HEBREOS 8:10-13
HEBREOS 8:10-13 Reina Valera 2020 (RV2020)
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días —dice el Señor—: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano dirá: «Conoce al Señor», porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos, porque yo les perdonaré sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados ni de sus maldades. Al decir «nuevo pacto», ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece está próximo a desaparecer.
HEBREOS 8:10-13 La Palabra (versión española) (BLP)
Así que esta será —dice el Señor— la alianza que sellaré con Israel cuando llegue aquel día: inculcaré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que enseñar a su vecino ni tendrá que instruir a su hermano diciendo: «reconoce al Señor», porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el mayor. Y yo perdonaré sus iniquidades y no me acordaré más de sus pecados. Al llamar nueva a esta alianza, Dios está declarando vieja a la primera; y todo lo que se queda viejo y anticuado está a punto de desaparecer.
HEBREOS 8:10-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El pacto que haré con Israel después de aquellos días será este, dice el Señor: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no será menester que unos a otros, compatriotas o parientes, tengan que instruirse para conocer al Señor, porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor. Yo les perdonaré sus maldades y no me acordaré más de sus pecados.” Cuando Dios habla de un nuevo pacto es porque ha declarado viejo al primero; y a lo que está viejo y anticuado, poco le falta para desaparecer.
HEBREOS 8:10-13 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con la casa de Israel —dice el Señor—: Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán. Yo les perdonaré sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados». Al llamar «nuevo» a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer.