EZEQUIEL 23:22-49
EZEQUIEL 23:22-49 Reina Valera 2020 (RV2020)
Por tanto, Aholiba, así ha dicho el Señor: Yo suscitaré contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y los haré venir contra ti de todos lados. Los de Babilonia y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y todos los de Asiria con ellos; jóvenes apuestos, gobernadores y capitanes, nobles y hombres notables, que montan a caballo todos ellos. Y vendrán contra ti en carros y carretas, y con ellos una multitud de pueblos. Escudos, paveses y yelmos pondrán contra ti por todos los lados. Yo pondré en sus manos el juicio, y según sus leyes te juzgarán. Pondré mi celo contra ti, y procederán contigo con furor. Te arrancarán la nariz y las orejas, y lo que te quede caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas, y el resto de ti será consumido por el fuego. Te despojarán de tus vestidos y te arrebatarán todos los adornos de tu belleza. Y haré cesar de ti tu lujuria y tu fornicación de la tierra de Egipto: no levantarás ya más hacia ellos tus ojos ni nunca más te acordarás de Egipto. Porque así ha dicho el Señor: Yo te entrego en manos de aquellos que aborreciste, en manos de aquellos de los cuales se hastió tu alma, los cuales procederán contigo con odio y tomarán todo el fruto de tu labor; te dejarán desnuda por completo, y se descubrirá la inmundicia de tus fornicaciones, tu lujuria y tu prostitución. Estas cosas se harán contigo porque fornicaste yendo detrás de las naciones, y te contaminaste con sus ídolos. En el camino de tu hermana anduviste; yo, pues, pondré su copa en tu mano. Así ha dicho el Señor: Beberás la gran copa, honda y ancha, de tu hermana, que es de gran capacidad; de ti se mofarán las naciones y se reirán de ti. Quedarás embriagada y afligida por la copa de soledad y de desolación, por la copa de tu hermana Samaria. La beberás, pues, hasta agotarla; quebrarás sus tiestos y te desgarrarás los pechos, porque yo he hablado, dice el Señor. Por tanto, así ha dicho el Señor: Por cuanto te has olvidado de mí y me has dado la espalda, sufrirás las consecuencias de tu lujuria y de tus fornicaciones. Y me dijo el Señor: —Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Ahola y a Aholiba, y les denunciarás sus abominaciones? Porque han adulterado y hay sangre en sus manos. Han fornicado con sus ídolos, y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego para quemarlos. Aun me hicieron más: contaminaron mi santuario en aquel día y profanaron mis sábados. Pues tras haber sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi santuario el mismo día para contaminarlo. ¡Y esto lo hicieron en medio de mi casa! Además, enviaron mensajeros para que vinieran hombres de tierras lejanas, y vinieron. Por amor de ellos te lavaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con adornos; te sentaste sobre un suntuoso estrado; fue preparada una mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi incienso y mi aceite. Y se oyó allí el bullicio de una multitud que se solazaba con ella; y con los hombres de la gente común había sabeos traídos del desierto; y pusieron pulseras en sus manos y bellas coronas sobre sus cabezas. Y dije respecto de la envejecida en adulterios: ¿Todavía cometerán fornicaciones con ella, y ella con ellos? Porque vienen a ella como quien viene a una prostituta. Así vienen a Ahola y a Aholiba, mujeres depravadas. Por tanto, hombres justos las juzgarán según la ley de las adúlteras y según la ley de las que derraman sangre; porque son adúlteras y hay sangre en sus manos. Por lo que así ha dicho el Señor: Yo haré subir tropas contra ellas, las entregaré a la turbación y a la rapiña. Las turbas las apedrearán y las atravesarán con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus hijas, e incendiarán sus casas. Así haré cesar la lujuria de la tierra; escarmentarán todas las mujeres, y no harán según vuestras perversidades. Y sobre vosotras pondrán vuestras perversidades y pagaréis los pecados de vuestra idolatría. Y sabréis que yo soy el Señor.
