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GÉNESIS 48:10-21

GÉNESIS 48:10-21 Reina Valera 2020 (RV2020)

Los ojos de Israel estaban tan debilitados por la vejez, que no podía ver. Los hizo, pues, acercarse a él, y él los besó y los abrazó. Y dijo Israel a José: —No pensaba yo ver más tu rostro, y Dios me ha dejado ver también tu descendencia. Entonces José los sacó de entre sus rodillas y se inclinó a tierra. Los tomó José a ambos, Efraín a su derecha, a la izquierda de Israel, y Manasés a su izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él. Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, y colocó así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito. Y pronunció esta bendición sobre José: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abrahán e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el Ángel que me libera de todo mal, bendiga a estos jóvenes. Sea perpetuado en ellos mi nombre y el nombre de mis padres Abrahán e Isaac, y multiplíquense y crezcan en medio de la tierra. Al ver José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, se disgustó; y tomó la mano de su padre para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés. Y dijo José a su padre: —Así no, padre mío, porque este es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. Pero su padre no quiso hacerlo, y le respondió: —Lo sé, hijo mío, lo sé; también él llegará a ser un pueblo, y será también grande; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones. Y los bendijo aquel día: —Que con vuestro nombre se bendiga en Israel, y se diga: «Que Dios haga contigo como hizo con Efraín y Manasés». Y puso a Efraín antes de Manasés. Luego dijo Israel a José: —Yo muero, pero Dios estará con vosotros y os hará volver a la tierra de vuestros padres.

GÉNESIS 48:10-21 La Palabra (versión española) (BLP)

Israel había perdido vista con la vejez y apenas podía ver. José se los acercó y él los abrazó y los besó. Luego Israel dijo a José: —No pensé que volvería a verte y, sin embargo, Dios me ha concedido ver también a tus hijos. José los retiró de las rodillas de su padre y se postró rostro en tierra. Después, los tomó a los dos, a Efraín con la mano derecha y a Manasés con la izquierda, y se los acercó a su padre. Así Efraín quedó a la izquierda de Israel y Manasés a su derecha. Pero al extender Israel sus manos, las cruzó, y puso la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y la mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, a pesar de que este era el primogénito. Y bendijo a José con estas palabras: Que el Dios en cuya presencia caminaron mis padres, Abrahán e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde el día en que nací hasta hoy, el ángel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos muchachos; que en ellos se perpetúe mi nombre y el de mis padres, Abrahán e Isaac; que crezcan y se multipliquen en medio de la tierra. A José no le agradó ver que su padre pusiera la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, por lo que tomó la mano de su padre para quitarla de la cabeza de Efraín y pasarla a la de Manasés, mientras le decía: —Así no, padre; el mayor es este y debes poner tu mano derecha sobre su cabeza. Pero su padre se resistió y le contestó: —Ya lo sé, hijo, ya lo sé. También él llegará a ser un pueblo que será igualmente grande; pero su hermano menor será aún más importante, y su descendencia dará origen a muchas naciones. Aquel día los bendijo diciendo: —El pueblo de Israel pronunciará vuestro nombre para bendecir, pues dirán: «Que Dios haga contigo como hizo con Efraín y Manasés». Y puso a Efraín delante de Manasés. Después Israel dijo a José: —Yo estoy a punto de morir, pero Dios estará con vosotros y os llevará otra vez a la tierra de vuestros antepasados.

GÉNESIS 48:10-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Israel era ya muy anciano y le fallaba la vista. No podía ver bien, así que José acercó los niños a su padre, y él los besó y abrazó. Luego dijo a José: –Ya no esperaba volver a verte y, sin embargo, Dios me ha dejado ver también a tus hijos. José quitó a los niños de las rodillas de su padre y se inclinó hasta tocar el suelo con la frente. Luego tomó a los dos, a Efraín con la mano derecha y a Manasés con la izquierda, y los acercó a su padre. Así Efraín quedó a la izquierda de Israel y Manasés a su derecha. Pero al extender Israel sus manos, las cruzó, y puso la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, el menor, y la mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, que era el primogénito. Entonces bendijo a José de esta manera: “Que el Dios a quien obedecieron Abraham e Isaac, mis padres, el Dios que me ha cuidado desde el día en que nací, el ángel que me libra de todo mal, bendiga a estos muchachos. Que por medio suyo se recuerde mi nombre y el nombre de mis padres, Abraham e Isaac. Que tengan muchos hijos y sean grandes multitudes en el mundo.” A José le pareció mal que su padre pusiera la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, así que tomó la mano de su padre para quitarla de la cabeza de Efraín y ponerla sobre la de Manasés, mientras le decía: –¡No, padre, así no! ¡Este es el primogénito! Pon tu mano derecha sobre su cabeza. Pero su padre no quiso hacerlo, y contestó: –¡Ya lo sé, hijo, ya lo sé! También él llegará a ser una nación muy importante. Sin embargo, su hermano menor será más importante que él, y sus descendientes formarán muchas naciones. Aquel mismo día, Jacob los bendijo con estas palabras: –El pueblo de Israel usará vuestro nombre para las bendiciones, diciendo: ‘Que Dios haga contigo como hizo con Efraín y Manasés.’ Así puso Israel a Efraín antes de Manasés. Luego dijo a José: –Mira, yo voy a morir; pero Dios estará con vosotros y os hará regresar a la tierra de vuestros antepasados.

GÉNESIS 48:10-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Israel ya era muy anciano, y por su avanzada edad casi no podía ver; por eso José los acercó, y su padre los besó y abrazó. Luego le dijo a José: ―Ya había perdido la esperanza de volver a verte, ¡y ahora Dios me ha concedido ver también a tus hijos! José los retiró de las rodillas de Israel y se postró rostro en tierra. Luego tomó a sus dos hijos, a Efraín con la derecha y a Manasés con la izquierda, y se los presentó a su padre. De esta manera, Efraín quedó a la izquierda de Israel, y Manasés, a su derecha. Pero Israel, al extender las manos, las entrecruzó y puso su derecha sobre la cabeza de Efraín, aunque era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, aunque era el mayor. Y los bendijo con estas palabras: «Que el Dios en cuya presencia caminaron mis padres, Abraham e Isaac, el Dios que me ha guiado desde el día en que nací hasta hoy, el ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos jóvenes. Que por medio de ellos sea recordado mi nombre y el de mis padres, Abraham e Isaac. Que crezcan y se multipliquen sobre la tierra». A José no le agradó ver que su padre pusiera su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, así que, tomando la mano de su padre, la pasó de la cabeza de Efraín a la de Manasés, mientras le reconvenía: ―¡Así no, padre mío! ¡Pon tu mano derecha sobre la cabeza de este, que es el primogénito! Pero su padre se resistió, y le contestó: ―¡Ya lo sé, hijo, ya lo sé! También él gestará a un pueblo, y llegará a ser importante. Pero su hermano menor será aún más importante, y su descendencia dará origen a muchas naciones. Aquel día Jacob los bendijo así: «Esta será la bendición que en Israel se habrá de pronunciar: “Que Dios cuide de ti como cuidó de Efraín y de Manasés”». De este modo, Israel dio a Efraín la primacía sobre Manasés. Finalmente, Israel le dijo a José: ―Yo estoy a punto de morir; pero Dios estará con vosotros y os hará volver a la tierra de vuestros antepasados.