HABACUC 1:1-9
HABACUC 1:1-9 Reina Valera 2020 (RV2020)
Profecía que el profeta Habacuc recibió en una visión ¿Hasta cuándo, Señor, gritaré sin que tú escuches, y clamaré a causa de la violencia sin que tú salves? ¿Por qué me haces ver iniquidad y haces que contemple tanta maldad? Ante mí solo hay destrucción y violencia; pleito y contienda se levantan. Por eso la ley se debilita y el juicio no se ajusta a la verdad; el impío asedia al justo, y así se tuerce la justicia. Mirad entre las naciones, ved y asombraos, porque haré una obra en vuestros días, que, aun cuando se os contara, no la creeríais. Pongo en pie de guerra a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. Formidable es y terrible; de ella misma proceden su justicia y su dignidad. Sus caballos son más ligeros que leopardos, más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán. Vienen de lejos sus jinetes, vuelan como águilas que se apresuran a devorar. Toda ella acude a la violencia; el terror va delante de ella, y recoge cautivos como arena.
HABACUC 1:1-9 La Palabra (versión española) (BLP)
Mensaje que el profeta Habacuc recibió en una visión. ¿Hasta cuándo, Señor, he de pedir ayuda sin que tú me escuches, y he de clamar a ti contra la violencia sin que tú me salves? ¿Por qué me haces ver tanta iniquidad y, sin más, contemplas la opresión? Ante mí veo violencia y destrucción; surge la querella y se alza la contienda. La ley se ha vuelto inoperante, ya no prevalece el derecho; el impío puede acorralar al justo, cuyo derecho queda conculcado. Mirad a las naciones, observad y quedaréis asombrados: en vuestros días actuaré de forma tal que, cuando se os cuente, no lo creeréis. Pongo en pie de guerra a los caldeos, pueblo cruel e impetuoso, que merodea por toda la tierra para adueñarse de territorios ajenos. Es pueblo espantoso y temible; solo reconoce su derecho, no hay más supremacía que la suya. Veloces como guepardos sus caballos, más fieros que lobos nocturnos; su caballería ya ha iniciado el avance, sus jinetes vienen de lejos: vuelan como águilas imperiales cuando se aprestan a devorar. Todos avanzan con violencia, sus rostros reflejan decisión; amontonan prisioneros como arena.
HABACUC 1:1-9 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Este es el mensaje que el Señor reveló al profeta Habacuc. Señor, ¿hasta cuándo gritaré pidiendo ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo clamaré a causa de la violencia sin que vengas a librarnos? ¿Por qué me haces ver tanta angustia y maldad? Estoy rodeado de violencia y destrucción; por todas partes hay pleitos y luchas. No se aplica la ley, se pisotea el derecho, el malo persigue al bueno y se tuerce la justicia. “Mirad a las naciones que os rodean; miradlas y llenaos de espanto. Estoy a punto de hacer cosas tales, que no las creeríais si alguien os las contara. Voy a poner en pie de guerra a los caldeos, que son gente cruel, siempre dispuesta a recorrer el mundo de parte a parte para adueñarse de tierras que no les pertenecen. Son espantosos, terribles, y no reconocen más ley que la suya. Sus caballos son más veloces que los leopardos, más salvajes que los lobos del desierto. Sus jinetes galopan en masa y se lanzan al ataque desde lejos, como se lanza el águila sobre su presa. Todo lo destruyen a su paso. En su avance van sembrando el terror, y son más los prisioneros que hacen que las arenas del mar.
HABACUC 1:1-9 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Esta es la profecía que el profeta Habacuc recibió en visión. ¿Hasta cuándo, SEÑOR, he de pedirte ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo he de quejarme de la violencia sin que tú nos salves? ¿Por qué me haces presenciar calamidades? ¿Por qué debo contemplar el sufrimiento? Veo ante mis ojos destrucción y violencia; surgen riñas y abundan las contiendas. Por lo tanto, se entorpece la ley y no se da curso a la justicia. El impío acosa al justo, y las sentencias que se dictan son injustas. SEÑOR «¡Mirad a las naciones! ¡Contempladlas y quedaos asombrados! Voy a hacer en estos días cosas tan sorprendentes que no las creeréis aunque alguien os las explique. Estoy incitando a los caldeos, ese pueblo despiadado e impetuoso, que recorre toda la tierra para apoderarse de territorios ajenos. Son un pueblo temible y espantoso, que impone su propia justicia y grandeza. Sus caballos son más veloces que leopardos, más feroces que lobos nocturnos. Su caballería se lanza a todo galope; sus jinetes vienen de muy lejos. ¡Caen como buitres sobre su presa! Vienen en son de violencia; avanzan sus hordas como el viento del desierto, hacen prisioneros como quien recoge arena.