EZEQUIEL 3:20-27
EZEQUIEL 3:20-27 La Palabra (versión española) (BLP)
Si una persona honrada se desvía de su honradez y comete algo malo, haré que tropiece y morirá; como tú no le has puesto en guardia, morirá por su pecado y su honradez no será tenida en cuenta, pero a ti te pediré cuentas de su vida. Pero si pones sobre aviso al honrado diciéndole que no peque, y en efecto no peca, vivirá por haber sido puesto sobre aviso, y además tú habrás salvado tu vida. Sentí sobre mí la mano del Señor, que me dijo: —Vete de inmediato a la llanura, que voy a hablarte allí. Me puse inmediatamente en marcha hacia la llanura, y allí estaba la gloria del Señor (era la gloria que había visto a orillas del río Quebar). Al verla, caí rostro en tierra. El espíritu penetró en mí y me puso de pie; a continuación me habló así: —Vete y enciérrate en tu casa. Ten en cuenta que usarán cuerdas para atarte, y que no podrás soltarte. Voy a pegarte la lengua al paladar, y quedarás mudo; así no podrás recriminarles nada (ya sabes que son gente rebelde). Cuando yo te hable, abriré tu boca para que les anuncies: «Esto dice el Señor Dios»; el que quiera escuchar, que escuche; y el que no quiera, que no escuche. Ya te he dicho que son gente rebelde.
EZEQUIEL 3:20-27 Reina Valera 2020 (RV2020)
Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, y yo pongo tropiezo delante de él, morirá porque tú no le habrás amonestado; en su pecado morirá, y sus actos de justicia que haya llevado a cabo no serán tenidos en cuenta; pero yo te pediré a ti cuentas de su sangre. Pero si amonestas al justo para que no peque, y no peca, sin duda vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás salvado tu vida. Sentí sobre mí la mano del Señor, que me dijo: —Levántate y sal al campo, y allí hablaré contigo. Me levanté y salí al campo; y allí estaba la gloria del Señor, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. Entonces entró el espíritu en mí y me puse de pie, y me dijo: —Entra y enciérrate dentro de tu casa. En cuanto a ti, hijo de hombre, debes saber que pondrán cuerdas sobre ti, y con ellas te atarán y no podrás salir para estar entre ellos. Haré que se te pegue la lengua al paladar, y estarás mudo, y no serás para ellos un hombre que reprende, porque son una nación de rebeldes. Pero cuando yo te haya hablado, abriré tu boca y les dirás: «Así ha dicho el Señor»: El que escucha, que escuche; y el que no quiera escuchar, que no escuche, porque son una nación de rebeldes.
EZEQUIEL 3:20-27 La Palabra (versión española) (BLP)
Si una persona honrada se desvía de su honradez y comete algo malo, haré que tropiece y morirá; como tú no le has puesto en guardia, morirá por su pecado y su honradez no será tenida en cuenta, pero a ti te pediré cuentas de su vida. Pero si pones sobre aviso al honrado diciéndole que no peque, y en efecto no peca, vivirá por haber sido puesto sobre aviso, y además tú habrás salvado tu vida. Sentí sobre mí la mano del Señor, que me dijo: —Vete de inmediato a la llanura, que voy a hablarte allí. Me puse inmediatamente en marcha hacia la llanura, y allí estaba la gloria del Señor (era la gloria que había visto a orillas del río Quebar). Al verla, caí rostro en tierra. El espíritu penetró en mí y me puso de pie; a continuación me habló así: —Vete y enciérrate en tu casa. Ten en cuenta que usarán cuerdas para atarte, y que no podrás soltarte. Voy a pegarte la lengua al paladar, y quedarás mudo; así no podrás recriminarles nada (ya sabes que son gente rebelde). Cuando yo te hable, abriré tu boca para que les anuncies: «Esto dice el Señor Dios»; el que quiera escuchar, que escuche; y el que no quiera, que no escuche. Ya te he dicho que son gente rebelde.
EZEQUIEL 3:20-27 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
También puede darse el caso de que un hombre recto deje su vida de rectitud y haga lo malo, y que yo lo ponga en peligro de caer; si tú no se lo adviertes, morirá. Yo no tomaré en cuenta el bien que haya hecho y morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su muerte. Si tú, en cambio, exhortas a ese hombre a no pecar y él no peca, seguirá viviendo, porque hizo caso de la exhortación, y tú salvarás tu vida.” El Señor puso allí mismo su mano sobre mí y me dijo: “Levántate y sal a la llanura, que allí te voy a hablar.” Me levanté y salí a la llanura, y allí vi la gloria del Señor como la había visto a orillas del río Quebar. Me incliné hasta tocar el suelo con la frente, pero el poder de Dios entró en mí y me hizo poner de pie. Entonces el Señor me habló de esta manera: “Ve y enciérrate en tu casa. Mira, te van a atar con cuerdas, de manera que no podrás salir y estar con el pueblo. Además yo haré que la lengua se te quede pegada al paladar, y que te quedes mudo. No podrás reprenderlos, aunque son un pueblo rebelde. Pero cuando yo quiera decirte algo, te devolveré el habla y entonces les dirás: ‘Esto dice el Señor.’ El que quiera oir, oirá, pero el que no quiera, no oirá. Porque son un pueblo rebelde.
EZEQUIEL 3:20-27 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Por otra parte, si un justo se desvía de su buena conducta y hace lo malo, y yo lo hago tropezar y tú no se lo adviertes, él morirá sin que se le tome en cuenta todo el bien que haya hecho. Por no haberle hecho ver su maldad, él morirá por su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. Pero, si tú le adviertes al justo que no peque, y en efecto él no peca, él seguirá viviendo porque hizo caso de tu advertencia, y tú habrás salvado tu vida». Luego el SEÑOR puso su mano sobre mí, y me dijo: «Levántate y dirígete al campo, que allí voy a hablarte». Yo me levanté y salí al campo. Allí vi la gloria del SEÑOR, tal como la había visto a orillas del río Quebar, y caí rostro en tierra. Entonces el Espíritu de Dios entró en mí, hizo que me pusiera de pie y me dijo: «Ve y enciérrate en tu casa. A ti, hijo de hombre, te atarán con sogas para que no puedas salir ni andar entre el pueblo. Yo haré que se te pegue la lengua al paladar, y así te quedarás mudo y no podrás reprenderlos, por más que sean un pueblo rebelde. Pero, cuando yo te hable, te soltaré la lengua y les advertirás: “Así dice el SEÑOR omnipotente”. El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera, que no oiga, porque son un pueblo rebelde.