a esa persona impura. Pero si lo que tiene en la piel es una llaga blancuzca que no está más hundida que el resto de la piel ni el pelo se ha vuelto blanco, entonces el sacerdote recluirá al enfermo durante siete días. Al séptimo día el sacerdote lo volverá a examinar; si la llaga conserva el mismo aspecto, no habiéndose extendido por la piel, entonces el sacerdote lo volverá a recluir durante otros siete días. Al séptimo día el sacerdote lo examinará de nuevo: si la llaga parece haberse oscurecido, sin haberse extendido por la piel, entonces el sacerdote lo declarará puro; era solo una erupción; la persona lavará sus ropas y será considerada pura. Pero si después de haberse presentado al sacerdote y haber sido declarada pura, la erupción se extiende por la piel, esa persona deberá presentarse nuevamente al sacerdote. Y si, una vez examinada, el sacerdote ve que la erupción se ha extendido por la piel, se trata de lepra y declarará impura a esa persona. Cuando a alguien le salga una llaga como de lepra, será llevado al sacerdote. El sacerdote lo examinará, y si aparece un tumor blancuzco en la piel, si ha cambiado el color del pelo y se descubre la carne viva, esa persona padece de lepra crónica en la piel; el sacerdote la declarará impura y no será necesario recluirla, porque es impura. Pero si la lepra se extiende por la piel y llega a cubrir toda la piel del enfermo desde la cabeza hasta los pies, en cuanto le es dado observar al sacerdote, entonces este lo examinará y, si la lepra cubre todo su cuerpo, declarará puro al enfermo; toda la piel se ha vuelto blanca y él es puro. Mas si un día aparece en él la carne viva, quedará impuro: el sacerdote examinará la carne viva y lo declarará impuro. La carne viva es impura; es lepra. Pero si la carne viva cambia de nuevo y se vuelve blanca, entonces el enfermo vendrá al sacerdote, que examinará la llaga y, si la llaga se ha vuelto blanca, declarará puro al que la tenía, porque, en efecto, lo es. Cuando alguien ha tenido en la piel una úlcera que se ha curado, pero de pronto donde estaba la úlcera aparece una inflamación o una llaga blanca de tono rojizo, será presentado al sacerdote. El sacerdote lo examinará y, si la llaga está más hundida que la piel y su pelo se ha vuelto blanco, el sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra que se ha declarado en la úlcera. Pero si cuando el sacerdote la examine, no aparece en la llaga pelo blanco ni está más hundida que la piel, sino que simplemente se ha oscurecido, entonces el sacerdote recluirá al enfermo por siete días; si la llaga se sigue extendiendo por la piel, entonces el sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra; si, por el contrario, la llaga blanca está localizada y no se ha extendido, es la cicatriz de la úlcera y el sacerdote deberá declarar pura a esa persona. Asimismo cuando alguien haya sufrido una quemadura en la piel y se le produzca sobre la quemadura una llaga blanquecina de tono rojizo o solo blanca, el sacerdote la examinará: si el pelo se ha vuelto blanco en la llaga y esta parece estar más hundida que la piel, es lepra que ha brotado en la quemadura; el sacerdote declarará impura a esa persona; es un caso de lepra. Pero si al examinar la llaga, el sacerdote no encuentra en ella pelo blanco ni está más hundida que la piel, sino que simplemente aparece más oscura, el sacerdote confinará al enfermo por siete días. Al séptimo día el sacerdote examinará nuevamente la llaga: si se ha extendido por la piel, el sacerdote declarará impura a esa persona; es un caso de lepra. Pero si la llaga está localizada, no se ha extendido por la piel y aparece simplemente oscura, es la cicatriz de la quemadura; el sacerdote declarará pura a esa persona, porque es la marca dejada por la quemadura. Si a un hombre o a una mujer se le produce una llaga en la cabeza o en la barbilla, el sacerdote examinará la llaga: si parece estar más hundida que la piel y el pelo de la llaga es amarillento y escaso, entonces el sacerdote declarará impura a esa persona; se trata de tiña, un caso de lepra de la cabeza o de la barbilla. Pero si al examinar la llaga, el sacerdote no la encuentra más hundida que la piel ni hay en ella pelo