JEREMÍAS 10:17-25
JEREMÍAS 10:17-25 Reina Valera 2020 (RV2020)
Recoge del suelo tu equipaje, tú que moras en lugar fortificado, porque así ha dicho el Señor: Esta vez arrojaré con honda a los habitantes de la tierra, y los afligiré, para que lo sientan. ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! Mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: «Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla». Mi tienda está destruida y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos me han abandonado y han perecido; no hay ya quien levante mi tienda ni quien cuelgue mis cortinas. Porque los pastores se han vuelto necios y no han buscado al Señor; por eso, no han prosperado y se ha dispersado todo su rebaño. Un fuerte rumor, un gran alboroto, viene de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades de Judá, en guarida de chacales. ¡Conozco, Señor, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos! ¡Castígame, Señor, pero con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles! Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen y sobre las naciones que no invocan tu nombre, porque se comieron a Jacob, lo devoraron, lo han consumido y han asolado su morada.
JEREMÍAS 10:17-25 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
–Y tú, nación en estado de sitio, recoge tus cosas. Porque el Señor dice: ‘Esta vez voy a lanzar lejos a los habitantes de este país. Voy a ponerlos en aprietos, a ver si así me encuentran.’ –¡Ay de mí, que estoy en ruinas! ¡Mis heridas no tienen curación! ¡Y yo que pensé que podría soportar este dolor! Mi campamento está destruido, todas las cuerdas están rotas. Mis hijos me han abandonado, ¡ya no existen! Ya no hay quien vuelva a plantar mis tiendas, quien vuelva a extender sus lonas. –Los jefes de este pueblo son necios; no buscan al Señor. Por eso han fracasado y todo su rebaño está disperso. ¡Atención! ¡Llega una noticia! De un país del norte viene un gran estruendo que va a convertir las ciudades de Judá en un desierto donde solo vivan los chacales. Señor, yo sé que el hombre no es dueño de su vida, que no tiene dominio sobre su destino. Corrígenos conforme a tu justicia, y no con ira, pues nos destruirías. Descarga tu ira sobre las naciones que no te reconocen, sobre los pueblos que no te invocan, porque han devorado al pueblo de Jacob, lo han destruido por completo y han dejado en ruinas el país.
JEREMÍAS 10:17-25 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Recoge del suelo tus cosas, tú que te encuentras sitiado. Porque así dice el SEÑOR: «Esta vez arrojaré a los habitantes del país como si los lanzara con una honda. Los pondré en aprietos y dejaré que los capturen». ¡Ay de mí, que estoy quebrantado! ¡Mi herida es incurable! Pero es mi enfermedad, y me toca soportarla. Devastada está mi tienda, y rotas todas mis cuerdas. Mis hijos me han abandonado; han dejado de existir. Ya no hay nadie que arme mi tienda, y que levante mis toldos. Los pastores se han vuelto necios, no buscan al SEÑOR; por eso no han prosperado, y su rebaño anda disperso. ¡Escuchad! ¡Llega un mensaje! Un gran estruendo viene de un país del norte, que convertirá las ciudades de Judá en guarida de chacales, en un montón de ruinas. SEÑOR, yo sé que el hombre no es dueño de su destino, que no le es dado al caminante dirigir sus propios pasos. Corrígeme, SEÑOR, pero con justicia, y no según tu ira, pues me destruirías. Derrama tu furor sobre las naciones que no te reconocen, y sobre las familias que no invocan tu nombre. Porque han devorado a Jacob; se lo han tragado por completo, y han asolado su morada.
JEREMÍAS 10:17-25 La Palabra (versión española) (BLP)
Saca tus enseres de casa, tú que vives asediada, pues así dice el Señor: Esta vez voy a expulsar con honda a todos los habitantes del país; voy a hostigarlos de tal modo que no les permitiré escapar. ¡Ay de mí, qué desastre, es muy grave mi herida! Y eso que yo me decía: «Es un mal que puedo aguantar». Mi tienda destrozada, las cuerdas arrancadas; mis hijos se me han ido, ya no los tengo conmigo. Ya no hay quien monte mi tienda ni quien levante las lonas. Los pastores perdieron el juicio, ya no consultan al Señor; no son competentes y se ha dispersado su rebaño. Corre la noticia: «Ahí llega un estruendo imponente desde el norte, que convertirá a las ciudades de Judá en desolación, en cueva de chacales». Ya sé, Señor, que la persona no es dueña de su conducta; que no es dueño el caminante de ir regulando sus pasos. Corrígeme, Señor, pero hazlo con medida, si no tu cólera acabaría conmigo. Derrama tu ira sobre las naciones que no te reconocen; derrámala también sobre los pueblos que no invocan tu nombre. Pues han devorado a Jacob, lo han devorado y consumido, y han asolado su morada.