JUAN 8:54-58
JUAN 8:54-58 Reina Valera 2020 (RV2020)
Respondió Jesús: —Si yo me glorificase a mí mismo, mi gloria nada valdría. Mi Padre es el que me glorifica. Ese de quien decís que es vuestro Dios. Vosotros no le conocéis. Yo sí le conozco. Si dijera que no le conozco, sería mentiroso como vosotros. Le conozco y obedezco su palabra. Abrahán, vuestro padre, se alegró con la esperanza de ver mi día; lo vio y se alegró. Los judíos objetaron: —¿Así que tú, que aún no tienes cincuenta años, has visto a Abrahán? Jesús respondió: —Os aseguro que antes de que Abrahán fuera yo soy.
JUAN 8:54-58 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Jesús contestó: –Si yo me honrase a mí mismo, mi honra no valdría nada. Pero el que me honra es mi Padre, el mismo que decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no le conocéis. Yo sí le conozco, y si dijera que no le conozco sería tan mentiroso como vosotros. Pero, ciertamente, le conozco y hago caso a su palabra. Abraham, vuestro antepasado, se alegró porque iba a ver mi día: y lo vio, y se llenó de gozo. Los judíos preguntaron a Jesús: –Si todavía no tienes cincuenta años, ¿cómo dices que has visto a Abraham? Jesús les contestó: –Os aseguro que yo existo desde antes que existiera Abraham.
JUAN 8:54-58 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
―Si yo me glorifico a mí mismo —les respondió Jesús—, mi gloria no significa nada. Pero quien me glorifica es mi Padre, el que vosotros decís que es vuestro Dios, aunque no lo conocéis. Yo, en cambio, sí lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como vosotros; pero lo conozco y cumplo su palabra. Abraham, vuestro padre, se regocijó al pensar que vería mi día; y lo vio y se alegró. ―Ni a los cincuenta años llegas —le dijeron los judíos—, ¿y has visto a Abraham? ―Ciertamente os aseguro que, antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!
JUAN 8:54-58 La Palabra (versión española) (BLP)
Jesús respondió: —Si yo me alabara a mí mismo, mi alabanza carecería de valor. Pero el que me alaba es mi Padre; el mismo de quien vosotros decís que es vuestro Dios. En realidad no lo conocéis; yo, en cambio, lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como vosotros. Pero yo lo conozco y cumplo sus mandatos. Abrahán, vuestro padre, se alegró con la esperanza de ver mi día; lo vio y se alegró. Los judíos le replicaron: —¿De modo que tú, que aún no tienes cincuenta años, has visto a Abrahán? Jesús les respondió: —Os aseguro que antes de que Abrahán naciera, existo yo.