GÉNESIS 4:3-7
GÉNESIS 4:3-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
Pasado un tiempo, Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda al Señor. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de la grasa de ellas. Y miró el Señor con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda. Y Caín se enfureció muchísimo y puso muy mala cara. Entonces el Señor dijo a Caín: —¿Por qué te has enfurecido de ese modo y has puesto esa cara? Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo haces, el pecado está a la puerta. Con todo, aunque esté al acecho, tú lo dominarás.
GÉNESIS 4:3-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Al cabo de un tiempo, Caín presentó de los frutos del campo una ofrenda al Señor. También Abel le ofreció las primeras y mejores crías de su rebaño. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró del mismo modo a Caín y a la suya. Entonces Caín se irritó sobremanera y puso mala cara. El Señor le dijo: —¿Por qué te irritas? ¿Por qué has puesto esa cara? Si obraras rectamente llevarías la cabeza bien alta; pero como actúas mal el pecado está agazapado a tu puerta, acechándote. Sin embargo, tú puedes dominarlo.
GÉNESIS 4:3-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pasó el tiempo, y un día Caín llevó al Señor una ofrenda del producto de su cosecha. También Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín y a su ofrenda, por lo que Caín se irritó mucho y torció el gesto. Entonces el Señor le dijo: “¿Por qué te has irritado y has torcido el gesto? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él.”
GÉNESIS 4:3-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Tiempo después, Caín presentó al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. Abel también presentó al SEÑOR lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo. Entonces el SEÑOR le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero, si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo».