ISAÍAS 27:1-13
ISAÍAS 27:1-13 Reina Valera 2020 (RV2020)
En aquel día el Señor castigará con su espada dura, grande y fuerte a Leviatán, la serpiente veloz, a Leviatán, la serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar. Aquel día cantadle a la viña deliciosa. Yo, el Señor, la guardo; a cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día para que nadie la dañe. No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá espinos y cardos contra mí en batalla? Yo los pisotearé y los quemaré a todos juntos. ¿O se acogerá alguien a mi amparo? ¡Que haga conmigo la paz!, ¡sí, que haga la paz conmigo! Vendrán días cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y llenará el mundo con sus frutos. ¿Acaso ha sido herido como fue herido quien lo hirió, o ha sido muerto como fueron muertos los que lo mataron? Con moderación lo castigarás en sus vástagos. Él los remueve con su recio viento en el día del viento del este. Así será expiada la maldad de Jacob, y esta será la única condición para que se le perdone su pecado: que vuelva todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y que no se levanten más los símbolos de Asera ni las imágenes del sol. Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada y consumirá sus ramas. Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas y vendrán mujeres a hacer fuego con ellas. Porque aquel es un pueblo sin entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, no se compadecerá de él el que lo formó. Acontecerá en aquel día, que trillará el Señor desde el río Éufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno. Acontecerá también en aquel día, que sonará una gran trompeta, vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán al Señor en el monte santo, en Jerusalén.
ISAÍAS 27:1-13 La Palabra (versión española) (BLP)
Aquel día el Señor castigará con su espadón, sólido y fuerte, a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al Dragón del mar. Aquel día cantad a la viña selecta: Yo, el Señor, me ocupo de ella, la riego muy a menudo; para que no le falten hojas, la cuido de noche y día. Se me ha pasado el enfado: aunque dé zarzas y cardos, me acerco y les prendo fuego. Quien quiera mi protección, que haga las paces conmigo, las paces haga conmigo. Vienen días en que echará raíces Jacob, en que Israel rebrotará y florecerá, sus frutos llenarán el mundo. ¿Lo ha herido como hiere a los que lo hieren? ¿Lo ha matado como mata a los que lo matan? Lo condenas expulsándolo con espanto, lo castigas con un viento impetuoso, como un día con viento del este. Así será expiada la culpa de Jacob, este será el coste de borrar su pecado: cuando convierta las piedras del altar en piedra caliza desmenuzada, cuando no queden en pie estelas ni altares en honor del sol. Sola está la ciudad fortificada: no es más que una morada abandonada, olvidada lo mismo que un desierto. Allí pastan los terneros, tumbados consumen sus ramas. Al secarse, el ramaje se quiebra; se acercan mujeres y lo queman. Este pueblo no tiene conocimiento, por eso no se apiada de él su Hacedor, no se compadece su Creador. Aquel día el Señor trillará las mieses desde el Éufrates al torrente de Egipto. Pero vosotros seréis espigados uno a uno, hijos de Israel. Aquel día sonará el cuerno grande, volverán los dispersos por Asiria, los prófugos de la tierra de Egipto. Todos se postrarán ante el Señor en el monte santo de Jerusalén.
ISAÍAS 27:1-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Aquel día, el Señor castigará con su espada terrible, inmensa, poderosa, a Leviatán, la serpiente enroscada, a Leviatán, la serpiente tortuosa, y matará al dragón que está en el mar. Aquel día el Señor dirá: “Cantad a la viña deliciosa. Yo, el Señor, soy quien la cuido y la riego con frecuencia. La cuido día y noche, para que no sufra ningún daño. No estoy enojado con ella. Si tuviera espinos y maleza, saldría a hacerles la guerra y los quemaría por completo. Si quiere que yo la proteja, que haga las paces conmigo; sí, que haga las paces conmigo.” En el futuro, el pueblo de Jacob echará raíces; Israel retoñará, florecerá y llenará el mundo con sus frutos. Dios no ha castigado a Israel como castigó a sus opresores, ni ha dado muerte a Israel como dio muerte a sus asesinos. Dios castigó a su pueblo mandándolo al destierro; lo expulsó con su soplo terrible, como cuando sopla el viento del este. Pero perdonará el pecado de Jacob y borrará sus faltas, a condición de que haga polvo todos sus altares paganos como si triturase piedra de cal, y que no queden más troncos sagrados ni altares de incienso en honor de los dioses. La ciudad fortificada quedó en ruinas, como casa abandonada, como desierto sin gente. Es un lugar donde pace el ganado, donde come las ramas y se echa a descansar. Las ramas de un árbol se quiebran cuando se secan; entonces las mujeres las recogen y hacen fuego con ellas. Es un pueblo sin inteligencia. Por eso su Creador, el que lo hizo, no le tendrá compasión ni misericordia. Aquel día, el Señor actuará desde el Éufrates hasta el río de Egipto, como quien trilla las espigas; pero vosotros, israelitas, seréis recogidos uno por uno. Aquel día se tocará la gran trompeta, y los que estaban perdidos en Asiria, lo mismo que los desterrados en Egipto, vendrán a adorar al Señor en Jerusalén, en el monte santo.
ISAÍAS 27:1-13 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En aquel día el SEÑOR castigará a Leviatán, la serpiente huidiza, a Leviatán, la serpiente tortuosa. Con su espada violenta, grande y poderosa, matará al Dragón que está en el mar. «Cantad en aquel día a la viña escogida: Yo, el SEÑOR, soy su guardián; todo el tiempo riego mi viña. Día y noche cuido de ella para que nadie le haga daño. No estoy enojado. Si tuviera zarzas y espinos, pelearía contra ella y la quemaría totalmente, a menos que ella acudiera a mi refugio e hiciera las paces conmigo, sí, que hiciera las paces conmigo». Días vendrán en que Jacob echará raíces, en que Israel retoñará y florecerá, y llenará el mundo con sus frutos. ¿Acaso el SEÑOR lo ha golpeado como hizo con quien lo golpeaba? ¿Acaso le dio muerte como hizo con quienes lo mataron? Contendió con él con guerra y destierro; lo expulsó con su soplo violento al soplar el viento del este. Así quedará expiada la iniquidad de Jacob; esta será la única condición para que se le perdone su pecado: que reduzca a polvo todas las piedras del altar, como si moliera piedra caliza, y no deje en pie ninguna imagen de Aserá ni altar de incienso alguno. En ruinas está la ciudad fortificada; es un sitio sin habitantes, abandonado como el desierto. Allí se echa el ternero, allí pace y deshoja las ramas. Una vez secas, las ramas se quiebran; vienen luego las mujeres y con ellas hacen fuego. Porque este es un pueblo sin entendimiento; por eso su creador no tiene compasión de él, ni de él se apiada quien lo formó. En aquel día el SEÑOR trillará desde las corrientes del Éufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, israelitas, seréis recogidos uno por uno. En aquel día sonará una gran trompeta. Los que fueron llevados a Asiria y los que fueron desterrados a Egipto vendrán y adorarán al SEÑOR sobre el monte santo en Jerusalén.