HEBREOS 11:24-27
HEBREOS 11:24-27 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible.
HEBREOS 11:24-27 Reina Valera 2020 (RV2020)
Por la fe Moisés, siendo ya adulto, rehusó llamarse hijo de la hija del faraón, y prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios, antes que gozar de los deleites temporales del pecado. Pues consideró que sufrir el oprobio por causa de Cristo era una riqueza de más valor que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en la recompensa. Por la fe se fue de Egipto sin temer la ira del rey, y persistió en su propósito como si estuviera viendo al Invisible.
HEBREOS 11:24-27 La Palabra (versión española) (BLP)
Por la fe Moisés, siendo ya mayor de edad, renunció a ser considerado hijo adoptivo de la hija del faraón, prefiriendo ser maltratado junto con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que compartir los sufrimientos de aquel pueblo mesiánico era mucho más valioso que todos los tesoros de Egipto, teniendo como tenía su mirada fija en la recompensa. Por la fe se marchó de Egipto sin temor a la ira del rey, y se mantuvo constante en su propósito como si estuviera viendo al Invisible.
HEBREOS 11:24-27 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Y por fe, Moisés, ya adulto, no quiso llamarse hijo de la hija del rey de Egipto; prefirió ser maltratado junto con el pueblo de Dios, antes que gozar por un tiempo de los placeres del pecado. Consideró de más valor sufrir la deshonra del Mesías que gozar de la riqueza de Egipto, porque tenía la vista puesta en la recompensa que Dios le había de dar. Por fe, Moisés dejó la tierra de Egipto, sin miedo al enojo del rey; y se mantuvo firme en su propósito, como si viera al Dios invisible.