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EZEQUIEL 16:15-63

EZEQUIEL 16:15-63 Reina Valera 2020 (RV2020)

Pero confiaste en tu belleza, te prostituiste a causa de tu fama y derramaste tu lujuria sobre cuantos pasaban. ¡Fuiste de ellos! Tomaste de tus vestidos, te hiciste diversos lugares altos y fornicaste sobre ellos. ¡Cosa semejante nunca había sucedido ni volverá a suceder! Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata, que yo te había dado, te hiciste imágenes de hombres y fornicaste con ellas. Tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste, y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas. Mi pan también, que yo te había dado, la flor de harina, el aceite y la miel, con lo que yo te había mantenido, lo pusiste delante de ellas para olor agradable; y fue así, dice el Señor. Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fueran su alimento. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones, que degollaste también a mis hijos y los ofreciste a aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía? Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda por completo, cuando estabas llena de sangre. Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti!, dice el Señor), te edificaste lugares altos y te hiciste altar en todas las plazas. En cada cabecera de camino edificaste un lugar alto y deshonraste tu hermosura: te ofreciste a cuantos pasaban y multiplicaste tus fornicaciones. Fornicaste con tus vecinos, esos egipcios de gran potencia sexual; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme. Por tanto, yo extendí contra ti mi mano y disminuí tu provisión ordinaria. Te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen y se avergüenzan de tu conducta indecente. Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; fornicaste con ellos y tampoco te saciaste. Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste. ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice el Señor, después de haber hecho todas estas cosas, obras de una prostituta desvergonzada, pues edificabas tus lugares altos en cada cabecera de camino y levantabas tus altares en todas las plazas! Pero no fuiste semejante a una prostituta, pues, no cobrabas nada. Fuiste como la mujer adúltera que en lugar de su marido recibe a extraños. A todas las prostitutas les dan regalos; pero tú diste tus regalos a todos tus amantes. Les diste presentes, para que de todas partes vinieran a fornicar contigo. Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres: como nadie te busca para fornicar, eres tú quien da la paga, en lugar de recibirla; por eso has sido diferente. Por tanto, prostituta, oye palabra del Señor. Así dice el Señor: Puesto que tú has dejado al descubierto tu desnudez con tus prostituciones, y te has exhibido ante tus amantes y ante tus repugnantes ídolos, a los que ofreciste la sangre de tus hijos, por eso, yo reuniré a todos tus amantes con los que tuviste placer, y a todos los que amaste, y también a todos los que aborreciste. Los reuniré alrededor de ti, y delante de ellos descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez. Yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras y de las que derraman sangre, y traeré sobre ti sangre de ira y de celos. Te entregaré en manos de ellos, y ellos destruirán tus lugares altos y derribarán tus altares. Te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas y te dejarán desnuda por completo. Harán subir contra ti una muchedumbre de gente, que te apedreará y te atravesará con sus espadas. Incendiarán tus casas, y harán en ti juicios en presencia de muchas mujeres. Así haré que dejes de ser una prostituta y que ceses de prodigar tus favores. Así saciaré mi ira sobre ti, se apartará de ti mi celo y descansaré para no volver a enojarme. Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud y me provocaste a ira en todo esto, por eso, yo también te castigaré por tu mala conducta, dice el Señor; pues ni aun has pensado sobre toda tu lujuria. Todo el que profiere refranes te aplicará a ti aquel que dice: «Cual la madre, tal la hija». Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido y a sus hijos; y hermana eres de tus hermanas, que desecharon a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue hetea y vuestro padre amorreo. Tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan al norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita al sur de ti. Ni aun anduviste en sus caminos ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco, y muy poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos. Vivo yo, dice el Señor, que tu hermana Sodoma y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas. Esta fue la maldad de Sodoma, tu hermana: soberbia, pan de sobra y abundancia de ocio tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del necesitado. Se llenaron de soberbia e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi, las quité de en medio. Sin embargo, Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que has hecho. Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza en los pecados que cometiste, más abominables que los de ellas. ¡Más justas son que tú! Avergüénzate, pues, tú también, y carga con tu ignominia, por cuanto has justificado a tus hermanas. Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas, para que cargues con tu ignominia y te avergüences de todo lo que has hecho, pues eres tú motivo de consuelo para ellas. Tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con las suyas, volverán a su primer estado. También tú y tus hijas volveréis a vuestro primer estado. Tu hermana Sodoma no era digna de mención en tu boca cuando andabas llena de soberbia, antes que tu maldad fuera descubierta. Así también, ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian. Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice el Señor. Pero aún más ha dicho el Señor: Yo no haré contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto. Antes bien, yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto eterno. Te acordarás de tu conducta, y te avergonzarás cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las que yo te daré por hijas, aunque no por tu pacto, sino por mi pacto que confirmaré contigo. Y sabrás que yo soy el Señor; para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice el Señor.

