JOB 22:1-11
JOB 22:1-11 Reina Valera 2020 (RV2020)
Replicó Elifaz de Temán: ¿Podrá el ser humano ser útil a Dios cuando el sabio apenas es útil para sí? ¿Le beneficia al Omnipotente que tú seas justo? ¿Le aprovecha de algo que tú hagas perfectos tus caminos? ¿Acaso por tu piedad te castiga o entra a juicio contigo? Por cierto, tu maldad es grande y tus iniquidades no tienen fin. Sin motivo exigías prendas a tu hermano y al desnudo despojabas de su ropa. No dabas de beber agua al cansado y negaste el pan al hambriento. ¡Tú, el hombre pudiente que poseía la tierra, el distinguido que habitaba en ella, a las viudas despedías con las manos vacías y dejabas sin ayuda a los huérfanos! Por eso estás rodeado de lazos y te asaltan temores repentinos; estás en tinieblas, de modo que no ves, y te cubre un torrente de agua.
JOB 22:1-11 La Palabra (versión española) (BLP)
Elifaz de Temán respondió así: ¿Puede un mortal ser útil a Dios cuando apenas el sabio lo es para sí? ¿Le importa al Todopoderoso tu honradez? ¿Le aprovecha en algo tu recta conducta? ¿Crees que te castiga por tu piedad, o te emplaza a juicio por eso? ¿No será por tu maldad sin límites, por tus incontables delitos? Exigías sin motivo prendas a tus hermanos, despojabas de su ropa al desnudo; no dabas agua al sediento, negabas el pan al hambriento. Como poderoso dueño del país, arrogante habitante de él, despedías a las viudas de vacío y debilitabas los brazos de los huérfanos. Por eso te encuentras entre redes, te asalta de improviso el terror, la oscuridad no te permite ver, te engullen aguas caudalosas.
JOB 22:1-11 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¿Crees tú que el hombre, por muy sabio que sea, podrá serle a Dios de alguna utilidad? ¿Qué interés o beneficio obtiene el Todopoderoso de que tú seas recto e intachable? Si él te corrige y te llama a juicio, no es porque tú le sirvas con fidelidad, sino porque tu maldad es mucha y tus pecados no tienen límite. Tú, sin necesitarlo, exigías prenda a tus hermanos; les quitabas las ropas y los dejabas desnudos. A quien tenía sed, no le dabas agua; a quien tenía hambre, no le dabas de comer. ¡Como eras poderoso y respetable, te creías el dueño de la tierra! Dejabas ir a las viudas con las manos vacías y maltratabas a los huérfanos. Por eso, ahora el peligro te rodea y te sientes de pronto lleno de terror. Todo es oscuridad, no puedes ver nada; un torrente de agua te inunda.
JOB 22:1-11 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
A esto respondió Elifaz de Temán: «¿Puede alguien, por muy sabio que sea, serle a Dios de algún provecho? ¿Sacará alguna ventaja el Todopoderoso con que seas un hombre justo? ¿Tendrá algún beneficio si tu conducta es intachable? ¿Acaso te reprende por temerlo, y por eso te lleva a juicio? ¿No es acaso demasiada tu maldad? ¿Y no son incontables tus pecados? Sin motivo demandabas fianza de tus hermanos, y en prenda los despojabas de sus mantos; ¡desnudos los dejabas! Al sediento no le dabas agua; al hambriento le negabas la comida. Hombre poderoso, te adueñaste de la tierra; hombre ilustre, en ella te asentaste. No les dabas nada a las viudas, y para colmo les quitabas todo a los huérfanos. Por eso ahora te ves rodeado de trampas, y te asaltan temores repentinos; la oscuridad te impide ver, y te ahogan las aguas torrenciales.