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EZEQUIEL 17:1-10

EZEQUIEL 17:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)

El Señor me dirigió la palabra: —Hijo de hombre, propón un enigma y cuenta una alegoría al pueblo de Israel. Le dirás: Esto dice el Señor Dios: El águila gigante, de gran envergadura y largas alas remeras, de tupido plumaje, todo colorido, vino al Líbano y arrancó un pimpollo del cedro, cortó su tallo más alto y lo transportó a tierra de mercaderes, lo replantó en una ciudad de comerciantes. Tomó semilla del país y la plantó en una fértil parcela; la puso junto a aguas abundantes, como si fuera un sauce, de modo que brotara y se hiciera una vid frondosa, achaparrada; sus sarmientos se inclinaron hacia el águila, sus raíces le quedaron sometidas. Se convirtió en cepa: brotaron los vástagos, se cubrió de sarmientos. Pero había otra águila de gran envergadura y abundante plumaje. Dobló la vid sus raíces y las extendió hacia ella; dirigió a ella sus sarmientos para recibir más agua que en el bancal donde estaba plantada. Plantada en fértil campiña, a la vera de aguas abundantes, podía echar ramas y frutos, ser una vid portentosa. Di: Esto dice el Señor Dios: ¿Saldrá adelante la vid? ¿No le arrancará [el águila] las raíces y hará que se malogre su fruto, dejando secos sus rebrotes [sin necesitar gran esfuerzo, sin el concurso de mucha gente], hasta que quede arruinada, sin raíz? ¿Prosperará aunque esté plantada? ¿No se secará cuando la azote el viento que viene del este? Se secará en el bancal donde brotó.

EZEQUIEL 17:1-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

El Señor se dirigió a mí y me dijo: “Tú, hombre, propón al pueblo de Israel una comparación. Diles: ‘Esto dice el Señor: Un águila enorme llegó al Líbano; sus alas eran grandes y de mucho alcance, cubiertas de plumas de muchos colores. Tomó la punta de un cedro, cortó la rama más alta y fue a plantarla en un país de comerciantes, en una ciudad de mucho comercio. Luego tomó de la tierra una semilla y la sembró en un terreno cultivado, a la orilla de un arroyo, con agua abundante. La semilla nació y se convirtió en una vid frondosa; y aunque era poca su altura, dirigió sus ramas hacia el águila mientras hundía sus raíces en la tierra. Se convirtió en una vid; produjo retoños y echó ramas. Pero había otra águila enorme, de grandes alas y abundante plumaje. Entonces la vid dirigió sus raíces y tendió sus ramas hacia esta águila, para que le diera más agua, lejos del lugar donde estaba plantada. Sin embargo estaba plantada en buena tierra, junto a agua abundante, donde podía echar ramas y dar fruto y convertirse en una vid hermosa.’ “Diles, pues, de mi parte: ‘Esto dice el Señor: Esta vid no prosperará. El águila primera le arrancará las raíces y le hará caer los frutos. Con poco esfuerzo, sin mucha gente, la arrancará de raíz y se secarán todos sus renuevos. Aunque la trasplanten, no retoñará; se secará al soplar sobre ella el viento del este; se secará en el lugar donde debía retoñar.’ ”

EZEQUIEL 17:1-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

El SEÑOR me habló diciendo: «Hijo de hombre: Plantéale al pueblo de Israel este enigma, y nárrale esta parábola. Adviértele que así dice el SEÑOR: »Llegó al Líbano un águila enorme, de grandes alas, tupido plumaje y vivos colores. Se posó sobre la copa de un cedro, y arrancó el retoño más alto. Lo llevó a un país de mercaderes, y lo plantó en una ciudad de comerciantes. Tomó luego semilla de aquel país y la plantó en terreno fértil. La sembró como a un sauce, junto a aguas abundantes. La semilla germinó y se hizo una vid frondosa, de poca altura; volvió sus ramas hacia el águila, y hundió sus raíces bajo sí misma. Así se convirtió en una vid con retoños y exuberante follaje. Pero había otra águila grande, de gigantescas alas y abundante plumaje. Y la vid volvió sus raíces y orientó sus ramas hacia ella, para recibir más agua de la que ya tenía. ¡Había estado plantada en tierra fértil junto a aguas abundantes, para echar retoños y dar frutos, y convertirse en una hermosa vid! »Adviértele que así dice el SEÑOR: »¿Prosperará esa vid? ¿El águila no la arrancará de raíz? ¿No le quitará su fruto, y así la vid se marchitará? Sí, los tiernos retoños se secarán. No hará falta un brazo fuerte ni mucha gente para arrancarla de cuajo. ¿Prosperará aunque sea trasplantada? ¿Acaso el viento del este no la marchitará cuando la azote? ¡Claro que sí se marchitará en el lugar donde había nacido!»