JOB 15:1-35
JOB 15:1-35 Reina Valera 2020 (RV2020)
Replicó Elifaz el temanita: ¿Responderá el sabio con vana sabiduría, y llenará su vientre de viento del este? ¿Disputará con palabras inútiles y con razones sin provecho? Tú también destruyes el temor a Dios, y menoscabas la oración delante de él. Por cuanto tu boca ha revelado tu iniquidad, pues has escogido el hablar con astucia, tu propia boca te condenará, no yo; y tus labios testificarán contra ti. ¿Acaso naciste tú antes que Adán? ¿Fuiste formado antes que los collados? ¿Oíste tú acaso el secreto de Dios? ¿Está limitada a ti la sabiduría? ¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos? ¿Qué entiendes tú que nosotros no entendamos? Cabezas canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros, mucho más avanzados en días que tu padre. ¿En tan poco tienes el consuelo que viene de Dios y las amables palabras que se te dicen? ¿Por qué permites que el enojo te domine y que tus ojos brillen de rabia? ¿Por qué contra Dios vuelves tu espíritu, y lanzas tales palabras por tu boca? ¿Qué es el ser humano para que sea puro, para que se justifique el nacido de mujer? Dios en sus santos no confía, y ni aun los cielos son puros delante de sus ojos; ¿cuánto menos el hombre, este ser abominable y vil que bebe la iniquidad como agua? Escúchame, pues yo te voy a mostrar y a contar lo que he visto, lo que los sabios nos contaron de sus padres, y no lo ocultaron: que únicamente a ellos fue dada la tierra, y que ningún extraño pasó por en medio de ellos. Todos sus días, el impío es atormentado de dolor, y el número de sus años le está escondido al violento. Estruendos espantosos resuenan en sus oídos; cuando disfruta de paz, viene el ladrón y le roba. Él no cree que volverá de las tinieblas, y está descubierto frente a la espada. Vaga errante, tras el pan, y dice: «¿Dónde está?». Sabe que le está preparado el día de tinieblas. Tribulación y angustia lo turban, y se lanzan contra él como un rey dispuesto para la batalla, por cuanto él extendió su mano contra Dios y se portó con soberbia contra el Todopoderoso. Corrió contra él con el cuello erguido, tras la espesa barrera de sus escudos. Aunque la grasa cubra su rostro y haga pliegues en sus costados, habitará en ciudades asoladas, en casas desiertas y en ruinas. No prosperará, ni durarán sus riquezas, ni extenderá sus bienes por la tierra. No escapará de las tinieblas; la llama secará sus ramas y con el aliento de la boca de Dios perecerá. No confíe el iluso en la vanidad, porque ella será su recompensa. Él será cortado antes de tiempo y sus renuevos no reverdecerán. Como la vid, perderá sus uvas antes de madurar, y esparcirá su flor como el olivo. Porque la reunión de los impíos será asolada y el fuego consumirá la casa del que soborna. Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad, y en sus entrañas traman engaño.
JOB 15:1-35 La Palabra (versión española) (BLP)
Elifaz de Temán respondió así: ¿Da un sabio respuestas vanas? ¿Llena su vientre de viento del este? ¿Propone argumentos inútiles, palabras que no valen nada? Peor tú, que te muestras impío y anulas así los coloquios con Dios. Tu pecado inspira tus palabras, usas el lenguaje de la astucia. Tu boca te condena, no yo; tus labios testifican contra ti. ¿Eres el primogénito de la humanidad y te engendraron antes que a las colinas? ¿Has asistido al consejo divino? ¿Solo tú posees sabiduría? ¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos, qué entiendes tú que nosotros no entendamos? Entre nosotros hay ancianos venerables, más repletos de días que tu padre. ¿Te sabe a poco el consuelo de Dios, las amables palabras que escuchas? ¿Por qué dejas que te domine la pasión y miras con ojos desorbitados, haciendo a Dios objeto de tu cólera y lanzando esas palabras por tu boca? ¿Qué es el ser humano para sentirse puro, el nacido de mujer para creerse inocente? Si Dios no confía en sus santos ni le parecen puros los cielos, ¿qué decir del infame y corrompido, del ser humano que se sacia de maldad? Escúchame, que quiero hablarte, voy a decirte lo que he visto, lo que han contado los sabios y han transmitido sus antepasados, aquellos a quienes entregaron el país, cuando no había mezcla de extranjeros. El malvado vive entre tormentos, al tirano le esperan años contados; le zumban los oídos con ecos de terrores, lo asalta el Devastador mientras vive en paz. Que no piense que escapará de las tinieblas, pues está destinado a la espada; desechado como pasto de buitres, sabe que es cierta su ruina. Los días tenebrosos lo aterran, lo atenazan angustia y ansiedad, como a un rey que se lanza al ataque. Y es que alzó su mano contra Dios e intentó retar al Todopoderoso, arremetiendo directo contra él tras la maciza panza de su escudo. Aunque rebosen grasa sus carrillos y el sebo forre sus lomos, vivirá en pueblos arruinados, en casas donde nadie habita, destinadas a ser escombreras. No se enriquecerá ni durarán sus bienes, no crecerán sus posesiones sobre la tierra. No podrá huir de la oscuridad, una llama secará sus brotes, el viento barrerá sus renuevos. Que no confíe en su buena talla, pues su rama acabará fracasando. Antes de tiempo se marchitará, sus ramas no reverdecerán. Será viña cuyas uvas no maduran, olivo que pierde sus flores. No da frutos la casta de los impíos, el fuego consume sus hogares. Quien se preña de maldad, pare desgracia; en su vientre se prepara la decepción.
