ISAÍAS 49:8-16
ISAÍAS 49:8-16 Reina Valera 2020 (RV2020)
Así dijo el Señor: En tiempo favorable te he oído, en el día de salvación te he ayudado. Te guardaré y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; para que digas a los presos: «¡Salid!», y a los que están en tinieblas: «¡Mostraos!». En los caminos serán apacentados y en todas las alturas tendrán sus pastos. No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los guiará y los conducirá a manantiales de aguas. Convertiré en camino todos mis montes y mis calzadas serán niveladas. Estos vendrán de lejos: unos del norte y del occidente, y otros de la tierra de Sinim. ¡Cantad, cielos, alabanzas, y alégrate, tierra! ¡Montes, prorrumpid en alabanzas, porque el Señor ha consolado a su pueblo y de sus pobres tendrá misericordia! Pero Sion ha dicho: «Me ha dejado el Señor, el Señor se ha olvidado de mí». ¿Se olvidará la mujer de lo que ha dado a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti! En las palmas de las manos te tengo esculpida; tus muros están siempre delante de mí.
ISAÍAS 49:8-16 La Palabra (versión española) (BLP)
Así dice el Señor: Te he respondido en el momento adecuado, te he auxiliado el día de la victoria; te formo, te convierto en alianza del pueblo, para que restaures el país y repartas heredades devastadas; para que digas a los prisioneros: «Salid», y a los que están en tinieblas: «Apareced». Pastarán por todos los caminos, tendrán pasto en todas las dunas. No pasarán hambre ni sed, no los herirá el calor del sol; pues los guía el compasivo, los conduce junto a manantiales. Convertiré los montes en camino, elevaré el nivel de los senderos. Mirad, ya llegan de lejos: unos del norte y del oeste, otros del país de Siene. Festéjalo, cielo; alégrate, tierra. Estallad, montes, en aclamaciones, que el Señor consuela a su pueblo, tiene compasión de sus desgraciados. Decía Sion: «Me ha dejado el Señor, mi Dios se ha olvidado de mí». ¿Se olvida una madre de su criatura, deja de amar al hijo de sus entrañas? Pues aunque una madre se olvidara, yo jamás me olvidaré. Aquí estás, tatuada en mis palmas, tengo siempre a la vista tus murallas
ISAÍAS 49:8-16 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El Señor dice: “Vino el momento de mostrar mi bondad, y te respondí; llegó el día de la salvación, y te ayudé. Yo te protegí para establecer por ti mi pacto con el pueblo, para reconstruir el país, para hacer que tomen posesión de las tierras arrasadas, para decir a los presos: ‘Quedáis libres’, y a los que están en la oscuridad: ‘Dejaos ver.’ Junto a todos los caminos encontrarán pastos, y en cualquier monte desierto tendrán alimento para su ganado. “No tendrán hambre ni sed, ni los molestará el sol ni el calor, porque yo los amo y los guío, y los llevaré a manantiales de agua. Abriré un camino a través de las montañas y haré que se allanen los senderos.” ¡Mirad! Vienen de muy lejos: unos del norte, otros de occidente, otros de la región de Asuán. ¡Cielo, grita de alegría! ¡Tierra, llénate de gozo! ¡Montes, lanzad gritos de felicidad!, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha tenido compasión de él en su aflicción. “Sión decía: ‘El Señor me abandonó, mi Dios se olvidó de mí.’ Pero ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré. Yo te llevo grabada en mis manos; siempre tengo presentes tus murallas.
ISAÍAS 49:8-16 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Así dice el SEÑOR: «En el momento propicio te respondí, y en el día de salvación te ayudé. Ahora te guardaré, y haré de ti un pacto para el pueblo, para que restaures el país y repartas las propiedades asoladas; para que digas a los cautivos: “¡Salid!”, y a los que viven en tinieblas: “¡Estáis en libertad!” »Junto a los caminos pastarán y en todo cerro árido hallarán pastos. No tendrán hambre ni sed, no los abatirá el sol ni el calor, porque los guiará quien tiene compasión de ellos, y los conducirá junto a manantiales de agua. Convertiré en caminos todas mis montañas, y construiré mis calzadas. ¡Mirad! Ellos vendrán de muy lejos; unos desde el norte, otros desde el oeste, y aun otros desde la región de Asuán». Vosotros los cielos, ¡gritad de alegría! Tierra, ¡regocíjate! Montañas, ¡prorrumpid en canciones! Porque el SEÑOR consuela a su pueblo y tiene compasión de sus pobres. Pero Sión dijo: «El SEÑOR me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí». «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus muros siempre los tengo presentes.