negro, el sacerdote confinará al enfermo por siete días; al séptimo día el sacerdote examinará nuevamente la llaga: si la tiña no se ha extendido, ni hay en ella pelo amarillento, ni parece que esté más hundida que la piel, entonces el enfermo deberá rasurarse, salvo en la parte afectada, y el sacerdote confinará al que padece la tiña por otros siete días. Al séptimo día examinará el sacerdote nuevamente la tiña: si no se ha extendido por la piel ni parece estar más hundida que la piel, el sacerdote declarará pura a esa persona que deberá lavar sus ropas y será considerada pura. Pero si la tiña se ha ido extendiendo por la piel después de su purificación, y el sacerdote así lo comprueba después del correspondiente examen, no es necesario que el sacerdote indague si el pelo es amarillento; es un caso de impureza. Si, por el contrario, a su modo de ver, la tiña está controlada y en ella ha crecido el pelo negro, es señal de que la tiña está curada; esa persona es pura y así la declarará el sacerdote. Si en la piel de un hombre o de una mujer aparecen manchas blancas, el sacerdote las examinará, y si comprueba que son de color blancuzco, se trata de un simple eczema que ha brotado en la piel; la persona es pura. Si a una persona se le cae el cabello de la cabeza, es simple calvicie; esa persona es pura. Y si pierde el cabello de las sienes, son simples entradas; esa persona es pura. Mas cuando en la calvicie o en las entradas se descubre una llaga blanca de tono rojizo, es un caso de lepra que brota en su calvicie o en sus entradas. Entonces el sacerdote la examinará, y si comprueba que en su calvicie o en sus entradas aparece una inflamación de la llaga blanca de tono rojizo, similar a la lepra de la piel, es que esa persona padece de lepra; es impura y así la declarará el sacerdote; tiene la lepra en su cabeza. El enfermo de lepra andará con sus vestidos rasgados y con el pelo de su cabeza revuelto; se cubrirá la parte inferior de su rostro y pregonará: ¡soy impuro!, ¡soy impuro! Todo el tiempo que le dure la lepra será impuro y, en cuanto impuro, tendrá que vivir aislado; su morada estará fuera del campamento. Puede suceder que aparezca en un vestido una mancha como de lepra, ya sea vestido de lana o de lino, o en urdimbre de lino o de lana, en cuero o en cualquier objeto de cuero; si la mancha es verdosa o de tono rojizo en vestido o en cuero, en urdimbre o en tejido o en cualquier objeto de cuero, se trata de lepra y se ha de indicar al sacerdote. El sacerdote examinará la mancha y aislará el objeto manchado durante siete días. Al séptimo día examinará nuevamente la mancha y si comprueba que se ha extendido por el vestido, en la urdimbre o en el tejido, en el cuero o en cualquier objeto de cuero, se trata de un caso de lepra maligna; el objeto se ha vuelto impuro. El vestido, la urdimbre o tejido de lana o de lino, o cualquier objeto de cuero en que haya una mancha de ese tipo, será quemado porque es un caso de lepra maligna. Pero si el sacerdote examina el objeto y no parece que la mancha se haya extendido en el vestido, en la urdimbre o en el tejido, o en cualquier objeto de cuero, entonces el sacerdote ordenará que se lave el lugar donde está la mancha y aislará otra vez el objeto durante siete días. Si después de haber sido lavada la mancha, el sacerdote la examina y observa que no ha cambiado de aspecto, aunque la mancha no se haya extendido más, el objeto es impuro y deberá ser quemado porque está infectado por el derecho y por el revés. Pero si el sacerdote examina la mancha y comprueba que se ha oscurecido después de ser lavada, la arrancará del vestido, del cuero, de la urdimbre o del tejido. Y si la mancha aparece de nuevo en el vestido, la urdimbre o el tejido, o en cualquier objeto de cuero, extendiéndose por ellos, quemarás todo aquello que resulte afectado por la mancha. En cambio, el vestido, la urdimbre o el tejido, o cualquier objeto de cuero que hayas lavado y del que haya desaparecido la mancha, se lavará por segunda vez y entonces quedará puro. Esta es la norma para los casos de lepra en un vestido sea de lana o de lino, o de urdimbre o de tejido, o de cualquier objeto de cuero, con el fin de declararlo puro o impuro.