JOB 15:1-35 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El sabio no responde con palabras huecas ni se hincha con razones que sólo son viento; no habla por hablar ni usa argumentos sin valor. Pero tú acabas con la reverencia a Dios: ¡destruyes la devoción sincera! Tu mala conciencia hace que hables así y que uses palabras engañosas. No hace falta que yo te acuse, pues tu propia boca te condena. ¿Piensas que antes de ti no había nadie o que ni siquiera existían las montañas? ¿Acaso te crees el consejero privado de Dios o el único sabio del mundo? ¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos? ¿Qué conoces tú que nosotros ignoremos? ¡Nosotros somos gente ya madura, con más experiencia que tu propio padre! ¿No te basta con que Dios mismo te consuele y con que te hablemos suavemente? ¿Por qué te dejas llevar de la pasión y echas chispas por los ojos? ¿Por qué te enfureces contra Dios y das rienda suelta a tus protestas? No hay hombre que sea puro ni que esté libre de culpa. Si ni aun los ángeles merecen toda su confianza, si ni siquiera el cielo es puro a sus ojos, ¡mucho menos el hombre, corrompido y despreciable, que hace el mal como quien bebe agua! Escúchame, pues te voy a decir algo que sé por experiencia, algo que los sabios nos enseñan. Ellos lo aprendieron de sus antepasados, a quienes fue dada la tierra y entre quienes no hubo mezcla de extranjeros. La vida del hombre malvado y violento es corta y llena de tormentos. Oye ruidos que le asustan; cuando más seguro está, le asaltan los ladrones. No tiene esperanza de escapar de la oscuridad: ¡un puñal le espera para matarlo! Su cadáver servirá de alimento a los buitres; él sabe que su ruina es inevitable. La oscuridad le llenará de terror, y le asaltarán la angustia y la desgracia, como cuando un rey ataca en la batalla. Esto le pasa al que levanta su mano contra Dios, al que se atreve a desafiar al Todopoderoso, al que, protegido con un escudo, se lanza de forma insolente contra Dios. Llenos de grasa tiene la cara y los costados. Las ciudades donde viva quedarán en ruinas; las casas quedarán abandonadas y convertidas en un montón de escombros. No será rico por mucho tiempo ni se extenderán sus posesiones en la tierra. No podrá escapar de las tinieblas. Será como una planta cuyos retoños quema el fuego o cuyas flores arranca el viento. Que no confíe tontamente en el engaño, pues no logrará más que ser engañado. Antes de tiempo se secarán sus ramas, y no volverán a reverdecer. Será como una vid cuyas uvas no maduran, como un olivo cuyas flores se caen. Los impíos no tendrán descendencia, y sus casas, enriquecidas por el soborno, arderán en el fuego. Están preñados de maldad y dan a luz desdicha; el fruto que producen es el engaño.
JOB 15:1-35 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Replicó entonces Elifaz de Temán: «El sabio no responde con vana sabiduría ni explota en violenta verborrea. Tampoco discute con argumentos vanos ni con palabras huecas. Tú, en cambio, restas valor al temor a Dios y tomas a la ligera la devoción que él merece. Tu maldad pone en acción tu boca; hablas igual que los pícaros. Tu propia boca te condena, no la mía; tus propios labios testifican contra ti. »¿Eres acaso el primer hombre que ha nacido? ¿Naciste acaso antes que los montes? ¿Tienes parte en el consejo de Dios? ¿Acaso eres tú el único sabio? ¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos? ¿Qué has percibido que nosotros ignoremos? Las canas y la edad están de nuestra parte, tenemos más experiencia que tu padre. ¿No te basta que Dios mismo te consuele y que se te hable con cariño? ¿Por qué te dejas llevar por el enojo? ¿Por qué te relampaguean los ojos? ¿Por qué desatas tu enojo contra Dios y das rienda suelta a tu lengua? »¿Qué es el hombre para creerse puro, y el nacido de mujer para alegar inocencia? Si Dios no confía ni en sus santos siervos, y ni siquiera considera puros a los cielos, ¡cuánto menos confiará en el hombre, que es vil y corrupto y tiene sed del mal! »Escúchame, y te lo explicaré; déjame decirte lo que he visto. Es lo que han declarado los sabios, sin ocultar nada de lo aprendido de sus padres. Solo a ellos se les dio la tierra, y ningún extraño pasó entre ellos. El impío se ve atormentado toda la vida, el desalmado tiene sus años contados. Sus oídos perciben sonidos espantosos; cuando está en paz, los salteadores lo atacan. No espera escapar de las tinieblas; condenado está a morir a filo de espada. Vaga sin rumbo; es comida de los buitres; sabe que el día de las tinieblas le ha llegado. La desgracia y la angustia lo llenan de terror; lo abruman como si un rey fuera a atacarlo, y todo por levantar el puño contra Dios y atreverse a desafiar al Todopoderoso. Contra Dios se lanzó desafiante, blandiendo grueso y resistente escudo. »Aunque su rostro esté hinchado de grasa, y le sobre carne en la cintura, habitará en lugares desolados, en casas deshabitadas, en casas a punto de derrumbarse. Dejará de ser rico; no durarán sus riquezas ni se extenderán sus posesiones por la tierra. No podrá escapar de las tinieblas; una llama de fuego marchitará sus renuevos, y el aliento de Dios lo arrebatará. Que no se engañe ni confíe en cosas vanas, porque nada obtendrá a cambio de ellas. Antes de tiempo recibirá su merecido, y sus ramas no reverdecerán. Quedará como vid que pierde sus uvas verdes, como olivo que no llega a florecer. La compañía de los impíos no es de provecho; ¡las moradas de los que aman el soborno serán consumidas por el fuego! Conciben iniquidad, y dan a luz maldad; en su vientre se genera el engaño».