EZEQUIEL 16:15-63 La Palabra (versión española) (BLP)

Pero, pagada de tu belleza y aprovechando tu fama, te prostituiste y prodigaste tus encantos de prostituta con todo el que pasaba, quienquiera que fuese. Tomaste algunos de tus vestidos y te hiciste tiendas de colores para instalarlas en los santuarios de los altos, y te prostituiste en ellas. Tomaste los adornos que te hermoseaban, hechos con el oro y la plata que yo te había regalado, y te fabricaste ídolos para prostituirte con ellos. Los cubriste con tus vestidos recamados y les ofreciste el aceite y el incienso que yo te había dado. También les ofreciste, como ofrenda aromática, el pan que yo te había dado y la flor de harina, el aceite y la miel con que yo te había alimentado —oráculo del Señor Dios—. Tomaste a tus hijos e hijas, que me habías dado a luz, y se los ofreciste en sacrificio como alimento. Y como te parecía poco tu conducta de prostituta, degollaste a mis hijos y se los ofreciste para que fueran pasados por el fuego. Con todas tus abominaciones y prostituciones no te acordaste de cuando eras una niña y estabas desnuda del todo, de cuando te revolcabas en tu sangre. Y aparte de todas estas infamias ¡ay de ti! —oráculo del Señor Dios—, te construiste un prostíbulo y en todas las plazas te hiciste una plataforma. Erigiste tu plataforma en los cruces de todos los caminos, deshonrando tu hermosura, y te abrías de piernas a todo el que pasaba, agravando así tu conducta de prostituta. Te prostituiste con los egipcios, esos vecinos tuyos de enormes genitales, y agravaste tu conducta de prostituta con ánimo de provocarme. Entonces extendí mi mano contra ti, reduje tu ración y te puse a merced de tus enemigas las filisteas, que se avergonzaron de tu conducta inmoral. Te prostituiste con los asirios, pues por lo visto no habías tenido suficiente, y aun así no te hartaste. Agravaste tu conducta de prostituta en tierra de comerciantes, en Caldea; y ni aun así te hartaste. ¡Qué enfebrecido tiene que estar tu corazón —oráculo del Señor Dios— para hacer todas estas cosas, acciones propias de una prostituta empecinada, para construir tu prostíbulo en los cruces de todos los caminos y para erigir tu plataforma en todas las plazas! Pero no fuiste como la prostituta profesional, pues despreciabas tu paga. La esposa adúltera, que prescinde de su marido, acepta regalos; a todas las prostitutas se les paga lo convenido. Tú, en cambio, hacías regalos a todos tus amantes y los atraías con mercedes para que vinieran de los alrededores a fornicar contigo. Te ha ocurrido lo contrario que a las demás mujeres pues, como nadie ha ido tras de ti solicitándote, has sido tú la que ha pagado en lugar de recibir lo convenido. ¡Justo al revés! Por tanto, prostituta, escucha la palabra del Señor. Esto dice el Señor Dios: Por haber puesto al descubierto tu sexo y haber enseñado tu desnudez al fornicar con tus amantes (esos ídolos abominables a los que ofreciste la sangre de tus hijos), pienso reunir a todos los amantes que complaciste, a los que amabas y a los que odiabas. Te los reuniré de los alrededores y descubriré tu desnudez ante ellos para que contemplen tus vergüenzas. Te aplicaré el castigo de las adúlteras y de las homicidas, descargaré sobre ti el furor que me provocan los celos. Te entregaré en sus manos, abatirán tu prostíbulo, demolerán tus plataformas, rasgarán tus vestidos, te quitarán las joyas y te dejarán desnuda del todo. Te atacarán en tropel, te apedrearán