JUAN 11:45-54
JUAN 11:45-54 Reina Valera 2020 (RV2020)
Muchos de los judíos que habían acompañado a María y vieron lo que Jesús había hecho creyeron en él. Sin embargo, algunos de ellos fueron a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el Concilio y dijeron: —¿Qué haremos? Este hombre hace muchas señales. Si no actuamos, todos creerán en él e intervendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Entonces, Caifás, perteneciente al Consejo y sumo sacerdote aquel año, les dijo: —Ignorantes, ¿no os dais cuenta de que es preferible que muera uno solo por el pueblo a que toda la nación sea destruida? En realidad, Caifás no hizo esta propuesta por su propia cuenta, sino que, como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación. Y no solamente por la nación judía, sino también para congregar en un solo pueblo a los hijos de Dios que estaban dispersos. A partir de aquel momento acordaron matarlo. Por eso Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se fue de Judea a una ciudad llamada Efraín, situada en la región contigua al desierto. En ella se quedó con sus discípulos.
JUAN 11:45-54 La Palabra (versión española) (BLP)
Al ver lo que había hecho Jesús, muchos de los judíos que habían ido a visitar a María creyeron en él. Otros, sin embargo, fueron a contar a los fariseos lo que Jesús acababa de hacer. Entonces, los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron una reunión urgente del Consejo Supremo donde acordaron: —Es necesario tomar alguna medida ya que este hombre está haciendo muchas cosas sorprendentes. Si dejamos que continúe así, todo el mundo va a creer en él, con lo que las autoridades romanas tendrán que intervenir y destruirán nuestro Templo y nuestra nación. Uno de ellos llamado Caifás, que era el sumo sacerdote aquel año, se explicó así: —Si fuerais perspicaces, os daríais cuenta de que es preferible que muera un solo hombre por el pueblo a que toda la nación sea destruida. En realidad, Caifás no hizo esta propuesta por su propia cuenta, sino que, por ocupar el cargo de sumo sacerdote aquel año, anunció en nombre de Dios que Jesús iba a morir por la nación. Y no solamente por la nación judía, sino para conseguir la unión de todos los hijos de Dios que se hallaban dispersos. A partir de aquel momento, tomaron el acuerdo de dar muerte a Jesús. Por este motivo, Jesús dejó de andar públicamente entre los judíos. Abandonó la región de Judea y se encaminó a un pueblo llamado Efraín, cercano al desierto. Allí se quedó con sus discípulos durante algún tiempo.
JUAN 11:45-54 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Al ver lo que Jesús había hecho, creyeron en él muchos de los judíos que habían ido a acompañar a María. Pero algunos fueron a contar a los fariseos lo hecho por Jesús. Entonces los fariseos y los jefes de los sacerdotes, reunidos con la Junta Suprema, dijeron: –¿Qué haremos? Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. Si le dejamos seguir así, todos van a creer en él, y las autoridades romanas vendrán y destruirán nuestro templo y nuestra nación. Pero uno de ellos llamado Caifás, sumo sacerdote aquel año, les dijo: –Vosotros no sabéis nada. No os dais cuenta de que es mejor para vosotros que muera un solo hombre por el pueblo y no que toda la nación sea destruida. Pero Caifás no habló así por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, dijo proféticamente que Jesús había de morir por la nación judía, y no solo por esta nación, sino también para reunir a todos los hijos de Dios que se hallaban dispersos. Desde aquel día, las autoridades judías tomaron la decisión de matar a Jesús. Por eso, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se marchó de la región de Judea a un lugar cercano al desierto, a un pueblo llamado Efraín. Allí se quedó con sus discípulos.
JUAN 11:45-54 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Muchos de los judíos que habían ido a ver a María y que habían presenciado lo hecho por Jesús creyeron en él. Pero algunos de ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron una reunión del Consejo. ―¿Qué vamos a hacer? —dijeron—. Este hombre está haciendo muchas señales milagrosas. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, y vendrán los romanos y acabarán con nuestro lugar sagrado, e incluso con nuestra nación. Uno de ellos, llamado Caifás, que ese año era el sumo sacerdote, les dijo: ―¡No sabéis nada en absoluto! No entendéis que os conviene más que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca toda la nación. Pero esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús moriría por la nación judía, y no solo por esa nación, sino también por los hijos de Dios que estaban dispersos, para congregarlos y unificarlos. Así que desde ese día convinieron en quitarle la vida. Por eso Jesús ya no andaba en público entre los judíos. Se retiró más bien a una región cercana al desierto, a un pueblo llamado Efraín, donde se quedó con sus discípulos.