LEVÍTICO 13:3-59 Reina Valera 2020 (RV2020)

El sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el vello en la llaga se ha vuelto blanco y se ve la llaga más profunda que la piel de la carne, es llaga de lepra. El sacerdote lo reconocerá y lo declarará impuro. Si en la piel de su cuerpo hay una mancha blanca, pero no se ve más profunda que la piel, ni el vello se ha vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado durante siete días. Al séptimo día el sacerdote lo examinará, y si la llaga conserva el mismo aspecto y no se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo volverá a encerrar por otros siete días. Al séptimo día el sacerdote lo reconocerá de nuevo; si ve que se ha oscurecido la llaga, y que no se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio: era una erupción. Lavará sus vestidos y quedará limpio. Pero si se extiende la erupción en la piel después de presentarse al sacerdote para ser limpio, deberá mostrarse otra vez al sacerdote. Este lo reconocerá, y si ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará impuro: es lepra. Cuando alguien tenga una llaga como de lepra, será llevado al sacerdote. Si al examinarlo el sacerdote observa un tumor blancuzco en la piel que haya hecho cambiar el color del pelo, y además se puede ver la carne viva, se trata de lepra crónica en la piel de su cuerpo. El sacerdote lo declarará impuro, aunque no lo encerrará, porque ya es impuro. Pero si la lepra brota y se extiende por la piel, de modo que cubre toda la piel del llagado desde la cabeza hasta los pies, hasta donde pueda ver el sacerdote, entonces este lo reconocerá. Si la lepra ha cubierto todo su cuerpo, declarará limpio al llagado; todo él se ha vuelto blanco, y es limpio. Pero el día que aparezca la carne viva, quedará impuro. El sacerdote examinará la carne viva y lo declarará impuro, pues la carne viva es impura: es lepra. Pero cuando la carne viva cambie y se vuelva blanca, entonces irá al sacerdote, y este lo examinará. Si la llaga se ha vuelto blanca, el sacerdote lo declarará limpio, y así quedará. Cuando una persona tenga en su piel una llaga que luego sane, pero en el lugar de la llaga aparezca una hinchazón o una mancha blanca rojiza, será mostrado al sacerdote. Este lo examinará; si ve que está más profunda que la piel, y que su vello se ha vuelto blanco, lo declarará impuro: es lepra que brota de la llaga. Pero si al examinarla no ve en ella vello blanco, ni que sea más profunda que la piel, sino oscura, entonces el sacerdote lo encerrará durante siete días. Si se ha extendido por la piel, entonces el sacerdote lo declarará impuro: es una llaga. Pero si la mancha blanca permanece en su lugar y no se ha extendido, es la cicatriz de la llaga, y el sacerdote lo declarará limpio. Asimismo, cuando haya en la piel del cuerpo una quemadura de fuego, y aparezca en la parte quemada una mancha blanquecina, rojiza o blanca, el sacerdote la examinará. Si el vello se ha vuelto blanco en la mancha, y esta es más profunda que la piel, es lepra que salió en la quemadura. El sacerdote lo declarará impuro por ser llaga de lepra. Pero si al examinarla no hay en la mancha vello blanco, ni es más profunda que la piel, sino que es oscura, lo encerrará el sacerdote durante siete días. Al séptimo día el sacerdote la reconocerá; y si se ha ido extendiendo por la piel, el sacerdote lo declarará impuro: es llaga de lepra. Pero si la mancha permanece en su lugar y no se ha extendido en la piel, sino que es oscura, se trata de la cicatriz de la quemadura. El sacerdote lo declarará limpio, porque es señal de la quemadura. Cuando a un hombre o a una mujer le salga una llaga en la cabeza, o en la barbilla, el sacerdote examinará esa llaga. Si ve que es más profunda que la piel y que el pelo es amarillento y delgado, entonces el sacerdote lo declarará impuro: es tiña, lepra de la cabeza o de la barbilla. Pero si, al examinar la llaga, el sacerdote ve