y te atravesarán con sus espadas. Prenderán fuego a tus casas y te aplicarán la sentencia en presencia de numerosas mujeres; pondré fin a tus prostituciones y no volverás a dar regalos a tus amantes. Una vez que descargue en ti mi cólera, se acabarán los celos que siento por ti, me sosegaré y no volveré a irritarme. Por no haberte acordado de cuando eras joven y por haberme irritado con todas esas cosas, te haré responsable de tu conducta —oráculo del Señor Dios—. Porque, además de todas tus abominaciones, ¿acaso no has cometido infamia? Verás cómo los que inventan refranes te sacarán el siguiente: «De tal madre tal hija». Eres hija de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos; y hermana de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre era hitita y vuestro padre amorreo. Tu hermana mayor es Samaría que, con sus ciudades, está situada a tu izquierda; tu hermana menor es Sodoma que, con sus ciudades, está situada a tu derecha. ¿No te has portado igual de mal que ellas y has cometido sus mismas abominaciones? ¿Incluso no las has superado con toda tu conducta corrompida? Lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que tu hermana Sodoma y sus ciudades no se han portado tan mal como tú y tus ciudades. Este fue el pecado de tu hermana Sodoma y de sus ciudades: orgullo, hartura de pan y despreocupación; fue incapaz de echar una mano al pobre y al indigente. Se enorgullecieron y cometieron abominaciones en mi presencia; por eso las hice desaparecer, como has podido ver. Respecto a Samaría, no ha cometido ni la mitad de los pecados que tú; tus abominaciones son más numerosas que las suyas, de tal modo que has dejado en buen lugar a tus hermanas con todas las abominaciones que has perpetrado. Así pues, carga con tu afrenta por haber inclinado la balanza a favor de tus hermanas; con tus abominables pecados las has dejado en buen lugar. Así pues, avergüénzate y carga con tu afrenta, por haber dejado en buen lugar a tus hermanas. Pero cambiaré la suerte de Sodoma y sus ciudades y la suerte de Samaría y sus ciudades, y la tuya junto con la de ellas, de este modo tendrás que soportar tu afrenta y avergonzarte de todo lo que has hecho, convirtiéndote así en un consuelo para ellas. Tu hermana Sodoma y sus ciudades volverán a su situación anterior; tu hermana Samaría y sus ciudades volverán a su situación anterior; y también tú y tus ciudades volveréis a vuestra situación anterior. ¿No hiciste de tu hermana Sodoma objeto de tus comentarios hirientes en tu época arrogante, antes de que quedase al descubierto tu desnudez? Pues del mismo modo resuena ahora a tu alrededor el insulto de las ciudades edomitas, de sus circunvecinas y de las ciudades filisteas, que te desprecian. Ahora tendrás que cargar con tu inmoralidad y tus abominaciones —oráculo del Señor. Pues esto dice el Señor Dios: Debería hacer contigo lo mismo que tú hiciste, cuando despreciaste el juramento y rompiste la alianza. Pero yo me acordaré de la alianza que sellé contigo cuando eras joven y estableceré contigo una alianza eterna. Por tu parte, recordarás tu conducta y te avergonzarás cuando yo tome a tus hermanas, mayores y menores, y te las dé como hijas, aunque no como partícipes de tu alianza. Estableceré mi alianza contigo y tendrás que reconocer que yo soy el Señor, de modo que, al acordarte del pasado, te avergüences y, avergonzada, no vuelvas a abrir la boca, pues voy a perdonarte todo lo que has hecho —oráculo del Señor Dios.