EZEQUIEL 23:22-49 La Palabra (versión española) (BLP)
Por eso, Oholibá, así dice el Señor Dios: Voy a incitar contra ti a tus amantes, a esos de quienes te hastiaste, y haré que te ataquen por todos los flancos: los babilonios y todos los caldeos de Pecod, de Soa y de Coa; todos los asirios, aquellos jóvenes apuestos, gobernadores y magistrados, capitanes y héroes, todos montados en sus caballos. Te atacarán por el norte carros de combate y carretas, y un nutrido ejército. Por todas partes te harán frente con paveses, escudos y yelmos; por mi parte les concederé la posibilidad de juzgar, y te juzgarán conforme a sus leyes. Descargaré mis celos contra ti y serás víctima de su furor; te cortarán nariz y orejas, y tu descendencia caerá a filo de espada. Se llevarán a tus hijos e hijas, y tus supervivientes serán devorados por el fuego. Te quitarán la ropa y se apoderarán de tus joyas. Pondré fin a tu inmoralidad y a tus prostituciones, que empezaron en tierra de Egipto; no volverás a poner tus ojos en ellos, ni te acordarás ya de Egipto. Pues esto dice el Señor Dios: He decidido entregarte en manos de los que odias, en poder de quienes te has hastiado. Te tratarán con odio, te desposeerán de tus bienes y te dejarán desnuda del todo; dejarán al descubierto tu desnudez de prostituta. Tu inmoralidad y tus prostituciones te han acarreado todo esto, por haberte prostituido yendo detrás de las naciones, por haberte contaminado con sus ídolos. Por haber seguido el camino de tu hermana, pondré su copa en tu mano. Esto dice el Señor Dios: Beberás la copa de tu hermana, la copa profunda y ancha, que servirá de risa y de burla, una copa de gran capacidad. Quedarás embriagada y afligida. Copa de horror y devastación la copa de tu hermana Samaría. La beberás hasta la última gota, consumirás incluso sus heces y te rasgarás los pechos. Yo soy quien ha hablado —oráculo del Señor Dios. Por consiguiente, esto dice el Señor Dios: Por haberme olvidado y haberme vuelto la espalda, tendrás que cargar con tu inmoralidad y tus prostituciones. Me dijo el Señor: —Hijo de hombre, si quieres juzgar a Oholá y a Oholibá, repróchales sus abominaciones. Han cometido adulterio, tienen sangre en sus manos, se han prostituido con sus ídolos e incluso han pasado a fuego a los hijos que me habían dado. Pero hicieron algo más: aquel día contaminaron mi santuario y profanaron mis sábados. Y, tras sacrificar a sus hijos en honor de sus ídolos, entraron ese mismo día en mi santuario para profanarlo. Eso es lo que hicieron dentro de mi propia casa. Incluso enviaron mensajeros para que vinieran hombres de tierras lejanas. En cuanto llegaron, te lavaste, te pintaste los ojos y te enjoyaste. Te recostaste en tu magnífico diván, frente al cual estaba dispuesta una mesa, sobre la que habías puesto el incienso y los perfumes que me correspondían a mí. Ella disfrutaba con el ruido causado por una multitud de hombres despreocupados, llegados del desierto, que ponían brazaletes en las muñecas de ellas y hermosas coronas en sus cabezas. Y yo me preguntaba si aquella mujer, desgastada de tanto cometer adulterios, sería capaz de seguir con sus fornicaciones. Acudían a ella como quien acude donde una prostituta: eso es lo que hacían cuando visitaban a las depravadas Oholá y a Oholibá. Pero otros hombres justicieros les aplicarán el castigo reservado a las adúlteras y homicidas, pues son realmente adúlteras y sus manos están manchadas de sangre. Esto dice el Señor Dios: Que las ataque un ejército y las someta al terror y al saqueo. Las apedrearán y las destrozarán con sus espadas; matarán a sus hijos e hijas e incendiarán sus viviendas. Pondré fin en el país a la inmoralidad, y esto servirá de aviso a todas las mujeres para que no cometan adulterio como tú has hecho. Se os hará responsables de vuestra inmoralidad, cargaréis con los pecados cometidos con vuestros ídolos, y reconoceréis que yo soy el Señor Dios.
