ISAÍAS 38:14-20
ISAÍAS 38:14-20 La Palabra (versión española) (BLP)
Estoy piando como golondrina, zureo igual que paloma; mis ojos se consumen mirando a lo alto. ¡Señor, me siento oprimido, sal fiador en mi favor!». ¿Pero qué puedo decirle si es él quien lo ha hecho? Caminaré lo que me queda de vida sumido en la amargura de mi alma. Sobreviven los que el Señor protege, y entre ellos alentará mi espíritu: tú me curas y me mantienes con vida. La amargura se me ha vuelto dicha, pues has detenido mi vida al pie de una tumba vacía: has echado a tus espaldas todas mis torpes acciones. En el reino de los muertos nadie te da gracias; tampoco la muerte te alaba, ni espera en tu fidelidad la gente que baja a la fosa. Solo la vida te da gracias, como hago yo ahora ante ti. El padre enseña a los hijos lo que es tu fidelidad. Señor, sálvame y haremos resonar las arpas todos los días de nuestra vida en el Templo del Señor.
ISAÍAS 38:14-20 Reina Valera 2020 (RV2020)
Como la grulla y como la golondrina me estoy quejando; gimo como la paloma y alzo hacia lo alto mis ojos. Señor, soy víctima de la violencia, ¡dame fuerzas! ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo hará. Andaré humillado todos mis años, a causa de la amargura de mi alma. Señor, por estas cosas los seres humanos viven y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás y harás que viva. Gran amargura me sobrevino en la paz, pero a ti te agradó librar mi vida del hoyo de corrupción, porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. Pues el seol no te exaltará ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán en tu verdad. El que vive, el que vive, este te dará alabanza, como yo hoy. El padre hará notoria tu verdad a los hijos. ¡El Señor me salva! Por eso, tocaremos nuestros instrumentos y cantaremos en la casa del Señor todos los días de nuestra vida.
ISAÍAS 38:14-20 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Me quejo suavemente, como las golondrinas; gimo como las palomas. Mis ojos se cansan de mirar al cielo. ¡Señor, estoy oprimido; responde tú por mí! ¿Pero qué podré yo decirle, si él fue quien lo hizo? El sueño se me ha ido por la amargura de mi alma. Aquellos a quienes el Señor protege, vivirán, y con todos ellos viviré yo. Tú me has dado la salud, me has devuelto la vida. Mira, en vez de amargura, ahora tengo paz. Tú has preservado mi vida de la fosa destructora, porque has perdonado todos mis pecados. Quienes están en el sepulcro no pueden alabarte; los muertos no pueden darte gloria; los que bajan a la fosa no pueden esperar tu fidelidad. Solo los que viven pueden alabarte, como hoy lo hago yo. Los padres hablan a sus hijos de tu fidelidad. El Señor está aquí para salvarme. Toquemos nuestras arpas y cantemos todos los días de nuestra vida en el templo del Señor.
ISAÍAS 38:14-20 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Chillé como golondrina, como grulla; ¡me quejé como paloma! Mis ojos se cansaron de mirar al cielo. ¡Angustiado estoy, Señor! ¡Acude en mi ayuda! »Pero ¿qué puedo decir? Él mismo me lo anunció, y así lo ha hecho. La amargura de mi alma me ha quitado el sueño. Señor, por tales cosas viven los hombres, y también mi espíritu encuentra vida en ellas. Tú me devolviste la salud y me diste vida. Sin duda, fue para mi bien pasar por tal angustia. Con tu amor me guardaste de la fosa destructora, y les diste la espalda a mis pecados. El sepulcro nada te agradece; la muerte no te alaba. Los que descienden a la fosa nada esperan de tu fidelidad. Los que viven, y solo los que viven, son los que te alaban, como hoy te alabo yo. Todo padre hablará a sus hijos acerca de tu fidelidad. »El SEÑOR me salvará, y en el templo del SEÑOR todos los días de nuestra vida cantaremos con instrumentos de cuerda».