JOSUÉ 8:30-35
JOSUÉ 8:30-35 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces Josué edificó un altar al Señor, Dios de Israel, en el monte Ebal, como Moisés, siervo del Señor, lo había mandado a los hijos de Israel y como está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras enteras sin labrar. Ofrecieron sobre él holocaustos al Señor y sacrificaron ofrendas de paz. También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel. Todo Israel, tanto los extranjeros como los naturales, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba en pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto del Señor. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo del Señor, lo había mandado antes, para que primero bendijeran al pueblo de Israel. Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley. No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés que Josué no hiciera leer delante de toda la comunidad de Israel, de las mujeres, los niños y los extranjeros que habitaban entre ellos.
JOSUÉ 8:30-35 La Palabra (versión española) (BLP)
Entonces Josué construyó un altar al Señor, Dios de Israel, en el monte Ébal, conforme a lo que Moisés, siervo del Señor, había mandado a los israelitas y está escrito en el libro de la Ley de Moisés, a saber: un altar de piedras sin labrar, no tocadas por el hierro. A continuación ofrecieron al Señor holocaustos sobre él e inmolaron sacrificios de comunión. Y allí mismo grabó Josué sobre las piedras una copia de la ley que Moisés había escrito en presencia de los israelitas. Y todo Israel, con sus ancianos, sus funcionarios y sus jueces, estaba de pie a ambos lados del Arca, ante los sacerdotes levitas que portaban el Arca de la alianza del Señor; extranjeros y nativos se colocaron la mitad en la falda del monte Garizín y la otra mitad en la falda del monte Ébal, según había mandado Moisés, siervo del Señor, cuando bendijo por primera vez al pueblo de Israel. Luego, Josué leyó todas las palabras de la ley —tanto bendiciones como maldiciones— tal como está escrito en el libro de la Ley. Ni una sola palabra de cuantas Moisés había prescrito dejó Josué de leer en presencia de toda la asamblea de Israel, incluidas las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos.
JOSUÉ 8:30-35 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Entonces Josué construyó en el monte Ebal un altar al Señor, el Dios de Israel, tal como Moisés, el siervo del Señor, se lo había ordenado a los israelitas, y conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés: “Un altar de piedras sin labrar.” Entonces los israelitas ofrecieron holocaustos sobre el altar y presentaron sacrificios de reconciliación. Luego, en presencia de los israelitas, Josué grabó en las piedras del altar la ley que Moisés les había dado. Entonces todo el pueblo, tanto los descendientes de Israel como los extranjeros, y todos los ancianos, oficiales y jueces, se pusieron a los lados del arca del pacto del Señor, frente a los sacerdotes levitas que la llevaban a hombros. Para la bendición del pueblo de Israel, la mitad de ellos estaba en el lado del monte Guerizim y la otra mitad en el lado del monte Ebal, tal como lo había ordenado desde el principio Moisés, el siervo del Señor. Después Josué leyó cada una de las palabras del libro de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones. No hubo una sola palabra de todo lo que Moisés había mandado, que no leyera Josué ante toda la comunidad de Israel, incluyendo a las mujeres y los niños, y aun a los extranjeros que vivían entre ellos.
JOSUÉ 8:30-35 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Entonces Josué levantó, en el monte Ebal, un altar al SEÑOR, Dios de Israel, tal como Moisés, siervo del SEÑOR, había ordenado a los israelitas. Lo levantó de acuerdo con lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar, es decir, que no habían sido trabajadas con ninguna herramienta. En él ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión al SEÑOR. Allí, en presencia de los israelitas, Josué escribió en tablas de piedra una copia de la ley que Moisés había escrito. Todos los israelitas, con sus jefes, oficiales y jueces, estaban de pie a ambos lados del arca del pacto, frente a los sacerdotes levitas que la cargaban en hombros. Tanto los israelitas como los inmigrantes tomaron sus posiciones, la mitad de ellos hacia el monte Guerizín y la otra mitad hacia el monte Ebal, tal como Moisés, siervo del SEÑOR, había mandado cuando bendijo por primera vez al pueblo de Israel. Luego Josué leyó todas las palabras de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones, según lo que estaba escrito en el libro de la ley. En esta lectura que hizo Josué ante toda la asamblea de los israelitas, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los inmigrantes, no se omitió ninguna palabra de lo ordenado por Moisés.