JOB 10:1-7
JOB 10:1-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
¡Mi alma está hastiada de mi vida! Voy a dar libre curso a mi queja, hablaré con amargura de mi alma. Diré a Dios: «No me condenes, sino hazme entender por qué eres mi adversario. ¿Te parece bien oprimirme, desechar la obra de tus manos y favorecer los designios de los impíos? ¿Acaso son de carne tus ojos? ¿Ves tú las cosas como las ve un simple mortal? ¿Son tus días como los nuestros, o tus años como el tiempo de los seres humanos, para que estés al acecho de mi iniquidad y te dediques a indagar mi pecado, aunque sabes que no soy impío y que nadie podría librarme de tu mano?
JOB 10:1-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Me da asco mi existencia, daré rienda suelta a mis quejas, hablaré repleto de amargura. Diré a Dios: «No me declares culpable; y dime por qué eres mi adversario. ¿Disfrutas acaso oprimiéndome, rechazando la obra de tus manos, y aprobando los planes del malvado? ¿Son acaso tus ojos de carne y ves las cosas lo mismo que un humano? ¿Es tu vida la de un simple mortal, tu existencia la de un ser humano, para que busques algo malo en mí e indagues si tengo pecado? De sobra sabes que no soy culpable, pero nadie me librará de tus manos.
JOB 10:1-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Ya estoy cansado de vivir! Voy a desahogarme con mis quejas; daré rienda suelta a mi amargura. ¡Oh Dios, no me declares culpable! ¡Dime de qué me acusas! Siendo así que tú mismo me creaste, ¿te parece bien maltratarme y despreciarme, y mostrarte favorable a los planes de los malos? ¿Acaso ves las cosas como las ven los hombres? ¿Acaso es tu vida tan corta como la de un mortal? Entonces, ¿por qué andas buscándome faltas y pecados, cuando sabes que no soy culpable y que nadie me puede salvar de tu poder?
JOB 10:1-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»¡Ya estoy harto de esta vida! Por eso doy rienda suelta a mi queja; desahogo la amargura de mi alma. Le he dicho a Dios: No me condenes. Dime qué es lo que tienes contra mí. ¿Te parece bien el oprimirme y despreciar la obra de tus manos mientras te muestras complaciente ante los planes del malvado? ¿Son tus ojos los de un simple mortal? ¿Ves las cosas como las vemos nosotros? ¿Son tus días como los nuestros, tus años como los de un mortal, para que andes investigando mis faltas y averiguándolo todo acerca de mi pecado? ¡Tú bien sabes que no soy culpable y que de tus manos no tengo escapatoria!