EZEQUIEL 16:15-63 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

‘Pero confiaste en tu belleza y te aprovechaste de tu fama para convertirte en una prostituta, entregando tu cuerpo a todo el que pasaba. En las colinas, hiciste con tus vestidos tiendas para el culto pagano, y te prostituiste en ellas. Tomaste las joyas de oro y de plata que yo te había regalado e hiciste figuras de hombres para prostituirte con ellos; les pusiste tus vestidos de bellos colores y les ofreciste mi aceite y mi incienso. El pan que yo te había dado, que era de la mejor harina, y el aceite y la miel con que te había alimentado, se los ofreciste a ellos como ofrenda de olor agradable. Yo, el Señor, lo afirmo. ‘Tomaste también a los hijos e hijas que tuve contigo y los sacrificaste a esos ídolos, como alimento para ellos. ¿Te parecía poco haberte convertido en prostituta, que además sacrificaste a mis hijos entregándolos a morir quemados en honor de esos ídolos? Con tu detestable vida de prostituta ya no te acuerdas de cuando eras niña y estabas completamente desnuda, pataleando en tu propia sangre. ‘Esto afirmo yo, el Señor: ¡Ay de ti! Además de todos los males que hiciste, te construiste en todo sitio despejado un lugar donde dar culto a los ídolos y entregarte a la prostitución. Al término de todo camino construiste tales lugares, y convertiste tu belleza en algo detestable ofreciendo tu cuerpo a todo el que pasaba, en continuos actos de prostitución. Practicaste la prostitución con tus vecinos, esos egipcios de gran potencia sexual, y provocaste mi ira con tus continuos actos de prostitución. ‘Entonces levanté la mano para castigarte: te hice pasar privaciones y te entregué a las ciudades filisteas, que te odian y que estaban avergonzadas por tu conducta infame. Pero no contenta con eso, te entregaste a la prostitución con los asirios; y ni siquiera así quedaste satisfecha. Seguiste entregándote a la prostitución también en Babilonia, tierra de comerciantes; y ni siquiera así quedaste satisfecha. Yo, el Señor, afirmo: ¡Qué enfermo tenías el corazón para cometer todos esos actos propios de una prostituta desvergonzada! Al término de todo camino y en todo lugar despejado te construiste un altar donde dar culto a los ídolos y entregarte a la prostitución. Pero tú no hacías como las prostitutas: ¡tú no cobrabas! ‘La mujer que es infiel a su marido recibe a extraños. A toda prostituta se le da un pago; pero tú eras más bien quien ofrecías regalos a todos tus amantes y les pagabas para que vinieran de todas partes a pecar contigo. En tu prostitución has hecho lo contrario de lo que hacen otras mujeres: nadie te busca para pecar, ni ellos te pagan a ti, sino que tú les pagas a ellos. ¡Tan solo en esto eres diferente! ‘Por eso, prostituta, escucha mi palabra: Yo, el Señor, te digo: Tú has descubierto desvergonzadamente tu cuerpo para entregarte a la prostitución con tus amantes y con todos tus detestables ídolos, y has derramado la sangre de tus hijos que ofreciste en sacrificio. Por eso, yo voy a reunir a todos los amantes a quienes has complacido, a todos los que amaste y a todos los que odiaste; los reuniré alrededor de ti, y delante de ellos descubriré tu cuerpo para que te vean completamente desnuda. Te juzgaré por adulterio y asesinato, y con ira y celo te entregaré a la muerte. Te dejaré en manos de ellos, para que destruyan tus lugares de prostitución y de culto a los ídolos. Te arrancarán tus vestidos y tus magníficos adornos, y te dejarán completamente desnuda. Levantarán al pueblo contra ti, te apedrearán y te matarán con sus espadas. Prenderán fuego a tus casas y ejecutarán la sentencia contra ti delante de muchas mujeres. Pondré fin a tu prostitución y no volverás a pagar más a tus amantes. Entonces mi ira contra ti quedará satisfecha y mis celos se calmarán; me tranquilizaré y ya no estaré enojado. Tú te olvidaste de cuando eras joven y me irritaste con todas tus acciones infames y detestables; por lo tanto, yo te castigaré por esa conducta