GÁLATAS 3:15-18
GÁLATAS 3:15-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea hecho por un hombre, una vez ratificado, nadie puede invalidarlo, ni añadirle nada. Ahora bien, a Abrahán fueron hechas las promesas, y a su descendencia. No dice: Y a los descendientes , como si hablara de muchos, sino como de uno: Y a tu descendencia , la cual es Cristo. Digo pues: El pacto previamente ratificado por Dios en Cristo no puede ser anulado por la ley, la cual vino cuatrocientos treinta años después. Si eso fuera así, entonces se habría invalidado la promesa, porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios se la concedió a Abrahán mediante la promesa.
GÁLATAS 3:15-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Hermanos, voy a explicarme con un ejemplo tomado de la vida humana. Incluso según las normas humanas, nadie puede anular o modificar un testamento legalmente otorgado. Ahora bien, Dios hizo las promesas a Abrahán y a su descendencia. No se dice «y a tus descendientes», como si fueran muchos, sino «y a tu descendencia», refiriéndose a Cristo solamente. Y digo yo: un pacto debidamente confirmado por Dios no lo puede invalidar una ley dada cuatrocientos treinta años más tarde, cancelando de ese modo lo que Dios había prometido. Si la herencia dependiera del cumplimiento de la ley, ya no dependería de la promesa. Sin embargo, Dios otorgó su favor a Abrahán en forma de promesa.
GÁLATAS 3:15-18 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Hermanos, voy a hablaros en términos humanos. Cuando un hombre hace un trato y lo respalda con su firma, nadie puede anularlo ni agregarle nada. Ahora bien, Dios hizo sus promesas a Abraham y a su descendencia. La Escritura no habla de “descendencias”, en plural, sino en singular. Dice: “y a tu descendencia”, la cual es Cristo. Lo que digo es esto: que Dios hizo un pacto con Abraham, y lo confirmó. Por eso, la ley de Moisés, que vino cuatrocientos treinta años más tarde, no puede anular aquel pacto y dejar sin valor la promesa de Dios. Si lo que Dios va a darnos en herencia dependiera de la ley de Moisés, ya no sería una promesa; pero el hecho es que Dios prometió a Abraham dárselo gratuitamente.
GÁLATAS 3:15-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Hermanos, voy a poneros un ejemplo: aun en el caso de un pacto humano, nadie puede anularlo ni añadirle nada una vez que ha sido ratificado. Ahora bien, las promesas se le hicieron a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como refiriéndose a muchos, sino: «y a tu descendencia», dando a entender uno solo, que es Cristo. Lo que quiero decir es esto: La ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no anula el pacto que Dios había ratificado previamente; de haber sido así, quedaría sin efecto la promesa. Si la herencia se basa en la ley, ya no se basa en la promesa; pero Dios se la concedió gratuitamente a Abraham mediante una promesa.