que no es más profunda que la piel, ni hay en ella pelo negro, encerrará por siete días al llagado. Al séptimo día el sacerdote examinará la llaga, y si la tiña no se ha extendido ni hay en ella pelo amarillento, ni se ve más profunda que la piel, entonces hará que se rasure, salvo en el lugar afectado, y el sacerdote encerrará durante otros siete días al que tiene la tiña. Al séptimo día el sacerdote examinará la tiña, y si no se ha extendido en la piel ni es más profunda que ella, el sacerdote lo declarará limpio; lavará sus vestidos y quedará limpio. Pero si la tiña se ha ido extendiendo en la piel después de su purificación, entonces el sacerdote la examinará, y si tal extensión es evidente, no busque el sacerdote el pelo amarillento: es impuro. Pero si le parece que la tiña está detenida y que ha salido en ella el pelo negro, la enfermedad está sanada; la persona ha quedado limpia, y como tal la declarará el sacerdote. Asimismo, cuando un hombre o una mujer tenga en la piel de su cuerpo manchas blancas, el sacerdote las examinará, y si aparecen manchas blancas algo oscurecidas, es una erupción que brotó en la piel: la persona está limpia. Si a un hombre se le cae el cabello, se queda calvo, pero ritualmente está limpio. Si se le cae el cabello de la frente, se queda calvo por delante, pero ritualmente está limpio. Pero cuando en la calva o en las entradas haya una llaga blanca rojiza, es lepra que brota en su calva o en sus entradas. Entonces el sacerdote lo examinará, y si la hinchazón de la llaga blanca rojiza en su calva o en sus entradas se parece a la de la lepra de la piel del cuerpo, es leproso, o sea, impuro. El sacerdote lo declarará impuro, pues en su cabeza tiene la llaga. El leproso que tenga llagas llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y con el rostro semicubierto gritará: ¡Impuro! ¡Impuro! Todo el tiempo que tenga las llagas, será impuro. Estará en estado de inmundicia y habitará solo, fuera del campamento. Cuando en un vestido aparezca una mancha de lepra, ya sea vestido de lana o de lino, o en urdimbre o en trama de lino o de lana, o en cuero, o en cualquier objeto de cuero, y si la mancha es verdosa o rojiza, en vestido o en cuero, en urdimbre o en trama, o en cualquier objeto de cuero, es mancha de lepra y se ha de mostrar al sacerdote. Este examinará la mancha, y encerrará el objeto infectado durante siete días. Al séptimo día examinará la mancha, y si se ha extendido en el vestido, en la urdimbre o en la trama, en el cuero o en cualquier objeto hecho de cuero, la mancha es lepra maligna: el objeto será inmundo. Será quemado el vestido, la urdimbre o trama de lana o de lino, o cualquier objeto de cuero en que haya tal mancha, porque es lepra maligna: al fuego será quemado. Pero si el sacerdote, al examinarlo, ve que la mancha no se ha extendido en el vestido, en la urdimbre o en la trama, o en cualquier objeto de cuero, entonces mandará que laven donde está la mancha, y lo encerrará otra vez durante siete días. Después que la mancha haya sido lavada, el sacerdote la examinará, y si ve que no ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido, el objeto es inmundo y lo quemarás al fuego: es corrosión penetrante, esté lo raído en el derecho o en el revés de aquel objeto. Pero si el sacerdote la ve, y parece que la mancha se ha oscurecido después que fue lavada, la cortará del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. Si aparece de nuevo en el vestido, la urdimbre o la trama, o en cualquier cosa de cuero, y se extiende en ellos, quemarás al fuego aquello en que esté la mancha. Pero el vestido, la urdimbre o la trama, o cualquier cosa de cuero que laves, y que se le quite la mancha, se lavará por segunda vez, y entonces quedará limpia. Esta es la ley para la mancha de la lepra en los vestidos de lana o de lino, de urdimbre o de trama, o de cualquier objeto de cuero, para que sean declarados limpios o inmundos.

