ISAÍAS 41:2-10
ISAÍAS 41:2-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que lo siguiera, entregó delante de él naciones y le hizo enseñorearse de reyes? ¿Quién los redujo a polvo con su espada, y con su arco los dispersa como paja? Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. ¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama a las generaciones desde el principio? Yo el Señor, soy el primero, y yo mismo seré con los últimos. Las costas vieron y tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron y vinieron. Cada cual ayuda a su vecino y dice a su hermano: «¡Esfuérzate!». El carpintero anima al platero y el que alisa con martillo al que bate en el yunque, pues le dice: «¡Bien está la soldadura!». Y luego lo afirman con clavos para que no se mueva. Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abrahán, mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, de tierras lejanas te llamé y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Yo te fortaleceré, y siempre te ayudaré, te sustentaré con la diestra de mi justicia.
ISAÍAS 41:2-10 La Palabra (versión española) (BLP)
¿Quién lo ha suscitado por oriente y le ofrece la victoria a cada paso, pone a su alcance a las naciones y le somete a sus reyes? Su espada los reduce a polvo, su arco los avienta como paja; los persigue y avanza seguro, y ni tocan sus pies el camino. ¿Quién lo ha hecho y realizado? El que llama al futuro desde el principio. Yo soy el Señor, el primero; y estaré presente con los últimos. Las islas lo contemplan temerosas, tiemblan los confines de la tierra; ya se acercan, ya están aquí. Cada cual ayuda a su compañero, y dice al de al lado: «Ánimo». El escultor anima al orfebre, el forjador al que golpea el yunque; le dice: «Va bien la soldadura», y la sujeta bien fuerte con clavos. Y tú, Israel, siervo mío, tú, Jacob, mi elegido, estirpe de mi amigo Abrahán, a quien tomé del confín de la tierra, a quien llamé de lejanas regiones; a quien dije: Tú eres mi siervo; te he elegido, no te he rechazado. No temas, que estoy contigo; no te angusties, que soy tu Dios. Te doy fuerza y voy a ayudarte, te sostiene mi diestra salvadora.
ISAÍAS 41:2-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¿Quién fue el que hizo aparecer en el oriente a ese rey que siempre sale victorioso? ¿Quién le entrega las naciones y hace que los reyes se le humillen, para que con su espada y su arco los triture y los disperse como a paja? ¿Quién hace que los persiga y avance tranquilo, como si no tocara el camino con los pies? ¿Quién ha realizado esta obra? ¿Quién, desde el principio, ha ordenado el curso de la historia? Yo, el Señor, el único Dios, el primero y el último. Los países del mar lo vieron y se llenaron de miedo; la tierra tembló de un extremo a otro. Ya se acercan, ya vienen.” Cada artesano ayuda y anima a su compañero. El escultor anima al joyero; el que martilla anima al que golpea el yunque, y dice si la soldadura es buena, y luego asegura la estatua con clavos para que no se tambalee. “Escucha, Israel, pueblo de Jacob, mi siervo, a quien yo he elegido, pueblo descendiente de mi amigo Abraham: Yo te saqué del extremo de la tierra, te llamé desde el rincón más alejado y te dije: ‘Tú eres mi siervo.’ Yo te elegí y no te he rechazado. No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.
ISAÍAS 41:2-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»¿Quién ha hecho venir desde el oriente a aquel que siempre sale victorioso? Pone a las naciones en sus manos; ante él los reyes se rinden. Con su espada los vuelve polvo, con su arco los dispersa como paja. Con paso firme los persigue por una senda que nunca antes pisó. ¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible? ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, soy el primero, y seré el mismo hasta el fin». Lo han visto las costas lejanas, y temen; tiemblan los confines de la tierra. ¡Ya se acercan, ya vienen! Cada uno ayuda a su compañero, e infunde aliento a su hermano. El artesano anima al joyero; y el que martilla le dice al que golpea el yunque: «¡Es buena la soldadura!»; luego asegura el ídolo con clavos para que no se tambalee. «Pero tú, Israel, mi siervo, tú, Jacob, a quien he escogido, simiente de Abraham, mi amigo: Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos, y te dije: “Tú eres mi siervo”. Yo te escogí; no te rechacé. Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.