LAMENTACIONES 3:1-9
LAMENTACIONES 3:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)
Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo. Él me ha guiado, me ha llevado por tinieblas y no por la luz; ciertamente, contra mí vuelve sin cesar su mano todo el día. Él hizo envejecer mi carne y mi piel, y quebrantó mis huesos; levantó baluartes contra mí y me rodeó de amargura y trabajo. Me dejó en oscuridad, como los que murieron hace ya mucho tiempo. Me cercó por todos lados y no puedo salir; ha agravado mis cadenas. Aunque clamo y doy voces, él cierra los oídos a mi oración. Él cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos.
LAMENTACIONES 3:1-9 La Palabra (versión española) (BLP)
Yo he sufrido la aflicción en la vara de su cólera. Me ha guiado y hecho andar por tinieblas y sin luz. Vuelve sin cesar su mano todo el día contra mí. Me ha comido carne y piel y me ha quebrado los huesos. Me ha levantado un asedio de veneno y sufrimiento. Me ha hecho vivir en tinieblas como a los muertos antiguos. Me ha tapiado sin salida, cargándome de cadenas. Aunque grité y pedí auxilio, no hizo caso de mi súplica. Me ha amurallado el camino y me ha cambiado las sendas.
LAMENTACIONES 3:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Yo soy el que ha experimentado el sufrimiento bajo los golpes de la furia del Señor. Me ha llevado a regiones oscuras, me ha hecho andar por caminos sin luz; una y otra vez, a todas horas, descarga su mano sobre mí. Ha hecho envejecer mi carne y mi piel, ha hecho pedazos mis huesos; ha levantado a mi alrededor un cerco de amargura y sufrimientos; me ha hecho vivir en las sombras, como los que murieron hace tiempo. Me encerró en un cerco sin salida; me oprimió con pesadas cadenas; aunque grité pidiendo ayuda, no hizo caso a mis ruegos; me cerró el paso con muros de piedra, ¡cambió el curso de mis senderos!
LAMENTACIONES 3:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Yo soy aquel que ha sufrido la aflicción bajo la vara de su ira. Me ha hecho andar en las tinieblas; me ha apartado de la luz. Una y otra vez, y a todas horas, su mano se ha vuelto contra mí. Me ha marchitado la carne y la piel; me ha quebrantado los huesos. Me ha tendido un cerco de amargura y tribulaciones. Me obliga a vivir en las tinieblas, como a los que hace tiempo murieron. Me tiene encerrado, no puedo escapar; me ha puesto pesadas cadenas. Por más que grito y pido ayuda, él se niega a escuchar mi oración. Ha sembrado de piedras mi camino; ha torcido mis senderos.