LEVÍTICO 13:3-59 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

El sacerdote examinará la llaga de la piel, y si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco y la llaga se ve más hundida que la piel, seguramente es llaga de lepra. Después que el sacerdote haya examinado a esa persona, la declarará impura. “Si la mancha de la piel es blanca, pero no se ve más hundida que la piel ni el pelo se ha vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al enfermo durante siete días. A los siete días lo volverá a examinar, y si la llaga sigue igual y no se ha extendido por la piel, volverá a encerrarlo otros siete días. A los siete días lo examinará de nuevo, y si la llaga va desapareciendo y no se ha extendido por la piel, entonces el sacerdote declarará puro al enfermo, pues era solo una irritación de la piel. Entonces el enfermo lavará su ropa y quedará puro. “Pero si la irritación sigue extendiéndose por la piel después de que el enfermo fuera examinado y declarado puro por el sacerdote, tendrá que ir otra vez a que el sacerdote lo examine. Si al examinar el sacerdote al enfermo ve que la irritación se ha extendido por toda la piel, entonces lo declarará impuro, pues está enfermo de lepra. “Cuando una persona tenga llagas de lepra, deberá ser llevada al sacerdote. El sacerdote la examinará, y si la hinchazón de la piel es blanca y ha causado que el pelo se vuelva blanco, y si se ve la carne viva en la hinchazón, es que se trata de lepra crónica de la piel. El sacerdote declarará impura a esa persona, y no será necesario que la encierre, porque ya es impura. “Si la lepra se desarrolla rápidamente, al punto de cubrir de pies a cabeza la piel del enfermo hasta donde el sacerdote pueda ver, el sacerdote lo examinará; y si la lepra ha cubierto todo su cuerpo, el sacerdote lo declarará puro, pues la lepra se ha vuelto blanca y él ha quedado puro. Pero el día que aparezca en él la carne viva, quedará impuro. Entonces el sacerdote examinará la carne viva y lo declarará impuro, pues la carne viva es impura: es lepra. “En caso de que la carne viva vuelva a ponerse blanca, el enfermo irá al sacerdote para que lo examine, y si el sacerdote ve que la llaga se ha vuelto blanca, declarará puro al enfermo, pues ya ha quedado puro. “Cuando alguien tenga una llaga en la piel, y llegue a sanar, y quede en su lugar una hinchazón blanca o una mancha blanco-rojiza, deberá presentarse ante el sacerdote. Si el sacerdote ve que la parte afectada aparece más hundida que el resto de la piel y que el pelo se ha vuelto blanco, entonces declarará impura a esa persona, pues lo que tiene es una llaga de lepra. Si ve que la parte afectada no tiene ningún pelo blanco ni está más hundida que el resto de la piel, sino que va desapareciendo, entonces encerrará a esa persona durante siete días. Si el mal sigue extendiéndose por la piel, entonces el sacerdote declarará impura a esa persona, pues tiene llagas leprosas. Pero si la parte afectada se mantiene sin extenderse, entonces es solamente la cicatriz de la llaga, y el sacerdote lo declarará puro. “Cuando alguien tenga una quemadura en la piel, y en la carne viva de la quemadura haya una mancha blanco-rojiza o blanca, el sacerdote la examinará. Si el pelo en la mancha se ha vuelto blanco y la mancha aparece más hundida que el resto de la piel, entonces es lepra lo que brotó en la quemadura. Así que el sacerdote lo declarará impuro por tener llaga de lepra. Si al examinar la mancha ve el sacerdote que no hay en ella ningún pelo blanco ni aparece más hundida que la piel, sino que va desapareciendo, entonces encerrará a esa persona durante siete días. A los siete días, el sacerdote la examinará, y si la mancha se ha extendido por la piel, declarará impura a esa persona, pues tiene llaga de lepra. Pero si la mancha se mantiene sin extenderse por la piel, y va desapareciendo, entonces no es más que la hinchazón de la quemadura, así que el sacerdote declarará puro al enfermo, porque solo se trata de la cicatriz de la