JEREMÍAS 32:33-41
JEREMÍAS 32:33-41 La Palabra (versión española) (BLP)
Me dieron la espalda, que no la cara; yo los instruía continuamente, pero no escuchaban ni aprendían la lección. Metieron sus ídolos abominables en el Templo que lleva mi nombre, profanándolo. Construyeron santuarios a Baal en el valle de Ben Hinón, para pasar a fuego a sus hijos e hijas en honor a Moloc, algo que no les había ordenado ni me había pasado por la imaginación. Con esas abominaciones hicieron pecar a Judá. Pues ahora, así dice el Señor, Dios de Israel, a esta ciudad de la que decís que ha sido entregada en manos del rey de Babilonia mediante la espada, el hambre y la peste: Voy a reunirlos de todos los países adonde los dispersé con ira, con cólera y con rabia incontrolada. Los haré volver a este lugar y lo habitarán tranquilos. Serán mi pueblo y yo seré su Dios. Les daré otro corazón y haré que se comporten de tal modo que me respeten continuamente y les vaya bien a ellos y a sus descendientes. Pactaré con ellos una alianza perpetua, y así no dejaré de hacerles el bien; haré que me respeten de corazón, para que no se aparten de mí. Me alegraré de poder hacerles el bien; los plantaré de verdad en esta tierra, con todo mi corazón y con toda mi alma.
JEREMÍAS 32:33-41 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Me han dado la espalda, no la cara. Y aunque en ningún momento he dejado de instruirlos, no me han hecho caso ni han querido recibir corrección. ¡Hasta han llegado a profanar el templo que me está consagrado, poniendo allí sus ídolos detestables! También construyeron altares a Baal en el valle de Ben-hinom, para quemar a sus hijos y a sus hijas en sacrificio a Moloc, y así hacer pecar a Judá, cosa detestable que yo no les ordené y que ni siquiera pasó por mi mente. “Yo, el Señor, el Dios de Israel, digo acerca de esta ciudad que tú dices que va a caer en poder del rey de Babilonia por causa de la guerra, el hambre y la peste: Yo reuniré a sus ciudadanos de entre todos los países por donde los dispersé cuando me llené de enojo, ira y furor terrible, y los haré volver a este lugar para que en él vivan tranquilos. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Haré que tengan voluntad y determinación de honrarme toda su vida, para su propio bien y el de sus descendientes. Haré con ellos un pacto eterno: me comprometeré a no dejar nunca de hacerles bien, y les llenaré del deseo de honrarme y de no apartarse nunca de mí. Yo me alegraré de hacerles bien, y de todo corazón y con toda sinceridad los haré habitar en este país.”
JEREMÍAS 32:33-41 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Ellos no me miraron de frente, sino que me dieron la espalda. Y, aunque una y otra vez les enseñaba, no escuchaban ni aceptaban corrección. Colocaban sus ídolos abominables en la casa que lleva mi nombre, y así la profanaban. También construían altares a Baal en el valle de Ben Hinón, para pasar por el fuego a sus hijos e hijas en sacrificio a Moloc, cosa detestable que yo no les había ordenado, y que ni siquiera se me había ocurrido. De este modo hacían pecar a Judá. »Por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de Israel, acerca de esta ciudad que, según vosotros, caerá en manos del rey de Babilonia por la espada, el hambre y la pestilencia: Voy a reunirlos de todos los países adonde en mi ira, furor y terrible enojo los dispersé, y los haré volver a este lugar para que vivan seguros. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. Haré que haya coherencia entre su pensamiento y su conducta, a fin de que siempre me teman, para su propio bien y el de sus hijos. Haré con ellos un pacto eterno: Nunca dejaré de estar con ellos para mostrarles mi favor; pondré mi temor en sus corazones, y así no se apartarán de mí. Me regocijaré en favorecerlos, y con todo mi corazón y con toda mi alma los plantaré firmemente en esta tierra.
JEREMÍAS 32:33-41 Reina Valera 2020 (RV2020)
Ellos me volvieron la espalda en vez del rostro, y cuando les enseñaba desde el principio y sin cesar, no escucharon para recibir corrección, sino que pusieron sus abominaciones en la casa en la cual es invocado mi nombre, y la contaminaron. Y edificaron lugares altos a Baal, que están en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego a sus hijos y sus hijas, en honor de Moloc, lo cual no les mandé. ¡Nunca pensé que cometieran tal abominación para hacer pecar a Judá! Con todo, ahora así dice el Señor, Dios de Israel, a esta ciudad, de la cual decís vosotros: «Entregada será en mano del rey de Babilonia a espada, a hambre y a peste»: Yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, con mi enojo y mi gran indignación; los haré volver a este lugar y los haré habitar seguros, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Les daré un corazón y un camino, de tal manera que me teman por siempre, para bien de ellos y de sus hijos que vendrán después. Haré con ellos un pacto eterno: no desistiré de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. Yo me alegraré con ellos y les haré bien, los plantaré en esta tierra en verdad, con todo mi corazón y con toda mi alma.