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GÉNESIS 16:1-11

GÉNESIS 16:1-11 La Palabra (versión española) (BLP)

Saray, la mujer de Abrán, no le había dado hijos. Pero Saray tenía una esclava egipcia, llamada Agar. Y dijo Saray a Abrán: —El Señor no me ha permitido tener hijos; acuéstate con mi esclava y quizá podamos tener familia gracias a ella. Abrán aceptó su propuesta. Diez años habían transcurrido desde que Abrán se instaló en Canaán, cuando Saray, su mujer, tomó a Agar, su esclava egipcia, y se la dio como mujer a Abrán, su marido. Abrán se acostó con Agar, y ella quedó embarazada. Pero cuando Agar supo que esperaba un hijo, perdió el respeto a su señora. Entonces Saray dijo a Abrán: —¡Tú tienes la culpa de que esta me menosprecie! Yo puse a mi esclava en tus brazos y, cuando ella ha visto que espera un hijo, me ha perdido el respeto. ¡Que el Señor actúe de juez entre nosotros! Abrán respondió a Saray: —Mira, la esclava es cosa tuya; haz con ella como mejor te parezca. Entonces Saray empezó a tratarla tan mal que Agar tuvo que huir de ella. El ángel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial de agua —la fuente que hay en el camino de Sur— y le preguntó: —Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas? Ella respondió: —Vengo huyendo de mi señora Saray. Y el ángel del Señor le dijo: —Vuelve con tu señora y sométete a su autoridad. Luego añadió: —Multiplicaré tu descendencia de suerte que nadie será capaz de contarla. Y siguió diciendo: —Estás embarazada y darás a luz un hijo a quien pondrás el nombre de Ismael, porque el Señor escuchó tu aflicción.

GÉNESIS 16:1-11 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Sarai no podía dar hijos a su esposo Abram, pero tenía una esclava egipcia que se llamaba Agar. Y un día dijo Sarai a Abram: –Mira, el Señor no me ha permitido tener hijos, pero te ruego que te unas a mi esclava Agar, pues tal vez tendré hijos por medio de ella. Abram aceptó lo que Sarai le decía, y entonces ella tomó a Agar la egipcia y se la dio como mujer a Abram, cuando ya hacía diez años que estaban viviendo en Canaán. Abram se unió a Agar, que quedó embarazada, y que cuando se dio cuenta de su estado comenzó a mirar con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: –¡Tú tienes la culpa de que Agar me desprecie! Yo misma te la di por mujer, y ahora que va a tener un hijo se cree más que yo. Que el Señor diga quién tiene la culpa, si tú o yo. Abram le contestó: –Mira, tu esclava está en tus manos; haz con ella lo que mejor te parezca. Entonces Sarai comenzó a maltratarla, tanto, que Agar huyó. Pero un ángel del Señor la encontró en el desierto, junto al manantial que está en el camino de Sur, y le preguntó: –Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas? –Estoy huyendo de mi señora Sarai –contestó ella. Entonces el ángel del Señor le dijo: –Regresa al lado de tu señora y obedécela en todo. Además el ángel del Señor le dijo: “Aumentaré tanto tus descendientes, que nadie los podrá contar. Estás encinta y tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor escuchó tu aflicción.

GÉNESIS 16:1-11 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero, como tenía una esclava egipcia llamada Agar, Saray le dijo a Abram: ―El SEÑOR me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos. Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. Entonces Saray le dijo a Abram: ―¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi esclava en tus brazos, y ahora que se ve embarazada me mira con desprecio. ¡Que el SEÑOR juzgue entre tú y yo! ―Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca. Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar que esta huyó al desierto. Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del SEÑOR y le preguntó: ―Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas? ―Estoy huyendo de mi dueña Saray —respondió ella. ―Vuelve junto a ella y sométete a su autoridad —le dijo el ángel—. De tal manera multiplicaré tu descendencia, que no se podrá contar. »Estás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el SEÑOR ha escuchado tu aflicción.