quemadura. “Cuando un hombre o una mujer tenga una llaga en la cabeza o en la barba, el sacerdote examinará la llaga. Si la llaga aparece más hundida que la piel y tiene pelo amarillento y escaso, entonces el sacerdote declarará impura a esa persona, pues tiene tiña, es decir, lepra de la cabeza y de la barba. Y si al examinar el sacerdote la llaga tiñosa ve que no está más hundida que la piel ni tiene pelo negro, entonces encerrará a esa persona durante siete días. Al séptimo día, el sacerdote examinará la llaga, y si la tiña no se ha extendido, ni aparece más hundida que la piel, ni tiene pelo amarillento, entonces ordenará el sacerdote que la persona enferma se afeite, excepto en la llaga tiñosa, y la encerrará por siete días más. Pasados los siete días, el sacerdote volverá a examinar la llaga, y si la tiña no se ha extendido ni aparece más hundida que la piel, entonces el sacerdote declarará pura a la persona enferma, la cual lavará sus ropas y quedará pura. Pero en caso de que la tiña siga extendiéndose por la piel después de haber sido declarada pura, el sacerdote examinará otra vez a la persona enferma; si la tiña se ha extendido por la piel, no hará falta que busque el pelo amarillo: esa persona es impura. Pero si a él le parece que la tiña se ha detenido y ha salido pelo negro, es que la tiña ha sanado y la persona es pura. Entonces el sacerdote declarará pura a esa persona. “Cuando un hombre o una mujer tenga manchas blancas en la piel, el sacerdote examinará la piel, y si ve en ella manchas blancuzcas y opacas, es que le ha salido una simple erupción en la piel; en ese caso la persona es pura. “Si a un hombre se le cae el cabello y se queda calvo, es puro. Si el cabello de la frente se le cae y la frente se le queda calva, también es puro. Pero si aparece una llaga de color blanco-rojizo en las partes calvas, ya sea atrás o en la frente, es que allí le está brotando lepra. Entonces el sacerdote lo examinará, y si la hinchazón de la llaga en las partes calvas es de color blanco-rojizo, tal como se ve la lepra en la piel del cuerpo, ese hombre está enfermo de lepra, pues tiene la cabeza llagada. Es un hombre impuro, y así lo declarará el sacerdote. “El que tenga llagas de lepra deberá llevar rasgada la ropa y descubierta la cabeza, y con la cara semicubierta gritará: ‘¡Impuro! ¡Impuro!’ Y mientras tenga las llagas será considerado hombre impuro; tendrá que vivir solo y fuera del campamento. “Cuando aparezca una mancha en un vestido de lana o de lino, o en un tejido de lino o de lana, o en cuero, o en cualquier objeto hecho de cuero, y si la mancha en esos objetos es verdosa o rojiza, la mancha es de lepra y debe ser mostrada al sacerdote. El sacerdote examinará la mancha y encerrará durante siete días el objeto manchado. Al séptimo día examinará la mancha; si se ha extendido en el vestido o tejido, o en el cuero u objeto de cuero, la mancha es de lepra maligna y los objetos son impuros. Así que cualquier objeto que tenga esa mancha será quemado por completo, pues se trata de lepra maligna. Pero si el sacerdote la examina y encuentra que la mancha no se ha extendido, dará orden de que se lave la mancha y se encierre el objeto por siete días más. “Después de lavada la mancha, el sacerdote la examinará. Si ve que la mancha no ha desaparecido, es mancha impura y el objeto debe ser quemado, aun cuando la mancha no se haya extendido, pues se trata de una corrosión, tanto si está por dentro como por fuera. Si al examinar la mancha el sacerdote nota que se ha desvanecido después de lavada, la arrancará del vestido, cuero o tejido. Pero si vuelve a aparecer y se extiende por ese vestido, tejido u objeto de cuero, se quemará el objeto manchado. En cuanto al vestido, tejido u objeto de cuero del cual la mancha desaparezca al ser lavada, se lavará una vez más, y entonces quedará purificado.” Estas son las instrucciones acerca de las manchas de lepra en vestidos de lana o de lino, o en tejidos u objetos de cuero, para que se les pueda declarar puros o impuros.

