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GÉNESIS 24:12-27

GÉNESIS 24:12-27 La Palabra (versión española) (BLP)

Así que oró diciendo: —Señor, Dios de mi amo Abrahán, haz que me vaya bien en este día y muéstrate bondadoso con mi amo Abrahán. Yo estaré aquí, junto a esta fuente, mientras las muchachas de esta ciudad salen a por agua. La muchacha a quien yo diga: «por favor, inclina tu cántaro para que pueda beber», y ella me responda: «Bebe, y también voy a dar de beber a tus camellos», esa será la que tú has destinado para tu siervo Isaac. Así podré estar seguro de que has sido bondadoso con mi amo. Aún no había terminado de orar, cuando Rebeca, la hija de Betuel, hijo de Milcá y de Najor, hermano de Abrahán, salía con su cántaro al hombro. La muchacha era muy bella y, además, era virgen pues no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Bajó a la fuente, llenó el cántaro y ya regresaba cuando el criado de Abrahán corrió a su encuentro y le dijo: —Por favor, déjame beber un poco de agua de tu cántaro. Ella respondió: —Bebe, señor mío. Y enseguida bajó su cántaro y, sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber. Cuando el criado acabó de beber, Rebeca le dijo: —Traeré agua también para que tus camellos beban toda la que quieran. Vació, pues, rápidamente su cántaro en el abrevadero, corrió a sacar más agua del pozo y trajo para todos los camellos. El hombre, mientras tanto, la miraba en silencio, preguntándose si el Señor había dado o no éxito a su viaje. Cuando los camellos terminaron de beber, el hombre tomó un anillo de oro que pesaba unos seis gramos, y dos brazaletes de oro que pesaban algo más de cien gramos para las muñecas de la muchacha, y le dijo: —Dime de quién eres hija y si habrá sitio en la casa de tu padre para pasar la noche. Ella respondió: —Soy hija de Betuel, el hijo de Milcá y de Najor. Y añadió: —En nuestra casa hay paja y forraje en abundancia, y también hay sitio para pasar la noche. Entonces el hombre se arrodilló y adoró al Señor, diciendo: —¡Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abrahán, que no ha dejado de manifestar con mi amo su amor y su fidelidad guiando mis pasos hasta la casa de sus parientes!

GÉNESIS 24:12-27 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

y comenzó a orar: “Señor y Dios de mi amo Abraham, haz que hoy me vaya bien, y muéstrate bondadoso con mi amo. Voy a quedarme aquí, junto al pozo, mientras las muchachas de este lugar vienen a sacar agua. Permite que la muchacha a la que yo diga: ‘Por favor, baja tu cántaro para que yo beba’, y que me conteste: ‘Bebe, y también daré agua a tus camellos’, que sea ella la que tú has escogido para tu siervo Isaac. Así podré estar seguro de que has sido bondadoso con mi amo.” Todavía no había terminado de orar, cuando vio a una muchacha que venía con su cántaro al hombro. Era Rebeca, la hija de Betuel. Betuel era hijo de Milcá y de Nahor, el hermano de Abraham. Rebeca era muy hermosa, y además era virgen; ningún hombre la había tocado. Bajó al pozo y llenó su cántaro, y ya regresaba cuando el siervo corrió a alcanzarla y le dijo: –Por favor, déjame beber un poco de agua de tu cántaro. –Bebe, señor –contestó ella. Y en seguida bajó su cántaro, lo sostuvo entre las manos y le dio de beber. Cuando el siervo acabó de beber, Rebeca le dijo: –También voy a sacar agua para tus camellos, para que beban toda la que quieran. Rápidamente vació su cántaro en el bebedero y corrió varias veces al pozo, hasta que sacó agua para todos los camellos. Mientras tanto, el siervo la miraba sin decir nada, pues quería estar seguro de que el Señor había llevado a buen fin su viaje. Cuando los camellos acabaron de beber, el hombre tomó un anillo de oro que pesaba como seis gramos, y se lo puso a ella en la nariz. También le dio dos brazaletes de oro que pesaban más de cien gramos, y le dijo: –Dime, por favor, de quién eres hija, y si hay lugar en la casa de tu padre donde mis hombres y yo podamos pasar la noche. Ella contestó: –Soy hija de Betuel, el hijo de Milcá y de Nahor. En nuestra casa hay lugar para que pases la noche, y también suficiente paja y comida para los camellos. Entonces el siervo se arrodilló y adoró al Señor, diciendo: “¡Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, pues ha sido fiel y bondadoso con mi amo, y me ha dirigido en el camino a la casa de sus parientes!”

GÉNESIS 24:12-27 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Entonces comenzó a orar: «SEÑOR y Dios de mi amo Abraham, te ruego que hoy me vaya bien, y que demuestres el amor que le tienes a mi amo. Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente, mientras las jóvenes de esta ciudad vienen a sacar agua. Permite que la joven a quien le diga: “Por favor, baja tu cántaro para que tome yo un poco de agua”, y que me conteste: “Toma tú, y además les daré agua a tus camellos”, sea la que tú has elegido para tu siervo Isaac. Así estaré seguro de que tú has demostrado el amor que le tienes a mi amo». Aún no había terminado de orar cuando vio que se acercaba Rebeca, con su cántaro al hombro. Rebeca era hija de Betuel, que a su vez era hijo de Milca y Najor, el hermano de Abraham. La joven era muy hermosa, y además virgen, pues no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Bajó hacia la fuente y llenó su cántaro. Ya se preparaba para subir cuando el criado corrió a su encuentro y le dijo: ―¿Podrías darme un poco de agua de tu cántaro? ―Sírvete, señor mío —le respondió. Y en seguida bajó el cántaro y, sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber. Cuando ya el criado había bebido, ella le dijo: ―Voy también a sacar agua para que tus camellos beban todo lo que quieran. De inmediato vació su cántaro en el bebedero, y volvió corriendo al pozo para buscar más agua, repitiendo la acción hasta que hubo suficiente agua para todos los camellos. Mientras tanto, el criado de Abraham la observaba en silencio, para ver si el SEÑOR había coronado su viaje con éxito. Cuando los camellos terminaron de beber, el criado tomó un anillo de oro que pesaba seis gramos y se lo puso a la joven en la nariz; también le colocó en los brazos dos pulseras de oro que pesaban más de cien gramos, y le preguntó: ―¿Podrías tú decirme de quién eres hija, y si habrá lugar en la casa de tu padre para hospedarnos? ―Soy hija de Betuel, el hijo de Milca y Najor —respondió ella, a lo que agregó—: No solo tenemos lugar para vosotros, sino que también tenemos paja y forraje en abundancia para los camellos. Entonces el criado de Abraham se arrodilló y adoró al SEÑOR con estas palabras: «Bendito sea el SEÑOR, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y que a mí me ha guiado a la casa de sus parientes».

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