tuya. Yo, el Señor, lo afirmo. ‘Todos los amigos de decir refranes dirán refiriéndose a ti: De tal madre, tal hija. Tú eres hija de una madre que odiaba a su marido y a sus hijos, y también tus hermanas odiaban a sus maridos y a sus hijos. La madre de todas vosotras era hitita, y vuestro padre, amorreo. Al norte estaba tu hermana mayor, la ciudad de Samaria, con sus aldeas; al sur, tu hermana menor, la ciudad de Sodoma, también con sus aldeas. Tú seguiste su ejemplo y cometiste sus mismos actos detestables; y no satisfecha con eso, tu conducta fue peor que la suya. Yo, el Señor, lo juro por mi vida: ni tu hermana Sodoma ni sus aldeas hicieron lo que tú y tus aldeas habéis hecho. Este fue el pecado de tu hermana Sodoma: ella y sus aldeas se sentían orgullosas de tener abundancia de alimentos y de gozar de comodidad, pero nunca ayudaron al pobre y al necesitado. Se volvieron orgullosas y cometieron cosas que yo detesto; por eso las destruí, como has visto. En cuanto a Samaria, no cometió ni la mitad de tus pecados. Tú has hecho más cosas detestables que ellas; tantas que, a tu lado, ellas parecen inocentes. Tú tendrás que soportar tu humillación, pues al cometer pecados más detestables que tus hermanas, las hiciste parecer inocentes. Tú tendrás que sufrir esa vergüenza y soportar tu humillación, pues hiciste parecer inocentes a tus hermanas. ‘Yo devolveré la prosperidad a Sodoma y Samaria, y a sus aldeas; y también a ti volveré a darte prosperidad, pero tendrás que soportar tu humillación y avergonzarte de lo que hiciste, con lo cual tú serás para ellas motivo de consuelo. Y cuando Sodoma y Samaria y sus aldeas vuelvan a ser lo que antes fueron, también tú y tus aldeas volveréis a serlo. Tú te burlabas del castigo de tu hermana Sodoma, cuando te sentías tan orgullosa y todavía no se había puesto al descubierto tu maldad; pero ahora las ciudades edomitas y filisteas, todas tus vecinas, te insultan. ¡Todo el mundo te desprecia! Ahora tienes que soportar el castigo de tus acciones malas y detestables. Yo, el Señor, lo afirmo. ‘Yo, el Señor, digo: Te voy a dar tu merecido, pues faltaste a tu juramento y no cumpliste el pacto. Pero yo sí me acordaré del pacto que hice contigo cuando eras joven, y haré contigo un pacto eterno. Cuando yo te dé como hijas a tu hermana mayor y a tu hermana menor, a pesar de que el pacto no me obliga a ello, tú te acordarás de tu conducta pasada y sentirás vergüenza. Yo renovaré mi pacto contigo y tú reconocerás que yo soy el Señor. Tú te acordarás, y sentirás tanta vergüenza y humillación que no volverás a abrir la boca cuando yo te perdone todo lo que has hecho. Yo, el Señor, lo afirmo.’ ”

EZEQUIEL 16:15-63 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

»”Sin embargo, confiaste en tu belleza y, valiéndote de tu fama, te prostituiste. ¡Sin ningún pudor te entregaste a cualquiera que pasaba! Con tus mismos vestidos te hiciste aposentos idolátricos de vistosos colores, y allí te prostituiste. ¡Algo nunca visto! Con las joyas de oro y plata que yo te había obsequiado, hiciste imágenes masculinas, y con ellas te prostituiste ofreciéndoles culto. Les pusiste tus vestidos bordados, y les ofreciste mi aceite y mi perfume. Como ofrenda de olor fragante les presentaste el alimento que yo te había dado: el mejor trigo, el aceite de oliva y la miel. Lo afirma el SEÑOR omnipotente. »”Tomaste también a los hijos y a las hijas que tuviste conmigo y los sacrificaste como alimento a esas imágenes. ¡No te bastaron tus prostituciones! Inmolaste a mis hijos y los pasaste por fuego como ofrenda en honor de esos ídolos. En todas tus repugnantes prácticas y prostituciones no te acordaste de los días de tu infancia, cuando estabas completamente desnuda y te revolcabas en tu propia sangre. »”¡Ay de ti, ay de ti! —afirma el SEÑOR omnipotente—. Para colmo de tus perversidades, construiste prostíbulos en cada plaza. ¡No hubo esquina donde no te exhibieras para prostituirte! Te abriste de piernas a cualquiera que pasaba, y