LEVÍTICO 13:3-59 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

El sacerdote examinará la llaga. Si el vello en la parte afectada se ha puesto blanco y la llaga se ve más hundida que la piel, entonces se trata de una enfermedad infecciosa. Después de examinar a la persona, el sacerdote la declarará impura. »Si la mancha blancuzca no se ve más hundida que la piel, ni el vello se le ha puesto blanco, el sacerdote aislará a la persona enferma durante siete días, y al séptimo día la examinará de nuevo. Si juzga que la infección no ha seguido extendiéndose sobre la piel, aislará a esa persona otros siete días. Cumplidos los siete días, el sacerdote la examinará otra vez y, si el mal no se ha extendido sobre la piel, sino que ha disminuido, la declarará pura. No era más que una erupción, así que la persona enferma se lavará la ropa y quedará pura. »Si la erupción se le sigue extendiendo sobre la piel después de haberse presentado ante el sacerdote para su purificación, la persona enferma tendrá que volver a presentarse ante él. El sacerdote la examinará y, si la erupción se ha extendido sobre la piel, declarará impura a esa persona, pues se trata de una enfermedad infecciosa. »Cuando una persona tenga una infección en la piel, deberá ser llevada ante el sacerdote, quien la examinará. Si ocurre que la inflamación y el vello se han puesto blancos, y se ve la carne viva, se trata de una infección crónica. El sacerdote declarará impura a tal persona. Pero no hará falta aislarla otra vez, porque ya se sabe que es impura. »Si la infección se ha extendido sobre la piel de tal manera que, hasta donde el sacerdote pueda ver, cubre toda la piel de la persona enferma, entonces el sacerdote la examinará. Si ve que la infección le cubre todo el cuerpo, la declarará pura. Esa persona es pura porque todo el cuerpo se le ha puesto blanco. Pero será impura en el momento en que le aparezca una llaga ulcerosa. Cuando el sacerdote examine la carne viva, declarará impura a esa persona. La carne viva es impura, pues se trata de una enfermedad infecciosa. Pero, si la llaga ulcerosa se le pone blanca, la persona enferma deberá ir al sacerdote para que la examine. Si la llaga se le ha puesto blanca, el sacerdote declarará pura a esa persona, y en efecto lo será. »Si alguien ha tenido un absceso en la piel, y luego sana, pero en el sitio del absceso le aparece una inflamación blancuzca, o una mancha rojiza, deberá presentarse ante el sacerdote para que lo examine. Si la inflamación se ve más hundida que la piel y el vello se le ha puesto blanco, el sacerdote lo declarará impuro. Se trata de una enfermedad infecciosa que ha brotado en el sitio donde estaba el absceso. Pero si, al examinar al enfermo, encuentra el sacerdote que el vello no se le ha puesto blanco, y que el absceso no se ve más hundido que la piel, sino que ha disminuido, entonces aislará al enfermo durante siete días. Si el absceso se extiende sobre la piel, declarará impuro al enfermo, pues se trata de una enfermedad. Si el absceso no se desarrolla ni la mancha blanca se extiende, sino que ha cicatrizado, declarará puro al enfermo. »Si alguien se quema, y sobre la quemadura le aparece una mancha blancuzca o rojiza, el sacerdote deberá examinarla. Si el vello de la mancha se le ha puesto blanco, y la mancha misma se ve más hundida que la piel, se trata de una enfermedad infecciosa que brotó en el sitio de la quemadura. El sacerdote declarará impuro al enfermo, pues se trata de una infección. »Si al examinar la quemadura encuentra el sacerdote que el vello no se ha puesto blanco ni la mancha se ve más hundida que la piel, sino que ha disminuido, entonces aislará al enfermo durante siete días. Al séptimo día el sacerdote volverá a examinarlo y, si observa que la mancha se ha extendido sobre la piel, lo declarará impuro, pues se trata de una infección. En cambio, si la mancha blancuzca no ha seguido extendiéndose sobre la piel, se trata solo de la inflamación de la quemadura. Entonces el sacerdote lo declarará puro, ya que se trata solo de una quemadura cicatrizada. »Si a un hombre o a una mujer le sale una llaga en la