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OSEAS 2:2-23

OSEAS 2:2-23 Reina Valera 2020 (RV2020)

¡Contended con vuestra madre, contended, porque ella no es mi mujer ni yo su marido! Que aparte de su rostro sus prostituciones, y sus adulterios de entre sus pechos, de lo contrario, la arranque la ropa dejándola desnuda como el día en que nació; haga de ella un desierto, la convierta en tierra seca y la mate de sed. No tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución. Pues su madre se prostituyó, la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: «Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida». Por tanto, cerraré con espinos su camino, la cercaré con seto y no hallará sus caminos. Seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los hallará. Entonces dirá: «Regresaré a mi primer marido, porque mejor me iba entonces que ahora». Ella no reconoció que yo era quien le daba el trigo, el vino y el aceite, quien multiplicaba la plata y el oro que ofrecían a Baal. Por tanto, volveré y tomaré mi trigo a su tiempo y mi vino en su estación; le quitaré mi lana y mi lino que le había dado para cubrir su desnudez. Ahora descubriré su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mis manos. Pondré fin a toda su alegría, sus fiestas, sus nuevas lunas, sus sábados y todas sus solemnidades. Haré talar sus vides y sus higueras, de las cuales dijo: «Este es el salario que me dieron mis amantes». Las convertiré en un matorral y se las comerán las bestias del campo. La castigaré por los días en que quemaba incienso a los baales, cuando se adornaba con sortijas y collares, se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice el Señor. Por eso voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Allí le devolveré sus viñas, y haré del valle de Acor una puerta de esperanza. Y allí cantará, como en los días de su juventud, como en el día en que subió de la tierra de Egipto. En aquel tiempo, dice el Señor, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali. Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán. En aquel tiempo haré un pacto en su favor, con las bestias del campo, con las aves del cielo y las serpientes de la tierra. Quitaré de la tierra el arco, la espada y la guerra, y te haré dormir segura. Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás al Señor. En aquel tiempo yo responderé, dice el Señor; responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra, y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel. La sembraré para mí en la tierra; tendré misericordia de Lo-ruhama y diré a Lo-ammi: «¡Tú eres mi pueblo!», y él dirá: «¡Dios mío!».

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OSEAS 2:2-23 La Palabra (versión española) (BLP)

Los hijos de Judá y los hijos de Israel se reunirán, tendrán un solo jefe y desbordarán de la tierra porque será grande el día de Jezrael. Llamad a vuestros hermanos: «Ammí» —pueblo mío—, y a vuestras hermanas: «Rujama» —amada mía. Acusad, juzgad a vuestra madre, porque ella no es mi mujer y yo no soy su marido; que aparte de su persona los signos de su prostitución y, de entre sus senos, las marcas de su adulterio. Si no lo hace así, la despojaré y la dejaré desnuda, como en el día de su nacimiento; la dejaré como un desierto, la convertiré en tierra reseca y la haré morir de sed. Y no amaré a sus hijos, porque son hijos de prostitución. Se ha prostituido su madre, está cubierta de vergüenza la que los concibió. Decía: «Me iré detrás de mis amantes, los que me dan pan y agua, lana y lino, aceite y bebidas». Pues bien, voy a cerrar con espinos su camino y a ponerle una valla para que no encuentre el sendero. Perseguirá a sus amantes, pero no los encontrará; los buscará y no los hallará. Entonces dirá: «Volveré a mi primer marido, pues me iba mejor antes que ahora». Ella no comprendía que era yo quien le daba el trigo, el vino nuevo y el aceite; y quien le facilitaba la plata y el oro que utilizaba para hacer baales. Por eso, volveré a recoger mi trigo a su tiempo, mi vino nuevo en su sazón, y le quitaré mi lana y mi lino que le di para cubrir su desnudez. Entonces descubriré su infamia delante de sus amantes y nadie la librará de mi mano. Haré cesar toda su alegría, sus fiestas, novilunios y sábados, y todas sus solemnidades. Devastaré su viña y su higuera de las que decía: «Son la paga que me dieron mis amantes». Las convertiré en matorral y las devorarán las bestias del campo. Le pediré cuentas por los días dedicados a los baales, a los que quemaba incienso. Luego se adornaba de sortijas y collares, corría detrás de sus amantes y se olvidaba de mí —oráculo del Señor. Pero he aquí que voy a seducirla: la llevaré al desierto y le hablaré al corazón. Le devolveré sus viñas y haré del valle de Acor una puerta de esperanza; y ella me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que salió de Egipto. Y ese día —oráculo del Señor— me llamarás «marido mío» y nunca más «baal mío». Quitaré de su boca los nombres de los baales y no los recordará más. En aquel día estableceré a favor de ellos un pacto con las bestias del campo, con las aves que surcan el cielo y los reptiles que se arrastran por la tierra; en el país quebraré el arco, la espada y la guerra para que puedan descansar seguros. Te desposaré para siempre; te desposaré en justicia y en derecho, con amor y con ternura. Te desposaré en fidelidad y me reconocerás como Señor. Aquel día —oráculo del Señor— me dirigiré a los cielos que darán su respuesta a la tierra

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OSEAS 2:2-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

