HABACUC 3:11-15
HABACUC 3:11-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
El sol y la luna se detienen en su lugar, a la luz de tus flechas que cruzan, al resplandor de tu refulgente lanza. Con ira pisas la tierra, con furor pisoteas las naciones. Has salido para socorrer a tu pueblo, para socorrer a tu ungido. Has abatido la cabeza de la casa del impío, has descubierto el cimiento hasta la roca. Selah Traspasaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros, que como tempestad acometieron para dispersarme, regocijados como si fueran a devorar al pobre en secreto. Cabalgas en el mar con tus caballos, sobre la inmensidad de las aguas.
HABACUC 3:11-15 La Palabra (versión española) (BLP)
El sol y la luna permanecen en su puesto ante el fulgor de tus veloces saetas, ante el brillo relampagueante de tu lanza. Recorres la tierra enfurecido, machacas airado a las naciones. Pero sales para salvar a tu pueblo, para poner a salvo a tu ungido. Destruyes la mansión del impío, la arrasas hasta los cimientos. [Pausa] Atraviesas con sus propios dardos las cabezas de sus caudillos, los que se lanzaban en tromba intentando dispersarme, alborozados, dispuestos a devorar al indefenso en su refugio. Cabalgas con tus caballos sobre el mar, sobre la inmensidad de las aguas encrespadas.
HABACUC 3:11-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El sol y la luna no salen de su escondite ante el vivo resplandor de tus flechas y la luz relampagueante de tu lanza. En tu enojo recorres toda la tierra; en tu furor pisoteas las naciones. Tú has salido en ayuda de tu pueblo y del rey que tú mismo escogiste. Has destruido el techo de la casa del malvado y has descubierto hasta la roca sus cimientos. Mataste a su jefe con sus propias flechas, cuando sus jinetes, como una tempestad, se lanzaron arrogantes a dispersar a los indefensos para destruirlos en secreto. Con tus caballos recorres el mar, la gran extensión de las aguas espumosas.
HABACUC 3:11-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El sol y la luna se detienen en el cielo por el fulgor de tus veloces flechas, por el deslumbrante brillo de tu lanza. Indignado, marchas sobre la tierra; lleno de ira, trillas las naciones. Saliste a liberar a tu pueblo, saliste a salvar a tu ungido. Aplastaste al rey de la perversa dinastía, ¡lo desnudaste de pies a cabeza! Selah Con tu lanza les partiste la cabeza a sus guerreros, que enfurecidos querían dispersarme, que con placer arrogante se lanzaron contra mí, como quien se lanza contra un pobre indefenso. Pisoteaste el mar con tus corceles, agitando las inmensas aguas.