cabeza o en el mentón, el sacerdote deberá examinar la llaga. Si esta se ve más hundida que la piel, y el pelo se ve amarillento y delgado, declarará impuro al enfermo. Se trata de tiña, que es una infección en la cabeza o en el mentón. Pero, si al examinar la llaga tiñosa el sacerdote ve que no está más hundida que la piel ni tiene pelo negro, aislará al enfermo de tiña durante siete días. Al séptimo día el sacerdote deberá examinar otra vez al enfermo; si la tiña no se ha extendido, ni tiene pelo amarillento ni se ve más hundida que la piel, entonces el enfermo se afeitará el pelo, pero no la parte afectada, y el sacerdote lo aislará otros siete días. Al séptimo día el sacerdote volverá a examinar al enfermo; si la tiña no se ha extendido por la piel ni se ve más hundida que esta, lo declarará puro. Entonces el enfermo se lavará la ropa y quedará puro. »Si después de su purificación la tiña se extiende por toda la piel, el sacerdote deberá examinarlo. Si la tiña se ha extendido por toda la piel, ya no hará falta que el sacerdote busque pelo amarillento, porque el enfermo es impuro. En cambio, si considera que la tiña no se ha desarrollado y nota que le ha crecido pelo negro, entonces el enfermo ha sanado. Es puro, y así deberá declararlo el sacerdote. »Si a un hombre o a una mujer le salen manchas blancuzcas en la piel, el sacerdote deberá examinarlas. Si las manchas resultan ser blancuzcas, se trata solo de una erupción cutánea, de modo que la persona es pura. »Si a alguien se le cae el pelo de la nuca, y se queda calvo, es puro. Si se le cae el pelo de las sienes y se queda calvo, también es puro. Pero, si en su calvicie de la nuca o de las sienes le aparece una llaga rojiza, se trata de una infección que le ha brotado en la parte calva. El sacerdote deberá examinarlo. Si la inflamación es rojiza, parecida a las infecciones de la piel, se trata entonces de una persona infectada e impura. El sacerdote la declarará impura por esa llaga en la cabeza. »La persona que contraiga una infección se vestirá de harapos y no se peinará; con el rostro semicubierto irá gritando: “¡Impuro! ¡Impuro!”, y será impuro todo el tiempo que le dure la enfermedad. Es impuro, así que deberá vivir aislado y fuera del campamento. »Cuando la ropa de lana o de lino se llene de moho, o este aparezca en la urdimbre o trama del lino o de la lana, o en algún cuero o artículo de piel, y su color sea verduzco o rojizo, se trata de una infección de moho, y deberá mostrársele al sacerdote, quien examinará la mancha y aislará durante siete días el objeto infectado. Al séptimo día el sacerdote examinará la mancha. Si esta se ha extendido en la ropa o en la urdimbre, o en la trama, o en el cuero o en cualquier artículo de piel, se trata de un moho corrosivo. Tal objeto es impuro. Se le prenderá fuego a la ropa o a la urdimbre, trama, lana, lino o cualquier artículo de piel que haya sido infectado, porque se trata de un moho corrosivo. El objeto deberá ser quemado. »Si, al examinar el objeto, el sacerdote observa que la mancha no se ha extendido sobre el vestido, ni sobre la urdimbre, trama, lana, lino, o cualquier artículo de cuero, entonces mandará lavar el objeto infectado y lo aislará otros siete días. Una vez lavado el objeto, el sacerdote procederá a examinarlo. Si observa que la mancha no ha cambiado de aspecto, dicho objeto será considerado impuro aun cuando la mancha no se haya extendido. El objeto será quemado por estar corroído, sea por dentro o por fuera. »Si después de lavado el objeto, el sacerdote lo examina y observa que la mancha ha disminuido, deberá arrancar la parte manchada del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. Si la mancha reaparece en la ropa, en la urdimbre, en la trama o en cualquier artículo de piel, significa que ha vuelto a brotar. La parte infectada será quemada, pero toda ropa, urdimbre, trama o artículo de piel que al lavarse pierda la mancha, se volverá a lavar, y el objeto quedará puro». Esta es la ley respecto al moho que infecta la ropa, la lana, el lino, la urdimbre, la trama o cualquier artículo de piel, para poder declararlos puros o impuros.