ISAÍAS 3:1-26
ISAÍAS 3:1-26 Reina Valera 2020 (RV2020)
Porque el Señor de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá, todo apoyo y sustento, toda provisión de pan y toda provisión de agua; al valiente y al guerrero, al juez y al profeta, al adivino y al anciano; al capitán de cincuenta y al hombre respetable, al consejero, al artífice excelente y al hábil orador. Y les pondré jóvenes por gobernantes: muchachos serán sus señores. Entre el pueblo brotará la violencia de unos contra otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el plebeyo contra el noble. Cuando alguien tome de la mano a su hermano, de la familia de su padre, y le diga: «Tú, por lo menos, tienes vestido, por eso, serás nuestro gobernante» y «Toma en tus manos esta ruina», él jurará aquel día: «¡No tomaré yo esa responsabilidad, pues en mi casa no hay pan ni qué vestir! ¡No me hagáis gobernante del pueblo!». Porque arruinada está Jerusalén y Judá ha caído; pues la lengua de ellos y sus obras han sido contra el Señor para acabar rebelándose contra su gloria. La apariencia de sus rostros testifica contra ellos, porque como Sodoma publican su pecado. ¡No lo disimulan! ¡Ay de sus vidas!, porque amontonaron mal para sí. Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. ¡Ay del malvado! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado. Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. ¡Pobre pueblo mío, los que te guían te engañan y tuercen el curso de tus caminos! El Señor está en pie para litigar y para juzgar a su pueblo. El Señor vendrá dispuesto a juzgar a los ancianos de su pueblo y a sus gobernantes. Porque vosotros habéis devorado la viña y tenéis en vuestras casas lo que le habéis robado al pobre. ¿Qué pensáis vosotros, los que trituráis a mi pueblo y moléis las caras de los pobres?, dice el Señor de los ejércitos. Asimismo dice el Señor: Porque son altaneras las hijas de Sion y andan con el cuello estirado, provocando con la mirada, caminando con paso insinuante, y haciendo sonar los adornos de sus pies; por todo eso, el Señor rapará la cabeza de las hijas de Sion, y descubrirá sus vergüenzas. Aquel día quitará el Señor el adorno del calzado, las redecillas, las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, los turbantes, los adornos de las piernas, los cinturones, los frascos de perfume y los amuletos, los anillos y los aros para la nariz, las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, los espejos, el lino fino, las diademas y los tocados. En lugar de los perfumes aromáticos vendrá pestilencia, soga en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de rizos del cabello; en lugar de vestidos de gala, ceñimiento de ropas ásperas, y cicatriz de fuego en vez de hermosura. Tus hombres caerán a espada y tu fuerza en la guerra. Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.
ISAÍAS 3:1-26 La Palabra (versión española) (BLP)
El Señor, Dios del universo va a privar a Jerusalén y a Judá de sustento y de soporte, de todo abasto de pan y de todo abasto de agua: de valientes y guerreros, de jueces y de profetas, de adivinos y de ancianos; de capitanes y nobles, de consejeros y artesanos, de expertos en encantamientos. Pondré de jefes a jóvenes, a chiquillos de regentes. Se acosará la gente entre sí, todos atacarán a su prójimo: el joven al anciano, el plebeyo al noble. Hermano a hermano abordará en plena casa paterna y le dirá: «Tienes un manto, serás nuestro jefe; hazte responsable de estas ruinas». Y aquel día el otro dirá: «No pienso hacer de médico; no tengo en casa manto ni pan; no me hagáis jefe del pueblo». Cae Jerusalén, Judá se derrumba; atacan de palabra y obra al Señor, acaban rebelándose contra su gloria. Sus favoritismos hablan contra ellos, proclaman sus errores, sin ocultarlos. ¡Ay de ellos, se acarrean su propia desgracia! Dichoso el justo, le irá bien, comerá del fruto de sus acciones. ¡Ay del malvado, le irá mal, recibirá la paga de sus obras! Pueblo mío, te oprimen chiquillos, eres gobernado por mujeres. Pueblo mío, tus guías te extravían, borran la huella de tus senderos. El Señor se levanta para litigar, se alza para juzgar a su pueblo. Viene el Señor dispuesto a juzgar a los ancianos y príncipes de su pueblo. Vosotros habéis depredado la viña, vuestra casa oculta el expolio del pobre. ¿Quiénes sois para aplastar a mi pueblo y triturar el rostro de los desvalidos? —Oráculo de Dios, Señor del universo. Dice el Señor: Porque son altaneras las mujeres de Sion y caminan con el cuello estirado, haciendo guiños con los ojos; por caminar con paso menudo sonando las ajorcas de sus pies, el Señor cubrirá de tiña la nuca de las mujeres de Sion, el Señor descubrirá sus vergüenzas. Aquel día arrancará el Señor sus galas: ajorcas, diademas y lunetas; pendientes, pulseras y velos; redecillas, cadenillas y cinturones; pomos de perfume y amuletos; anillos y aros para la nariz; trajes, mantos, chales y bolsos; ropa de gasa y de seda, tocados y mantillas. Y tendrán: En lugar de perfume, olor a podredumbre; en lugar de cinturón, una soga; en lugar de rizos, calvicie; en lugar de túnica, saco; en lugar de belleza, vergüenza. Tus hombres caerán a espada, tus valientes en la guerra; gemirán, harán duelo tus puertas; yacerás desolada por tierra.
