GÉNESIS 11:1-11
GÉNESIS 11:1-11 La Palabra (versión española) (BLP)
El mundo entero hablaba una misma lengua y usaba las mismas palabras. Y sucedió que al emigrar desde oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar y allí se asentaron. Entonces se dijeron unos a otros: —Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al fuego. (Así fue como usaron ladrillos en lugar de piedra, y alquitrán en lugar de mortero). Y siguieron diciendo: —Vamos a edificar una ciudad y una torre que llegue hasta el cielo, para hacernos famosos y para no dispersarnos por toda la tierra. El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los seres humanos estaban construyendo y pensó: «Si esto es solo el comienzo de su actividad, nada de lo que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo pueblo y tengan una misma lengua. Será mejor que bajemos a confundir su lengua para que no se entiendan entre ellos mismos». Y así fue como el Señor los dispersó desde aquel lugar por toda la superficie de la tierra, y dejaron de construir la ciudad. Por eso aquella ciudad se llamó Babel porque allí confundió el Señor la lengua de todos los habitantes de la tierra y los dispersó por todo el mundo. Estos son los descendientes de Sem: Sem tenía cien años cuando engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. Después de engendrar a Arfaxad, vivió Sem quinientos años más, y tuvo otros hijos e hijas.
GÉNESIS 11:1-11 Reina Valera 2020 (RV2020)
Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Aconteció que cuando salieron de oriente hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: —Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Así el ladrillo les sirvió en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de argamasa. Y dijeron: —Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. El Señor descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo el Señor: «El pueblo es uno, y todos estos tienen una sola lengua; han comenzado la obra y nada los hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que no se entiendan entre ellos mismos». Así los esparció el Señor desde allí por toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por eso se la llamó Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por todo el mundo. Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. Vivió Sem, después de haber engendrado a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas.
GÉNESIS 11:1-11 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En aquel tiempo todo el mundo hablaba el mismo idioma. Cuando salieron de la región oriental, encontraron una llanura en la región de Sinar, y allí se quedaron a vivir. Un día se dijeron unos a otros: “Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos en el fuego.” Así, usaron ladrillos en lugar de piedras, y asfalto natural en lugar de mezcla. Después dijeron: “Venid, vamos a construir una ciudad y una torre que llegue hasta el cielo. De este modo nos haremos famosos y no tendremos que dispersarnos por toda la tierra.” Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y pensó: “Ellos son un solo pueblo y hablan un solo idioma; por eso han comenzado este trabajo, y ahora por nada del mundo van a dejar de hacerlo. Es mejor que bajemos a confundir su idioma, para que no se entiendan entre sí.” Así fue como el Señor los dispersó por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad. En aquel lugar el Señor confundió el idioma de todos los habitantes de la tierra, y de allí los dispersó por todo el mundo. Por eso la ciudad se llamó Babel. Estos fueron los descendientes de Sem. Dos años después del diluvio, cuando Sem tenía cien años, nació su hijo Arfaxad. Después de esto, Sem vivió quinientos años más, y tuvo otros hijos e hijas.
GÉNESIS 11:1-11 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En ese tiempo se hablaba un solo idioma en toda la tierra. Al emigrar al oriente, la gente encontró una llanura en la región de Sinar, y allí se asentaron. Un día se dijeron unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos, y a cocerlos al fuego». Fue así como usaron ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra». Pero el SEÑOR bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, y se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es solo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr. Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos». De esta manera el SEÑOR los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. Por eso a la ciudad se le llamó Babel, porque fue allí donde el SEÑOR confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo. Esta es la historia de Sem: Dos años después del diluvio, cuando Sem tenía cien años, nació su hijo Arfaxad. Después del nacimiento de Arfaxad, Sem vivió quinientos años más, y tuvo otros hijos y otras hijas.