GÉNESIS 4:1-12
GÉNESIS 4:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)
Adán se unió a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín. Y dijo: —He tenido un hombre gracias al Señor. Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a criar ovejas, y Caín a labrar la tierra. Al cabo de un tiempo, Caín presentó de los frutos del campo una ofrenda al Señor. También Abel le ofreció las primeras y mejores crías de su rebaño. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró del mismo modo a Caín y a la suya. Entonces Caín se irritó sobremanera y puso mala cara. El Señor le dijo: —¿Por qué te irritas? ¿Por qué has puesto esa cara? Si obraras rectamente llevarías la cabeza bien alta; pero como actúas mal el pecado está agazapado a tu puerta, acechándote. Sin embargo, tú puedes dominarlo. Caín propuso a su hermano Abel que fueran al campo y, una vez allí, Caín atacó a su hermano y lo mató. El Señor le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? Él respondió: —No lo sé, ¿acaso soy yo el guardián de mi hermano? Entonces el Señor replicó: —¡Qué has hecho! La sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Por eso, ahora quedarás bajo la maldición de la tierra que ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano que tú has derramado. Aunque labres la tierra, no te volverá a dar sus frutos. Andarás por el mundo errante y vagabundo.
GÉNESIS 4:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
Adán se unió a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: —Por voluntad del Señor he adquirido un varón. Después dio a luz a su hermano Abel. Fue Abel pastor de ovejas y Caín, labrador de la tierra. Pasado un tiempo, Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda al Señor. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de la grasa de ellas. Y miró el Señor con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda. Y Caín se enfureció muchísimo y puso muy mala cara. Entonces el Señor dijo a Caín: —¿Por qué te has enfurecido de ese modo y has puesto esa cara? Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo haces, el pecado está a la puerta. Con todo, aunque esté al acecho, tú lo dominarás. Y Caín dijo a su hermano Abel: —Salgamos al campo. Y aconteció que, cuando estaban ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: —No sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano? El Señor le dijo: —¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres su suelo, no te volverá a dar sus frutos; errante y extranjero serás en ella.
GÉNESIS 4:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El hombre se unió con su esposa Eva, que quedó embarazada y dio a luz a su hijo Caín. Y dijo: “Ya tengo un hijo varón. El Señor me lo ha dado.” Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a criar ovejas, y Caín se dedicó a cultivar la tierra. Pasó el tiempo, y un día Caín llevó al Señor una ofrenda del producto de su cosecha. También Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín y a su ofrenda, por lo que Caín se irritó mucho y torció el gesto. Entonces el Señor le dijo: “¿Por qué te has irritado y has torcido el gesto? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él.” Un día, Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor preguntó a Caín: –¿Dónde está tu hermano Abel? Caín contestó: –No lo sé. ¿Acaso es mi obligación cuidar de él? El Señor le dijo: –¿Por qué has hecho esto? La sangre de tu hermano, que has derramado en la tierra, me pide a gritos que haga justicia. Por eso, quedarás maldito y expulsado de la tierra que se ha bebido la sangre de tu hermano, a quien tú mataste. Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte sus frutos. Andarás vagando por el mundo, sin poder descansar jamás.
GÉNESIS 4:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
El hombre se unió a su mujer Eva, y ella concibió y dio a luz a Caín. Y dijo: «¡Con la ayuda del SEÑOR, he tenido un hijo varón!» Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra. Tiempo después, Caín presentó al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. Abel también presentó al SEÑOR lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo. Entonces el SEÑOR le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero, si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo». Caín habló con su hermano Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató. El SEÑOR le preguntó a Caín: ―¿Dónde está tu hermano Abel? ―No lo sé —respondió—. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano? ―¡Qué has hecho! —exclamó el SEÑOR—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia. Por eso, ahora quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano, que tú has derramado. Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos, y en el mundo serás un fugitivo errante.