ISAÍAS 3:1-26 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¡Fijaos bien! El Señor todopoderoso quitará a Jerusalén y a Judá toda clase de proveedores y toda provisión de pan y de agua. Hará desaparecer al valiente, al guerrero, al juez, al profeta, al adivino, al anciano, al capitán, al aristócrata, al consejero, al mago y al brujo, y les pondrá por jefes a unos muchachos: unos chiquillos los gobernarán. La situación será tal en el pueblo, que unos a otros, aun entre amigos, se atacarán. Los jóvenes la emprenderán contra los viejos; los despreciados, contra la gente importante. Tanto, que un hermano tomará a otro en la casa de su padre y le dirá: “Tú al menos tienes ropa que ponerte; sé, pues, nuestro jefe; gobierna este montón de ruinas.” Y el otro le responderá: “Yo no puedo remediar esos males; en mi casa no tengo comida ni ropa que ponerme. No me hagáis jefe del pueblo.” Ciertamente Jerusalén se derrumba, Judá se queda en ruinas, porque allí se dicen y hacen cosas contra el Señor, cosas que ofenden su majestad. Su mismo descaro los acusa; no ocultan sus pecados; igual que Sodoma, los hacen saber a todo el mundo. ¡Ay de ellos, pues preparan su propio castigo! Dichoso el justo, porque le irá bien y gozará del fruto de sus acciones. ¡Ay del malvado, pues le irá mal! Dios le pagará según sus propias acciones. Un chiquillo es el tirano de mi pueblo; el gobierno está en manos de mujeres. Tus dirigentes te engañan, pueblo mío, te llevan por camino equivocado. El Señor se ha preparado para juzgar, está listo para enjuiciar a su pueblo. El Señor llamará a juicio, y dirá a los ancianos y a los jefes del pueblo: “Vosotros habéis estado destruyendo mi viña; habéis robado a los pobres, y lo que robáis lo guardáis en vuestras casas. ¿Con qué derecho oprimís a mi pueblo y pisoteáis la cara a los pobres?” Lo afirma el Señor todopoderoso. El Señor dice también: “A las mujeres de Sión, que son orgullosas, que andan con la cabeza levantada, mirando con insolencia, caminando con pasitos cortos y haciendo sonar los adornos de los pies, en castigo las dejaré calvas por la tiña y pondré su desnudez al descubierto.” Aquel día el Señor hará desaparecer todos los adornos: los adornos de los pies, las diademas, las lunetas, los pendientes, los brazaletes y los velos; las bandas de la cabeza, las cadenitas de los pies, los cinturones, los frasquitos de perfume y los amuletos; los anillos, los adornos de la nariz, los vestidos elegantes, los mantos, los chales y los bolsos; los espejos, las telas finas, los turbantes y las mantillas. En vez de perfume habrá pestilencia; en vez de cinturón, una soga; en vez de elegante peinado, la cabeza calva; en vez de finos vestidos, ropa áspera; en vez de belleza, una marca con hierro candente. Tus hombres caerán en la guerra; tus guerreros morirán en la batalla. La ciudad llorará y se pondrá de luto, y quedará en completo abandono.
ISAÍAS 3:1-26 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¡Prestad atención! El Señor, el SEÑOR Todopoderoso, retira de Jerusalén y de Judá todo apoyo y sustento: toda provisión de pan, toda provisión de agua. Él retira al valiente y al guerrero, al juez y al profeta, al adivino y al anciano, al capitán y al dignatario, al consejero, al artesano experto y al hábil encantador. Les pondré como jefes a muchachos, y los gobernarán niños caprichosos. Unos a otros se maltratarán: hombre contra hombre, vecino contra vecino, joven contra anciano, plebeyo contra noble. Entonces un hombre agarrará a su hermano en la casa de su padre, y le dirá: «Sé nuestro líder, pues tienes un manto; ¡hazte cargo de este montón de ruinas!» Pero entonces el otro protestará: «Yo no soy médico, y en mi casa no hay pan ni manto; ¡no me hagas líder del pueblo!» Jerusalén se tambalea, Judá se derrumba, porque su hablar y su actuar son contrarios al SEÑOR: ¡desafían su gloriosa presencia! Su propio descaro los acusa y, como Sodoma, se jactan de su pecado; ¡ni siquiera lo disimulan! ¡Ay de ellos, porque causan su propia desgracia! Decid al justo que le irá bien, pues gozará del fruto de sus acciones. ¡Ay del malvado, pues le irá mal! ¡Según la obra de sus manos se le pagará! ¡Pobre pueblo mío, oprimido por niños y gobernado por mujeres! ¡Pobre pueblo mío, extraviado por tus guías, que tuercen el curso de tu senda! El SEÑOR se dispone a denunciar; se levanta para enjuiciar al pueblo. El SEÑOR va a juicio contra los ancianos y jefes de su pueblo: «¡Vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas! ¿Con qué derecho aplastáis a mi pueblo y pasáis por encima de los pobres?», afirma el Señor, el SEÑOR Todopoderoso. El SEÑOR dice: «Las hijas de Sión son tan orgullosas que caminan con el cuello estirado, con ojos seductores y pasitos cortos, haciendo sonar los adornos de sus pies. Por eso el Señor cubrirá de sarna la cabeza de las hijas de Sión; el SEÑOR las dejará completamente calvas». En aquel día, el Señor arrancará todo adorno: hebillas, diademas, broches, pendientes, pulseras, velos, pañuelos, cadenillas de los pies, cinturones, frasquitos de perfume, amuletos, anillos, argollas para la nariz, ropas de gala, mantos, chales, bolsos, espejos, telas finas, turbantes y mantillas. Habrá pestilencia en vez de perfume, soga en vez de cinturón, calvicie en vez de peinado elegante, ropa de luto en vez de trajes lujosos, vergüenza en vez de belleza. Tus hombres caerán a filo de espada, y tus valientes, en el campo de batalla. Las puertas de la ciudad gemirán y se vestirán de luto; desolada, la ciudad se sentará en el suelo.