GÉNESIS 24:1-10
GÉNESIS 24:1-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
Ya Abrahán era viejo, bien avanzado en años, y el Señor le había bendecido en todo. Dijo Abrahán a un criado suyo, el más viejo de su casa, quien gobernaba todo lo que él tenía: —Pon ahora tu mano debajo de mi muslo y júrame por el Señor, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los que yo habito, sino que irás a mi tierra y a mi parentela a tomar mujer para mi hijo Isaac. El criado le respondió: —Quizá la mujer no quiera venir conmigo a esta tierra. ¿Debo, entonces, volver y llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste? Abrahán le dijo: —¡De ningún modo lleves a mi hijo allá! El Señor, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y que me habló y me juró con estas palabras: «A tu descendencia daré esta tierra», él enviará su ángel delante de ti, para que tú traigas de allá mujer para mi hijo. Pero si la mujer no quiere venir contigo, quedarás libre de mi juramento; solamente que no lleves allá a mi hijo. Entonces el criado puso la mano bajo el muslo de su amo y le juró que cumpliría con este encargo. El criado tomó diez camellos de los de su señor, y se fue, no sin antes escoger toda clase de regalos de lo mejor que tenía su señor; se puso en camino y llegó a la ciudad de Nacor, en Mesopotamia.
GÉNESIS 24:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)
Abrahán era un anciano muy entrado en años, y el Señor le había bendecido en todo. Un día llamó al criado más antiguo de su casa, el que le administraba todos los bienes, y le dijo: —Pon tu mano bajo mi muslo y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una mujer de este país de Canaán, donde yo habito, sino que irás a mi tierra, donde vive mi familia, y allí buscarás esposa para mi hijo Isaac. El criado le respondió: —¿Qué he de hacer si la mujer me dice que no quiere venir conmigo a esta tierra? ¿Tendré entonces que llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste? Abrahán le respondió: —¡De ningún modo lleves a mi hijo allá! El Señor, Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de mi país de origen, que habló conmigo y juró dar esta tierra a mi descendencia, enviará su mensajero delante de ti para que tomes allí esposa para mi hijo. Si la mujer no quiere venir contigo, quedarás libre de este juramento; pero ¡de ninguna manera lleves allá a mi hijo! Entonces el criado puso la mano bajo el muslo de su amo y le juró que cumpliría con este encargo. Luego tomó diez de los camellos de su amo y, llevando consigo toda clase de regalos de su amo, se encaminó a Aram Najaráin, a la ciudad de Najor.
GÉNESIS 24:1-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Abraham era ya muy entrado en años, y el Señor le había bendecido en todo. Un día llamó al más anciano de sus siervos, el que estaba al cargo de todo lo suyo, y le dijo: –Pon tu mano debajo de mi muslo y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo Isaac se case con una mujer de esta tierra de Canaán en la que yo vivo, sino que irás a mi tierra y escogerás una esposa para él entre las mujeres de mi familia. El siervo le contestó: –Pero si la mujer no quiere venir conmigo, ¿qué hago? ¿Debo entonces llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste? Abraham le dijo: –¡No, no lleves allá a mi hijo! El Señor, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis parientes y me prometió dar esta tierra a mis descendientes, también enviará su ángel delante de ti para que traigas de allá una esposa para mi hijo. Si la mujer no quiere venir contigo, quedarás libre de este compromiso, ¡pero de ninguna manera lleves allá a mi hijo! Entonces el siervo puso la mano bajo el muslo de su amo Abraham, y le juró que haría lo que le había pedido. Después escogió regalos entre lo mejor que su amo tenía, tomó diez de sus camellos y se fue a la ciudad de Nahor, en Mesopotamia.
GÉNESIS 24:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Abraham era ya viejo y muy entrado en años, y el SEÑOR lo había bendecido en todo. Un día, Abraham le dijo al criado más antiguo de su casa, que era quien le administraba todos sus bienes: ―Pon tu mano debajo de mi muslo, y júrame por el SEÑOR, el Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás de esta tierra de Canaán, donde yo habito, una mujer para mi hijo Isaac, sino que irás a mi tierra, donde vive mi familia, y de allí le escogerás una esposa. ―¿Qué pasa si la mujer no está dispuesta a venir conmigo a esta tierra? —respondió el criado—. ¿Debo entonces llevar a tu hijo hasta la tierra de donde viniste? ―¡De ninguna manera debes llevar a mi hijo hasta allí! —le replicó Abraham—. El SEÑOR, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis familiares, y que bajo juramento me prometió dar esta tierra a mis descendientes, enviará su ángel delante de ti para que puedas traer de allí una mujer para mi hijo. Si la mujer no está dispuesta a venir contigo, quedarás libre de este juramento; pero ¡en ningún caso llevarás a mi hijo hasta allí! El criado puso la mano debajo del muslo de Abraham, su amo, y le juró que cumpliría con su encargo. Luego tomó diez camellos de su amo, y toda clase de regalos, y partió hacia la ciudad de Najor en Aram Najarayin.