JEREMÍAS 3:19-22
JEREMÍAS 3:19-22 Reina Valera 2020 (RV2020)
Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis Padre mío, y no os apartaréis nunca de mí. Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así os levantasteis contra mí, casa de Israel, dice el Señor. Una voz se oye sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel, porque han torcido su camino, se han olvidado del Señor, su Dios. ¡Convertíos, hijos rebeldes, y os sanaré de vuestras rebeliones!
JEREMÍAS 3:19-22 La Palabra (versión española) (BLP)
Yo había pensado: Voy a contarte entre mis hijos, te daré una tierra deliciosa, la heredad más hermosa de las naciones. Pensaba que me llamarías «Padre», que no te apartarías de mí. Pero igual que una esposa traiciona a su marido, así me traicionasteis, pueblo de Israel —oráculo del Señor—. Se escuchan voces por las dunas, el llanto suplicante de Israel, porque han equivocado su camino, han olvidado al Señor, su Dios. ¡Volved, hijos apóstatas, que voy a sanar vuestra apostasía! «Aquí estamos, venimos a ti, pues eres el Señor, nuestro Dios.
JEREMÍAS 3:19-22 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
“Israel, yo decidí aceptarte como hijo y darte una tierra envidiable, el país más bello del mundo. Y pensé que me llamarías padre y que nunca te alejarías de mí. Pero como una mujer infiel a su esposo, así vosotros me fuisteis infieles. Yo, el Señor, lo afirmo. “Se oyen voces en las lomas desiertas: ¡Son los israelitas, que lloran y piden compasión! Se desviaron del camino recto y se olvidaron de mí, el Señor su Dios. Volveos a mí, hijos rebeldes, y yo os curaré de vuestra rebeldía.”
JEREMÍAS 3:19-22 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»Yo mismo dije: »“¡Cómo quisiera tratarte como a un hijo, y darte una tierra codiciable, la heredad más hermosa de las naciones!” Yo creía que me llamarías “Padre mío”, y que nunca dejarías de seguirme. Pero tú, pueblo de Israel, me has sido infiel como una mujer infiel a su esposo», afirma el SEÑOR. Se escucha un grito en las lomas estériles, la súplica angustiosa del pueblo de Israel, porque han pervertido su conducta, se han olvidado del SEÑOR su Dios. «¡Volveos, apóstatas, y os curaré de vuestra infidelidad!»