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JUECES 20:26-35

JUECES 20:26-35 Reina Valera 2020 (RV2020)

Entonces subieron todos los hijos de Israel, todo el pueblo, y fueron a la casa de Dios. Lloraron, se sentaron allí en presencia del Señor, ayunaron aquel día hasta la noche y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante del Señor. Los hijos de Israel preguntaron al Señor (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días, y Finees hijo de Eleazar hijo de Aarón ministraba delante de ella): —¿Saldremos de nuevo contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos, para pelear, o desistiremos? El Señor dijo: —Subid, porque mañana yo os los entregaré. Entonces puso Israel emboscadas alrededor de Gabaa. Al tercer día subieron entonces los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín y presentaron batalla delante de Gabaa, como las otras veces. Salieron a su encuentro los benjaminitas, que se alejaron de la ciudad y comenzaron a herir a algunos del pueblo, y los mataron, como las otras veces, por los dos caminos que suben, uno de ellos sube a Bet-el y el otro a Gabaa. Así mataron en el campo a unos treinta hombres de Israel. Los hijos de Benjamín decían: —Están vencidos ante nosotros, como la vez anterior. Pero los hijos de Israel decían: —Huiremos y los alejaremos de la ciudad hasta los caminos. Entonces se levantaron todos los de Israel de su lugar y se pusieron en orden de batalla en Baal-tamar. También los emboscados de Israel salieron de sus escondites en la pradera de Gabaa. Y vinieron contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel, lo cual hizo que la batalla arreciara; pero los de Benjamín no sabían que ya el desastre se cernía sobre ellos. El Señor derrotó a Benjamín delante de Israel: aquel día mataron los hijos de Israel a veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos ellos capaces de luchar con la espada.

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JUECES 20:26-35 La Palabra (versión española) (BLP)

Entonces todos los israelitas se reunieron de nuevo en Betel; se quedaron allí sentados todo el día llorando delante del Señor, ayunando hasta la tarde y ofreciendo al Señor holocaustos y sacrificios de comunión. Consultaron luego al Señor, pues el Arca de la alianza de Dios se encontraba allí, y Finés, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, estaba entonces a su servicio. Preguntaron: —¿He de volver a combatir contra mi hermano Benjamín o debo desistir? El Señor respondió: —Subid, porque mañana lo entregaré en vuestras manos. Israel puso gente emboscada alrededor de Guibeá. El tercer día los israelitas marcharon contra los benjaminitas y se pusieron en orden de batalla frente a Guibeá, como las otras veces. Los benjaminitas les salieron al encuentro alejándose de la ciudad. Comenzaron como las otras veces a matar gente del pueblo por los dos caminos que suben, uno a Betel y otro a Guibeá; y dejaron muertos por el campo a unos treinta hombres de Israel. Los benjaminitas se decían: —Estamos derrotándolos, igual que la vez anterior. Pero los israelitas se habían dicho: —Vamos a fingir que huimos para alejarlos de la ciudad, hacia los caminos. Entonces todos los hombres de Israel salieron de sus puestos, y se desplegaron en Baal Tamar. Los emboscados de Israel por su parte atacaron desde su puesto al oeste de Gueba. Diez mil hombres elegidos de todo Israel se situaron frente a Guibeá. El combate se endureció; los benjaminitas no sospechaban la calamidad que se les venía encima. El Señor derrotó a Benjamín ante Israel y aquel día los israelitas mataron a veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos ellos hábiles guerreros en el manejo de la espada.

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JUECES 20:26-35 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Entonces todos los soldados de Israel y todo el pueblo fueron nuevamente a Betel, a lamentarse delante del Señor. Todo el día lo pasaron sin comer, y ofrecieron al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación. En aquel tiempo, el arca del pacto de Dios estaba en Betel, y su sacerdote era Finees, hijo de Eleazar y nieto de Aarón. Y los israelitas consultaron al Señor: “¿Debemos atacar una vez más a nuestros hermanos de la tribu de Benjamín, o es mejor que nos demos por vencidos?” El Señor les dijo: “Atacad, que mañana yo os daré la victoria.” Entonces algunos soldados israelitas se escondieron alrededor de Guibeá, mientras los demás marchaban aquel tercer día contra los de Benjamín y se colocaban en orden de batalla frente a Guibeá, como las otras dos veces. De nuevo, los de la tribu de Benjamín salieron de la ciudad y se alejaron de ella para atacar a los israelitas. Lograron matar a unos treinta israelitas por los caminos de Betel y Guibeá, y por los campos, y creyeron que los israelitas huían de ellos, derrotados como las dos veces anteriores. Los israelitas, sin embargo, se estaban alejando de la ciudad para que el enemigo los persiguiera hasta los caminos. De pronto los israelitas salieron de donde estaban y se colocaron en orden de batalla en Baal-tamar; por su parte, los que estaban escondidos en la pradera, alrededor de Guibeá, abandonaron sus escondites y atacaron la ciudad. Eran diez mil de los mejores guerreros israelitas los que atacaron a Guibeá. La lucha fue dura, y los de Benjamín no sabían que estaban a punto de perder. El Señor dio a los israelitas la victoria sobre los benjaminitas, y aquel día los israelitas mataron veinticinco mil cien soldados de la tribu de Benjamín.

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JUECES 20:26-35 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Entonces los israelitas, con todo el pueblo, subieron a Betel, y allí se sentaron y lloraron en presencia del SEÑOR. Ayunaron aquel día hasta el anochecer y presentaron al SEÑOR holocaustos y sacrificios de comunión. Después consultaron al SEÑOR, pues en aquel tiempo estaba allí el arca del pacto de Dios, y Finés, hijo de Eleazar y nieto de Aarón, ministraba delante de ella. Preguntaron: ―¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos, o nos retiramos? El SEÑOR respondió: ―Subid, porque mañana los entregaré en vuestras manos. Israel tendió una emboscada alrededor de Guibeá. Al tercer día subieron contra los de Benjamín y se pusieron en orden de batalla contra Guibeá, como lo habían hecho antes. Los de Benjamín salieron a su encuentro, y se vieron obligados a alejarse de la ciudad. Comenzaron a causar bajas entre los israelitas, como en las ocasiones anteriores, y alcanzaron a matar a unos treinta hombres en el campo abierto y por el camino que lleva a Betel, y también por el que lleva a Guibeá. Los benjaminitas decían: «Los estamos derrotando como antes», pero los israelitas decían: «Huyamos, para que se alejen de la ciudad hasta los caminos». De pronto, los israelitas cambiaron de táctica y presentaron batalla en Baal Tamar, y los israelitas que estaban emboscados salieron a atacar al oeste de Guibeá. Diez mil de los mejores guerreros de Israel lanzaron un ataque frontal contra Guibeá, y fue tan intenso el combate que los benjaminitas no se dieron cuenta de que la calamidad se les venía encima. El SEÑOR derrotó a Benjamín delante de Israel, y aquel día los israelitas mataron a veinticinco mil cien hombres de la tribu de Benjamín, todos ellos armados con espadas.

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