GÁLATAS 4:24-31
GÁLATAS 4:24-31 Reina Valera 2020 (RV2020)
Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; este es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí, que está en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, y esta, junto con sus hijos, vive en esclavitud. Pero la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre, pues está escrito: ¡Regocíjate, estéril, tú que no das a luz; grita de alegría y clama, tú que no tienes dolores de parto!, porque más son los hijos de la abandonada que los de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la decisión humana perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también sucede ahora. Pero ¿qué dice la Escritura?: Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre . De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
GÁLATAS 4:24-31 La Palabra (versión española) (BLP)
Esto tiene un significado más profundo: las dos mujeres representan dos alianzas. Una —simbolizada en Agar— proviene del monte Sinaí, y engendra esclavos. Notad, en efecto, que Agar hace referencia al monte Sinaí, el cual está en Arabia, y es figura de la actual Jerusalén, que sigue siendo esclava junto con sus hijos. Pero la Jerusalén celestial es libre, y esa es nuestra madre. Pues dice la Escritura: Alégrate tú, la estéril, la que no tienes hijos; salta de júbilo y clama, tú que no has experimentado los dolores de parto. Porque van a ser muchos más los hijos de la abandonada, que los de aquella que tiene marido. Hermanos, vosotros, como Isaac, sois hijos en virtud de la promesa. Pero lo mismo que entonces el hijo que nació siguiendo el curso normal de la naturaleza no cesaba de hostigar al que nació en virtud del Espíritu, así ocurre ahora. Y ¿qué dice la Escritura?: Echa de casa a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no ha de compartir la herencia con el hijo de la libre. En una palabra, hermanos: no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
GÁLATAS 4:24-31 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Esto tiene un sentido simbólico. Las dos mujeres representan dos pactos: el uno, representado por Agar, es el del monte Sinaí; los que pertenecen a ese pacto nacen para ser esclavos. Agar, en efecto, representa al monte Sinaí, en Arabia, que corresponde a la actual Jerusalén, la cual está sometida a esclavitud junto con sus hijos. Pero la Jerusalén celestial es libre, y nosotros somos hijos suyos. Porque la Escritura dice: “Alégrate, mujer estéril, tú que no tienes hijos; grita de alegría, tú que no conoces los dolores de parto. Porque la mujer que fue abandonada tendrá más hijos que la que tiene esposo.” Hermanos, vosotros sois como Isaac: sois los hijos que Dios había prometido. Pero así como en aquel tiempo el hijo que nació según las leyes de la naturaleza perseguía al hijo que nació por obra del Espíritu, así también sucede ahora. Pero ¿qué dice la Escritura? Pues dice: “Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no puede compartir la herencia con el hijo de la libre.” De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
GÁLATAS 4:24-31 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Ese relato puede interpretarse en sentido figurado: estas mujeres representan dos pactos. Uno, que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que nacen para ser esclavos. Agar representa el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la actual ciudad de Jerusalén, porque junto con sus hijos vive en esclavitud. Pero la Jerusalén celestial es libre, y esa es nuestra madre. Porque está escrito: «Tú, mujer estéril que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría! Tú, que nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en gritos de júbilo! Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada». Vosotros, hermanos, al igual que Isaac, sois hijos por la promesa. Y así como en aquel tiempo el hijo nacido por decisión humana persiguió al hijo nacido por el Espíritu, así también sucede ahora. Pero ¿qué dice la Escritura? «¡Echa de aquí a la esclava y a su hijo! El hijo de la esclava jamás tendrá parte en la herencia con el hijo de la libre». Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.