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JEREMÍAS 28:1-12

JEREMÍAS 28:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)

Aquel mismo año, es decir, el año cuarto del reinado de Sedecías, rey de Judá, el mes quinto, Ananías, hijo de Azur, profeta natural de Gabaón, me dijo en el Templo del Señor en presencia de los sacerdotes y de toda la gente: —Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: He roto el yugo del rey de Babilonia. Dentro de dos años haré que devuelvan a este lugar todo el ajuar del Templo del Señor que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó consigo de este lugar a Babilonia. Y haré volver también a este lugar a Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a toda la gente de Judá deportada a Babilonia —oráculo del Señor—, pues haré pedazos el yugo del rey de Babilonia. El profeta Jeremías respondió al profeta Ananías en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo que estaba en el Templo del Señor, en los siguientes términos: —¡Amén, así lo haga el Señor! Que el Señor mantenga las palabras que has profetizado haciendo que vuelvan de Babilonia a este lugar tanto todos los desterrados como el ajuar del Templo del Señor. Pero escucha bien las palabras que voy a dirigirte a ti y a todos los presentes: Desde siempre, los profetas que nos precedieron a ti y a mí profetizaron a numerosos países y grandes reinos, anunciando guerras, desastres y peste. Cuando un profeta anunciaba bienestar, solo se reconocía que había sido enviado de verdad por el Señor cuando se cumplía la palabra del profeta en cuestión. El profeta Ananías arrancó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió. Después dijo Ananías ante todos los presentes: —Así dice el Señor: De este modo voy a romper el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia. Dentro de dos años lo retiraré del cuello de todas las naciones. Entonces el profeta Jeremías se retiró. Pero algún tiempo después que el profeta Ananías le arrancara el yugo de su cuello, Jeremías recibió la palabra del Señor en estos términos

JEREMÍAS 28:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)

Aquel mismo año, es decir, el año cuarto del reinado de Sedequías, rey de Judá, el mes quinto, Hananías, hijo de Azur, profeta nacido en Gabaón, me dijo en la casa del Señor delante de los sacerdotes y de todo el pueblo: —Así ha hablado el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Quebranté el yugo del rey de Babilonia. Dentro de dos años haré volver a este lugar todos los utensilios de la casa del Señor, que Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomó de este lugar para llevarlos a Babilonia, y yo haré volver a este lugar a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los deportados de Judá que entraron en Babilonia, dice el Señor; porque yo quebrantaré el yugo del rey de Babilonia. Entonces respondió el profeta Jeremías al profeta Hananías delante de los sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la casa del Señor. Dijo el profeta Jeremías: —¡Amén, así lo haga el Señor! Confirme el Señor tus palabras, con las que profetizaste que los utensilios de la casa del Señor, y todos los deportados, han de ser devueltos de Babilonia a este lugar. Con todo, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus oídos y en los oídos de todo el pueblo: Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti en tiempos pasados, profetizaron guerra, aflicción y peste contra muchas tierras y contra grandes reinos. Cuando se cumpla la palabra del profeta que profetiza paz, entonces él será conocido como el profeta que el Señor en verdad ha enviado. Entonces, el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías, y lo quebró. Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo: —Así ha dicho el Señor: De esta manera, dentro de dos años, romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones. Siguió Jeremías su camino. Después que el profeta Hananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino palabra del Señor a Jeremías

JEREMÍAS 28:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

En el quinto mes del mismo año, es decir, del año cuarto del reinado de Sedequías en Judá, el profeta Hananías, hijo de Azur, del pueblo de Gabaón, se dirigió a Jeremías en el templo, delante de los sacerdotes y de todo el pueblo, y le dijo: –El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice: ‘Voy a romper el yugo del rey de Babilonia, y dentro de dos años haré que sean devueltos a este lugar todos los utensilios del templo que se llevó a Babilonia el rey Nabucodonosor. Y también haré que regresen a este lugar Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, y toda la demás gente que fue desterrada de Judá a Babilonia. Sí, yo romperé el yugo del rey de Babilonia. Yo, el Señor, lo afirmo.’ El profeta Jeremías respondió al profeta Hananías delante de los sacerdotes y de todo el pueblo que se encontraba en el templo: –¡Sí, ojalá el Señor haga eso! ¡Ojalá haga el Señor que se cumplan las palabras que has dicho, y que sean devueltos los utensilios del templo y regresen de Babilonia todos los desterrados! Pero escucha esto que os digo a ti y a todo el pueblo: Los profetas que hubo en tiempos pasados, antes que naciéramos tú y yo, anunciaron guerra, calamidad y peste contra numerosas naciones y reinos poderosos. Pero cuando un profeta anuncia prosperidad, solamente si se cumplen sus palabras se comprueba que realmente el Señor lo envió. Entonces Hananías quitó a Jeremías el yugo del cuello y lo hizo pedazos, al tiempo que decía delante de todo el pueblo: –El Señor dice: ‘De esta misma manera, dentro de dos años quitaré del cuello de todas las naciones el yugo del rey Nabucodonosor de Babilonia, y lo romperé.’ Jeremías se fue. Algún tiempo después de que Hananías quitara a Jeremías el yugo que llevaba al cuello y lo rompiera, el Señor se dirigió al profeta Jeremías y le dijo

JEREMÍAS 28:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

En el quinto mes de ese mismo año cuarto, es decir, al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá, el profeta Jananías hijo de Azur, que era de Gabaón, me dijo en la casa del SEÑOR, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo: ―Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Voy a quebrar el yugo del rey de Babilonia. Dentro de dos años devolveré a este lugar todos los utensilios que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó de la casa del SEÑOR a Babilonia. También haré que vuelvan a este lugar Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y todos los que fueron deportados de Judá a Babilonia. ¡Voy a quebrar el yugo del rey de Babilonia! Yo, el SEÑOR, lo afirmo”. En presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo que estaba en la casa del SEÑOR, el profeta Jeremías le respondió al profeta Jananías: ―¡Amén! Que así lo haga el SEÑOR. Que cumpla el SEÑOR las palabras que has profetizado. Que devuelva a este lugar los utensilios de la casa del SEÑOR y a todos los que fueron deportados a Babilonia. Pero presta atención a lo que voy a deciros a ti y a todo el pueblo: Los profetas que nos han precedido profetizaron guerra, hambre y pestilencia contra numerosas naciones y grandes reinos. Pero a un profeta que anuncia paz se le reconoce como profeta verdaderamente enviado por el SEÑOR solo si se cumplen sus palabras. Entonces el profeta Jananías tomó el yugo que estaba sobre el cuello del profeta Jeremías, y lo quebró. Y dijo en presencia de todo el pueblo: ―Así dice el SEÑOR: “De esta manera voy a quebrar, dentro de dos años, el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que pesa sobre el cuello de todas las naciones”. El profeta Jeremías, por su parte, optó por seguir su camino. Algún tiempo después de que el profeta Jananías quebrara el yugo que pesaba sobre el cuello de Jeremías, la palabra del SEÑOR vino a este profeta