JOB 35:1-16
JOB 35:1-16 Reina Valera 2020 (RV2020)
Prosiguió Eliú su razonamiento: ¿Piensas que ha sido correcto decir: «Más justo soy yo que Dios?». Porque tú dices: «¿Qué ventaja sacaré de ello? ¿O qué provecho tendré de no haber pecado?». Pues yo te responderé con razones, tanto a ti como a tus compañeros. Mira a los cielos. Contémplalos y considera que las nubes están más altas que tú. Si pecas, ¿qué habrás logrado contra él? Si tus rebeliones se multiplican, ¿qué daño le harás tú? Y si eres justo, ¿en qué le beneficiarás? ¿O qué recibirá de tu mano? Solo a un hombre como tú lo daña tu impiedad; y a un hijo de hombre le es provechosa tu justicia. Claman a causa de las muchas violencias y se lamentan por el poder de los grandes. Pero nadie dice: «¿Dónde está Dios, mi Hacedor, que llena de cánticos la noche, que nos enseña más que a las bestias de la tierra y nos hace sabios más que a las aves del cielo?». Allí claman, pero él no escucha, a causa de la soberbia de los malos. Ciertamente, Dios no escucha lo que es vanidad; ni siquiera lo mira el Omnipotente. ¿Cuánto menos, pues, cuando dices que no haces caso de él? Tu causa está delante de él. Por tanto, aguárdalo. Mas ahora, porque en su ira no castiga ni inquiere con rigor, por eso abre Job su boca en vano y multiplica palabras sin sabiduría.
JOB 35:1-16 La Palabra (versión española) (BLP)
Elihú continuó su discurso: ¿Crees que es justo afirmar: «Tengo razón contra Dios»? O decir: «¿Qué más le da?, ¿qué saco yo con no pecar?». Voy a responder a tus argumentos y, de paso, a los de tus amigos. Contempla atento el cielo, fíjate en las nubes tan altas. ¿Qué mal le causas a Dios cuando pecas o en qué le afectan tus numerosos delitos? Si eres honrado, ¿qué le das o qué recibe de tu mano? Tu maldad afectaría a alguien como tú; tu honradez, a los seres humanos. La gente protesta bajo la dura opresión, pide socorro ante el poder del tirano; pero no dice: «¿Dónde está mi Hacedor, que llena la noche de cantos de júbilo y nos hace más sabios que las bestias de la tierra, más inteligentes que las aves del cielo?». Algunos protestan, pero no responde; el orgullo de los malvados tiene la culpa. Dios no escucha falsedades, el Todopoderoso no hace ni caso. Y menos cuando dices: «No lo veo, le he expuesto mi causa y espero». Pero como su cólera no estalla ni parece prestar atención al delito, Job abre su boca y echa viento, multiplicando palabras sin sentido.
JOB 35:1-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¿Te parece justo, Job, afirmar que Dios debe darte la razón? Pues has dicho a Dios: “¿Qué te importa si yo peco? ¿En que te perjudica mi pecado?” Bien, yo te voy a responder a ti, y también a tus amigos. Fíjate en el cielo y mira qué altas están las nubes sobre ti. Si pecas, eso no afecta a Dios; por muchos pecados que cometas, no le haces nada. Y si actúas bien, nada le das; no le haces ningún beneficio. Es a los hombres como tú a quienes afecta tu pecado y a quienes benefician tus buenas acciones. Bajo el peso de la opresión, los hombres gritan y buscan quien los salve de los poderosos; pero no buscan al Dios que los creó, al que da fuerzas en las horas más oscuras, al que nos instruye y nos enseña por medio de los animales y las aves. Gritan, pero Dios no les contesta, porque son hombres malos y orgullosos. Dios, el Todopoderoso, no hace caso a las falsedades. Aun cuando dices que no ves a Dios, espéralo, pues tu caso está en su presencia. Dices que él no se enoja ni castiga, que no presta mucha atención al pecado. ¡Pero, Job, estás diciendo cosas sin sentido, estás hablando mucho y sin inteligencia!
JOB 35:1-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Además, Eliú dijo: «¿Crees tener la razón, Job, cuando afirmas: “Mi justicia es mayor que la de Dios”?, y cuando te atreves a preguntarle: “¿En qué te beneficias si no peco?” Pues bien, voy a responderos a ti y a tus amigos. Mira hacia el cielo, y fíjate bien; contempla las nubes en lo alto. Si pecas, ¿en qué afectas a Dios? Si multiplicas tus faltas, ¿en qué lo dañas? Si actúas con justicia, ¿qué puedes darle? ¿Qué puede recibir de parte tuya? Hagas el mal o hagas el bien, los únicos afectados serán tus semejantes. »Todo el mundo clama bajo el peso de la opresión, y pide ser librado del brazo del poderoso. Pero nadie dice: “¿Dónde está Dios, mi Hacedor, que renueva mis fuerzas por las noches, que nos enseña más que a las bestias del campo, que nos hace más sabios que las aves del cielo?” Si Dios no responde al clamor de la gente, es por la arrogancia de los malvados. Dios no escucha sus vanas peticiones; el Todopoderoso no les presta atención. Aun cuando digas que no puedes verlo, tu caso está delante de él, y debes aguardarlo. Tú dices que Dios no se enoja ni castiga, y que no se da cuenta de tanta maldad; pero tú, Job, abres la boca y dices tonterías; hablas mucho y no sabes lo que dices».