EZEQUIEL 23:22-49 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por eso yo, el Señor, digo: Voy a hacer que esos amantes tuyos, de los que ahora sientes asco, se vuelvan tus enemigos. De todas partes voy a lanzar contra ti a los babilonios y a los caldeos, a los de Pecod, Soa y Coa, y a todos los asirios; todos ellos jóvenes apuestos, jefes y gobernadores, oficiales y guerreros; todos ellos gente de a caballo. Vendrán contra ti, con gran número de carros y de ejércitos; te rodearán por todas partes, armados, y con cascos y escudos, y yo les daré el derecho de juzgarte, y te juzgarán según sus leyes. Yo descargaré sobre ti el furor de mi ira, y ellos te tratarán con crueldad; te cortarán la nariz y las orejas, y a los que aún queden vivos los matarán a filo de espada. Te arrebatarán tus hijos y tus hijas, y al fin caerás devorada por el fuego. Te quitarán tus vestidos y se apoderarán de tus joyas. Así pondré fin a tu libertinaje y a la prostitución a la que te entregaste en Egipto, y no volverás a ver a los egipcios ni a acordarte de ellos. “Esto digo yo, el Señor: Voy a dejar que caigas en poder de las naciones que odias y de las que sientes asco. Ellas te tratarán con odio, se adueñarán de lo que has ganado con tu trabajo y te dejarán completamente desnuda; quedará al descubierto tu cuerpo, que entregaste a la prostitución. Tu libertinaje y tu prostitución son la causa de lo que hoy te pasa, pues te entregaste a la prostitución con esas naciones y te rebajaste adorando sus ídolos. Seguiste los pasos de tu hermana; por eso te daré a beber la misma copa que le di a ella. “Esto digo yo, el Señor: Beberás de la misma copa que tu hermana, una copa grande, ancha y profunda, llena de burla y desprecio, llena de ruina y destrucción. Es la copa de tu hermana Samaria, con la que quedarás borracha y dolorida. La beberás hasta el fondo, y luego la harás pedazos y te desgarrarás los pechos. Yo, el Señor, he hablado; yo he dado mi palabra. “Por eso yo, el Señor, digo: Puesto que te has olvidado de mí y me has vuelto la espalda, tendrás que sufrir el castigo de tu libertinaje y de tus prostituciones.” El Señor me dijo: “Y tú, hombre, ¿quieres pronunciar la sentencia contra Oholá y Oholibá? Entonces échales en cara sus acciones detestables. Ellas me han sido infieles y tienen las manos manchadas de sangre. Me han sido infieles adorando a sus ídolos, y en honor de ellos han sacrificado en el fuego a sus propios hijos, los hijos que yo tuve con ellas. Además, han hecho esto contra mí: en un mismo día profanaron mi santo templo y deshonraron mis sábados. Y el mismo día que sacrificaron a sus hijos para honrar a sus ídolos, vinieron a mi santo templo y lo profanaron. ¡Esto es lo que han hecho en mi propia casa! “Enviaron mensajeros para hacer venir hombres de lejos, los cuales vinieron. Ellas dos se bañaron, se pintaron los ojos y se adornaron con joyas para recibirlos; se sentaron en una cama lujosa, con la mesa ya servida, y en ella pusieron el incienso y el aceite consagrados a mi servicio. Se escuchaban los gritos de una multitud haciendo fiesta; eran hombres venidos del desierto, que adornaban a las mujeres poniéndoles brazaletes en los brazos y hermosas coronas en la cabeza. Yo me decía: ‘Ahora van a servirse de estas prostitutas gastadas por los adulterios. ¡Nada menos que con ellas! Vienen a Oholá y Oholibá, mujeres libertinas, como quien va a las prostitutas.’ Pero los hombres justos dictarán contra ellas la sentencia que merecen las adúlteras y las asesinas. Porque son adúlteras, y tienen las manos manchadas de sangre.” Esto dice el Señor: “Que se reúna el pueblo contra ellas, que las haga sentir pánico y las robe; que el pueblo entero las mate a pedradas y las atraviese con sus espadas; que mate a sus hijos e hijas y queme sus casas. Yo haré que desaparezca del país esta conducta infame. Así todas las mujeres aprenderán la lección y no seguirán su ejemplo inmoral. En cuanto a esas dos, recibirán el castigo de su conducta inmoral y de sus pecados de idolatría. Y reconoceréis que yo soy el Señor.”