El Señor dice: “¡Acusad a vuestra madre, acusadla, porque ella no es ya mi esposa ni yo soy su marido! ¡Que deje de mostrarse como una prostituta! ¡Que aparte de sus pechos a sus amantes! Si no lo hace, la dejaré del todo desnuda: la pondré como el día en que nació, la convertiré en un desierto, en pura tierra seca, y la haré morir de sed. No me compadeceré de sus hijos, pues son fruto de su prostitución. Su madre se prostituyó; perdió el honor, cuando dijo: ‘Iré en busca de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas.’ “Por eso cerraré con espinos su camino y pondré una cerca a su alrededor, para que no encuentre sus senderos. Seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los encontrará. Dirá entonces: ‘Volveré a mi primer marido, pues con él me iba mejor que ahora.’ “Pero ella no reconoció que era yo quien le daba el trigo, el vino y el aceite; que era yo quien le aumentaba la plata y el oro con que fabricó sus ídolos. Por lo tanto, volveré y tomaré mi trigo y mi vino en el tiempo de su cosecha, y recogeré mi lana y mi lino, que le había dado para cubrirse. A la vista de sus amantes pondré su desnudez al descubierto. ¡Nadie la librará de mi mano! Pondré fin a su alegría, a sus fiestas y lunas nuevas, a sus sábados y a todas sus festividades. Destruiré sus viñas y sus higueras, de las que ella decía: ‘Este es el pago que me dieron mis amantes.’ Las convertiré en un matorral y se las comerán los animales salvajes. Voy a castigarla por el tiempo que pasó ofreciendo incienso a los ídolos, cuando se adornaba con anillos y collares para seguir a sus amantes olvidándose de mí. Yo, el Señor, lo afirmo. “Yo la voy a enamorar: la llevaré al desierto y le hablaré al corazón. Luego le devolveré sus viñas y convertiré el valle de Acor en puerta de esperanza para ella. Allí me responderá como en su juventud, como en el día en que salió de Egipto. Entonces me llamará ‘Marido mío’, en vez de llamarme ‘Baal mío’. Yo, el Señor, lo afirmo. Quitaré de sus labios los nombres de los baales, y jamás volverán a mencionarse. “En aquel tiempo haré en favor de Israel un pacto con los animales salvajes, con las aves y con las serpientes; romperé y quitaré de este país el arco, la espada y la guerra, para que mi pueblo descanse tranquilo. Israel, yo te haré mi esposa para siempre, mi esposa legítima, conforme a la ley, porque te amo entrañablemente. Yo te haré mi esposa y te seré fiel, y tú entonces me conocerás como el Señor. Yo, el Señor, lo afirmo: En aquel tiempo yo responderé al cielo, y el cielo responderá a la tierra; la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel. Plantaré a mi pueblo en la tierra exclusivamente para mí; tendré compasión de Lo-ruhama, y a Lo-amí le diré: ‘Tú eres mi pueblo’, y él me dirá: ‘¡Tú eres mi Dios!’ ”

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OSEAS 2:2-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

»¡Echadle en cara a vuestra madre que ni ella es mi esposa ni yo su esposo! ¡Que se quite del rostro el maquillaje de prostituta, y de entre los pechos los adornos de ramera! De lo contrario, la desnudaré por completo; la dejaré como el día en que nació. La pondré como un desierto: ¡la convertiré en tierra seca y la mataré de sed! No tendré compasión de sus hijos, porque son hijos de prostitución. Su madre es una prostituta; ¡la que los concibió es una sinvergüenza! Pues dijo: “Quiero ir tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas”. Por eso le cerraré el paso con espinos; la encerraré para que no encuentre el camino. Con ardor perseguirá a sus amantes, y al no encontrarlos dirá: “Prefiero volver con mi primer esposo, porque antes me iba mejor que ahora”. Ella no ha querido reconocer que soy yo quien le da el grano, el vino nuevo y el aceite. Yo le he multiplicado la plata y el oro, ¿y qué hizo con ellos? ¡Falsos dioses! »Por eso, llegado el momento le quitaré mi trigo y mi vino nuevo. La dejaré sin la lana y el lino que le di para cubrir su desnudez. Voy a exhibir su vergüenza a la vista de sus amantes, y nadie la librará de mi mano. Pondré fin a todo su jolgorio: sus peregrinaciones, sus lunas nuevas, sus días de reposo, y sus fiestas solemnes. Devastaré sus vides y sus higueras, que consideraba la paga de sus amantes. Las convertiré en maleza, y los animales del campo acabarán con ellas. La llamaré a cuentas por los días en que quemaba ofrendas a sus falsos dioses, cuando se adornaba con zarcillos y joyas, y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes —afirma el SEÑOR—. »Por eso, ahora voy a seducirla: me la llevaré al desierto y le hablaré con ternura. Allí le devolveré sus viñedos, y convertiré el valle de la Desgracia en el paso de la Esperanza. Allí me corresponderá, como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto. »En aquel día —afirma el SEÑOR—, ya no me llamarás: “mi señor”, sino que me dirás: “esposo mío”. Te quitaré de los labios el nombre de tus falsos dioses, y nunca más volverás a invocarlos. Aquel día haré en tu favor un pacto con los animales del campo, con las aves de los cielos y con los reptiles de la tierra. Eliminaré del país arcos, espadas y guerra, para que todos duerman seguros. Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como dote el derecho y la justicia, el amor y la compasión. Te daré como dote mi fidelidad, y entonces conocerás al SEÑOR. »En aquel día yo responderé —afirma el SEÑOR—; yo le responderé al cielo, y el cielo le responderá a la tierra; la tierra les responderá al cereal, al vino nuevo y al aceite, y estos le responderán a Jezrel. Yo la sembraré para mí en la tierra; me compadeceré de la “Indigna de compasión”, a “Pueblo ajeno” lo llamaré: “Pueblo mío”; y él me dirá: “Mi Dios”».

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