JOB 29:7-17
JOB 29:7-17 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces, yo salía a la puerta, a juicio, y en la plaza hacía preparar mi asiento. Al verme, los jóvenes se escondían, los ancianos se levantaban y permanecían en pie, los príncipes dejaban de hablar y se tapaban la boca con la mano, y la voz de los principales se apagaba y se les pegaba la lengua al paladar. Entonces, los que me oían me llamaban dichoso, y los que me veían lo confirmaban, porque yo libraba al pobre que clamaba y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del que estaba a punto de perderse venía sobre mí, y al corazón de la viuda yo procuraba alegría. Iba yo vestido de justicia, cubierto con ella; como manto y diadema era mi rectitud. Yo era ojos para el ciego, pies para el cojo y padre para los necesitados. De la causa que no entendía, me informaba con diligencia; y quebraba los colmillos del malvado; de sus dientes le hacía soltar la presa.
JOB 29:7-17 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
cuando yo tomaba asiento en el lugar de reunión de la ciudad. Los jóvenes, al verme, se hacían a un lado, y los ancianos se ponían en pie. Aun los hombres importantes dejaban de hablar y hacían señas de guardar silencio. Los gobernantes bajaban la voz; se les pegaba la lengua al paladar. La gente, al verme o al oirme, me felicitaba y hablaba bien de mí, pues yo socorría al huérfano y al pobre, gente a la que nadie ayudaba. El que estaba en la ruina me daba las gracias; mi ayuda era para las viudas motivo de alegría. La justicia y la honradez formaban parte de mí mismo: eran mi ropa de todos los días. ¡Yo era ojos para el ciego y pies para el lisiado, padre de los necesitados y defensor de los extranjeros! Yo rompía la quijada a los malvados y les quitaba la presa de los dientes.
JOB 29:7-17 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
cuando ocupaba mi puesto en el concejo de la ciudad, y en la plaza pública tomaba asiento, los jóvenes al verme se hacían a un lado, y los ancianos se ponían de pie; los jefes se abstenían de hablar y se tapaban la boca con las manos; los nobles bajaban la voz, y la lengua se les pegaba al paladar. Los que me oían, hablaban bien de mí; los que me veían, me alababan. Si el pobre recurría a mí, yo lo ponía a salvo, y también al huérfano si no tenía quien lo ayudara. Me bendecían los desahuciados; ¡por mí gritaba de alegría el corazón de las viudas! De justicia y rectitud me revestía; ellas eran mi manto y mi turbante. Para los ciegos fui sus ojos; para los tullidos, sus pies. Fui padre de los necesitados y defensor de los extranjeros. A los malvados destroné; ¡de sus fauces les arrebaté la presa!
JOB 29:7-17 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando iba a la puerta de la ciudad y, al tomar asiento en la plaza, los jóvenes se escondían al verme, los ancianos se ponían de pie; la gente principal callaba, tapándose la boca con la mano; enmudecía la voz de los notables, se les pegaba la lengua al paladar. La gente que me oía me felicitaba, quien lo veía se ponía de mi parte; yo libraba al pobre suplicante, al huérfano carente de ayuda; recibía la gratitud del moribundo, devolvía la alegría a las viudas. La justicia me cubría como un vestido, me arropaba lo mismo que un manto, y el derecho me servía de turbante. Yo era ojos para el ciego, era pies para los cojos; era padre de los pobres, abogado de extranjeros. Rompía los colmillos del malvado y arrancaba la pieza de sus dientes.