EZEQUIEL 8:3-5
EZEQUIEL 8:3-5 Reina Valera 2020 (RV2020)
Aquella figura extendió la mano y me agarró por los cabello; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba el recinto de la imagen que provoca los celos de Dios. Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo. Me dijo: —Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte. Alcé mis ojos hacia el norte, y vi en aquella dirección, junto a la puerta del altar, justo en la entrada, la imagen que provoca los celos de Dios.
EZEQUIEL 8:3-5 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
El hombre extendió lo que parecía ser una mano y me agarró por el pelo. Entonces el espíritu de Dios me levantó por los aires y, en visiones producidas por Dios, me llevó a Jerusalén y me colocó a la entrada de la puerta interior de la ciudad, que da al norte, donde se encuentra el ídolo que provoca la ira del Señor. Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como yo la había visto en la visión que tuve en la llanura. Entonces me dijo: “Dirige tu vista hacia el norte.” Dirigí mi vista al norte y, en la entrada, junto a la puerta del altar, vi el ídolo que provoca la ira del Señor.
EZEQUIEL 8:3-5 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Aquella figura extendió lo que parecía ser una mano, y me tomó del cabello. Un viento me sostuvo entre la tierra y el cielo, y en visiones divinas me llevó a la parte norte de Jerusalén, hasta la entrada de la puerta interior, que es donde está el ídolo que provoca los celos de Dios. Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo. Y Dios me dijo: «Hijo de hombre, levanta la vista hacia el norte». Yo miré en esa dirección, y en la entrada misma, al norte de la puerta del altar, vi el ídolo que provoca los celos de Dios.
EZEQUIEL 8:3-5 La Palabra (versión española) (BLP)
Alargó una especie de mano y me agarró por los cabellos; el espíritu me levantó en vilo entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén, mediante una visión divina, hasta la entrada de la puerta interior que mira al norte, donde está instalado el ídolo que provoca los celos del Señor. Y me encontré allí con la gloria del Dios de Israel, de modo semejante a como la había visto en la llanura. Me dijo: —Hijo de hombre, dirige tu mirada hacia el norte. Miré hacia el norte y vi que al norte del pórtico del altar, justo a la entrada, estaba el ídolo que provoca los celos.