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JEREMÍAS 15:1-9

JEREMÍAS 15:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

El Señor me dijo: “Aunque Moisés y Samuel se presentaran aquí, delante de mí, yo no tendría compasión de este pueblo. Diles que salgan de mi presencia, que se vayan. Y si te preguntan a dónde han de ir, diles esto de mi parte: ‘Los destinados a morir de peste, a morir de peste; los destinados a morir en la guerra, a morir en la guerra; los destinados a morir de hambre, a morir de hambre; los destinados al destierro, al destierro.’ “Yo, el Señor, afirmo: Voy a enviarles cuatro diferentes castigos: los matarán en la guerra, los arrastrarán los perros, se los comerán las aves de rapiña y los devorarán las fieras. Haré que todas las naciones de la tierra sientan horror de lo que voy a hacer con ellos, por causa de lo que el rey de Judá, Manasés, hijo de Ezequías, ha hecho en Jerusalén. “¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién sentirá lástima de ti? ¿Quién se preocupará de tu salud? Tú me abandonaste, me diste la espalda. Yo, el Señor, lo afirmo. Por eso yo, cansado de tener paciencia, levanté mi mano para castigarte y te destruí. Dispersé a tu gente como a paja, sacándola de las ciudades del país; dejé sin hijos a mi pueblo, lo destruí porque no quiso dejar su mala vida. Dejé entre ellos más viudas que granos de arena tiene el mar. En pleno mediodía hice caer la muerte sobre las madres con hijos jóvenes; de repente hice caer sobre ellas la angustia y el terror. Madres con muchos hijos se desmayan, quedan sin aliento; avergonzadas y humilladas, la luz del día se les vuelve oscuridad. Si algunos quedan con vida, haré que sus enemigos los maten. Yo, el Señor, doy mi palabra.”

JEREMÍAS 15:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

El SEÑOR me dijo: «Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, no tendría compasión de este pueblo. ¡Échalos de mi presencia! ¡Que se vayan! Y, si te preguntan: “¿A dónde iremos?”, adviérteles que así dice el SEÑOR: »“Los destinados a la muerte, a la muerte; los destinados a la espada, a la espada; los destinados al hambre, al hambre; los destinados al cautiverio, al cautiverio”. »Enviaré contra ellos cuatro clases de calamidades —afirma el SEÑOR—: la espada para matar, los perros para arrastrar, las aves del cielo para devorar y las bestias de la tierra para destruir. Los convertiré en motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, por causa de lo que Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén. »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién se detendrá a preguntar por tu salud? Tú me has rechazado, te has vuelto atrás —afirma el SEÑOR—. Extenderé mi mano contra ti, y te destruiré; estoy cansado de tener compasión de ti. Te aventaré con la horquilla por las puertas de la ciudad. A ti te dejaré sin hijos, y a mi pueblo lo destruiré, porque no cambió su conducta. Haré que sus viudas sean más numerosas que la arena de los mares; en pleno día enviaré destrucción contra las madres de los jóvenes. De repente haré que caigan sobre ellas la angustia y el pavor. Se desmaya la que tuvo siete hijos; se queda sin aliento. Su sol se pone en pleno día; ¡se queda avergonzada y humillada! A sus sobrevivientes los entregaré a la espada delante de sus enemigos», afirma el SEÑOR.

JEREMÍAS 15:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)

Entonces, el Señor me dijo: —Aunque Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo. Échalos de mi presencia, y que salgan. Y si te preguntan: «¿A dónde saldremos?», les dirás que así ha dicho el Señor: El que a muerte, a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre; y el que a cautiverio, a cautiverio. Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice el Señor: espada para matar, perros para despedazar y aves del cielo y bestias de la tierra para devorar y destruir. Los entregaré a todos los reinos de la tierra para que los aterroricen, a causa de Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén. Porque ¿quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa o quién vendrá a preguntar por tu paz? Tú me dejaste, dice el Señor, te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré. ¡Estoy cansado de tener compasión! Aunque los aventé con aventador hasta las puertas de la tierra, y dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté, no se volvieron de sus caminos. Sus viudas se multiplicaron más que la arena del mar; traje contra ellos un destructor a mediodía sobre la madre y sobre los hijos; hice que de repente cayeran terrores sobre la ciudad. Languideció la que dio a luz siete; se llenó de dolor su alma, su sol se puso aunque era aún de día; fue avergonzada y llena de confusión. Y lo que de ella quede, lo entregaré a la espada delante de sus enemigos, dice el Señor.

JEREMÍAS 15:1-9 La Palabra (versión española) (BLP)

Me dijo el Señor: —Aunque se presentaran ante mí Moisés y Samuel, no me sentiría bien dispuesto hacia este pueblo. Échalos de mi presencia y que salgan. Y si te preguntan a dónde han de salir, les dices: Así dice el Señor: El destinado a la muerte, a la muerte; el destinado a la espada, a la espada; el destinado al hambre, al hambre; el destinado al destierro, al destierro. Les enviaré cuatro destructores —oráculo del Señor—: la espada para matar, los perros para despedazar, las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destrozar. Los pondré como escarmiento de todos los reinos de la tierra, por culpa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá; por lo que hizo en Jerusalén. ¿Quién te va a compadecer, Jerusalén? ¿Quién plañirá por ti? ¿Quién dará un rodeo para interesarse por tu bienestar? Fuiste tú quien me rechazaste —oráculo del Señor—, tú quien me diste la espalda; por eso alargué mi mano para aniquilarte, cansado ya de compadecerte. Los aventé con el bieldo por las ciudades del país; dejé a mi pueblo sin hijos, lo destruí por completo, pero no cambiaron de conducta. Aumenté el número de sus viudas más que las arenas del mar; contra las madres con hijos jóvenes traje devastadores en pleno mediodía; precipité sobre ellas de repente pánico y turbación. La que ha parido siete hijos desfallece exhalando suspiros; se pone para ella el sol en pleno día, está desconcertada y confusa. El resto lo entregaré a la espada como presa para sus enemigos —oráculo del Señor.