EZEQUIEL 23:22-49 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
»Por eso, Aholibá, así dice el SEÑOR omnipotente: “Voy a incitar contra ti a tus amantes, de los que ahora estás hastiada. De todas partes traeré contra ti a los babilonios y a todos los caldeos, a los de Pecod, Soa y Coa, y con ellos a los asirios, todos ellos jóvenes apuestos, gobernantes y oficiales, guerreros y hombres distinguidos, montados a caballo. Vendrán contra ti con muchos carros y carretas, y con una multitud de ejércitos, cascos y escudos. Les encargaré que te juzguen, y te juzgarán según sus costumbres. Descargaré sobre ti el furor de mi ira, y ellos te maltratarán con saña. Te cortarán la nariz y las orejas, y a tus sobrevivientes los matarán a filo de espada. Te arrebatarán a tus hijos y a tus hijas, y los que aún queden con vida serán consumidos por el fuego. Te arrancarán tus vestidos y te quitarán tus joyas. Así pondré fin a tu lujuria y a tu prostitución, que comenzaste en Egipto. Ya no desearás esas cosas ni te acordarás más de Egipto. »”Así dice el SEÑOR omnipotente: Voy a entregarte en manos de los que odias, en manos de quienes te hartaron. Ellos te tratarán con odio y te despojarán de todas tus posesiones. Te dejarán completamente desnuda, y tus prostituciones quedarán al descubierto. Tu lujuria y tu promiscuidad son la causa de todo esto, porque te prostituiste con las naciones y te contaminaste con sus ídolos. Por cuanto has seguido los pasos de tu hermana, en castigo beberás la misma copa. »”Así dice el SEÑOR omnipotente: »”Beberás la copa de tu hermana, una copa grande y profunda. Llena está de burla y escarnio, llena de embriaguez y dolor. Es la copa de ruina y desolación; ¡es la copa de tu hermana Samaria! La beberás hasta las heces, la romperás en mil pedazos, y te desgarrarás los pechos porque yo lo he dicho. Lo afirma el SEÑOR omnipotente. »”Por eso, así dice el SEÑOR omnipotente: Por cuanto me has olvidado y me has dado la espalda, sufrirás las consecuencias de tu lujuria y de tus prostituciones”». El SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, ¿acaso no juzgarás a Aholá y a Aholibá? ¡Échales en cara sus actos detestables! Ellas han cometido adulterio, y tienen las manos manchadas de sangre. Han cometido adulterio con sus ídolos, han sacrificado a los hijos que me dieron, y los han ofrecido como alimento a esos ídolos. Además, me han ofendido contaminando mi santuario y, a la vez, profanando mis sábados. El mismo día que sacrificaron a sus hijos para adorar a sus ídolos, entraron a mi santuario y lo profanaron. ¡Y lo hicieron en mi propia casa! »Y por si fuera poco, mandaron a traer gente de muy lejos. Cuando esa gente llegó, ellas se bañaron, se pintaron los ojos y se adornaron con joyas; luego se sentaron en un diván lujoso, frente a una mesa donde previamente habían colocado el incienso y el aceite que me pertenecen. Podía escucharse el bullicio de una multitud: eran los sabeos, que venían del desierto. Adornaron a las mujeres poniéndoles brazaletes en los brazos y hermosas coronas sobre la cabeza. Pensé entonces en esa mujer desgastada por sus adulterios: “Ahora van a seguir aprovechándose de esa mujer prostituida”. Y se acostaron con ella como quien se acuesta con una prostituta. Fue así como se acostaron con esas mujeres lascivas llamadas Aholá y Aholibá. Pero los hombres justos les darán el castigo que merecen las mujeres asesinas y adúlteras, ¡porque son unas adúlteras, y tienen las manos manchadas de sangre! »En efecto, así dice el SEÑOR: ¡Que se convoque a una multitud contra ellas, y que sean entregadas al terror y al saqueo! ¡Que la multitud las apedree y las despedace con la espada! ¡Que maten a sus hijos y a sus hijas, y les prendan fuego a sus casas! Yo pondré fin en el país a esta conducta llena de lascivia. Todas las mujeres quedarán advertidas y no seguirán su ejemplo. Sobre estas dos hermanas recaerá su propia lascivia, y pagarán las consecuencias de sus pecados de idolatría. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR omnipotente».