fornicaste sin cesar. Te acostaste con los egipcios, tus vecinos de gran virilidad, y para enfurecerme multiplicaste tus fornicaciones. Yo levanté mi mano para castigarte y reduje tu territorio; te entregué a las ciudades filisteas, que se avergonzaban de tu conducta depravada. Una y otra vez fornicaste con los asirios, porque eras insaciable. Lo mismo hiciste con los comerciantes de Babilonia, y ni así quedaste satisfecha. »”¡Qué mente tan depravada la tuya! —afirma el SEÑOR omnipotente—. ¡Te comportabas como una vil prostituta! Pero, cuando en cada plaza armabas un prostíbulo y te exhibías en cada esquina, no te comportabas como una prostituta, ¡pues no cobrabas nada! »”¡Adúltera! Prefieres a los extraños, en vez de a tu marido. A todas las prostitutas se les paga; tú, en cambio, les pagas a tus amantes. Los sobornas para que vengan de todas partes a acostarse contigo. En tu prostitución has sido diferente de otras mujeres: como nadie se te ofrecía, tú pagabas en vez de que te pagaran a ti. ¡En eso sí eras diferente de las demás! »”Por tanto, prostituta, escucha la palabra del SEÑOR. Así dice el SEÑOR omnipotente: Has expuesto tus vergüenzas y exhibido tu desnudez al fornicar con tus amantes y con tus ídolos; a estos les has ofrecido la sangre de tus hijos. Por tanto, reuniré a todos tus amantes, a quienes brindaste placer; tanto a los que amaste como a los que odiaste. Los reuniré contra ti de todas partes, y expondré tu desnudez ante ellos, y ellos te verán completamente desnuda. Te juzgaré como a una adúltera y homicida, y derramaré sobre ti mi ira y mi celo. Te entregaré en sus manos, y ellos derribarán tus prostíbulos y demolerán tus puestos. Te arrancarán la ropa y te despojarán de tus joyas, dejándote completamente desnuda. Convocarán a la asamblea contra ti, y te apedrearán y te descuartizarán a filo de espada. Incendiarán tus casas, y en presencia de muchas mujeres ejecutarán la sentencia contra ti. Yo pondré fin a tu prostitución, y ya no volverás a pagarles a tus amantes. Así calmaré mi ira contra ti y se apaciguarán mis celos; me quedaré tranquilo y sin enojo. Yo te hago responsable de tu conducta por haberte olvidado de los días de tu infancia, por haberme irritado con todas estas cosas, y por haber agregado infamia a tus prácticas repugnantes. Lo afirma el SEÑOR. »”Los que acostumbran citar refranes dirán esto de ti: ‘De tal palo, tal astilla’. Tú eres igual a tu madre, que despreció a su marido y a sus hijos; eres igual a tus hermanas, que despreciaron a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre era hitita, y vuestro padre, amorreo. Tu hermana mayor es Samaria, ubicada al norte de ti con sus aldeas. Tu hermana menor es Sodoma, ubicada al sur de ti con sus aldeas. No solo has seguido su conducta, sino que has actuado según sus prácticas repugnantes. En poco tiempo llegaste a ser peor que ellas. Yo, el SEÑOR, lo juro por mí mismo: ni tu hermana Sodoma ni sus aldeas hicieron jamás lo que tú y tus aldeas habéis hecho. Tu hermana Sodoma y sus aldeas pecaron de soberbia, gula, apatía e indiferencia hacia el pobre y el indigente. Se creían superiores a otras, y en mi presencia se entregaron a prácticas repugnantes. Por eso, tal como lo has visto, las he destruido. ¡Pero ni Samaria ni sus aldeas cometieron la mitad de tus pecados! Tú te entregaste a más prácticas repugnantes que ellas, haciendo que ellas parecieran justas en comparación contigo. Ahora tú, carga con tu desgracia; porque son tantos tus pecados que has favorecido a tus hermanas al hacerlas parecer más justas que tú. ¡Avergüénzate y carga con tu desgracia! Has hecho que tus hermanas parezcan más justas que tú. »”Pero yo cambiaré su suerte, la suerte de Sodoma y de Samaria, con sus respectivas aldeas, y haré lo mismo contigo. Así cargarás con tu desgracia y te avergonzarás de todo lo que hiciste, y les servirás de consuelo. Tú y tus dos hermanas, con vuestras respectivas aldeas, volveréis a ser como antes. ¿Acaso no te burlabas de tu hermana Sodoma en tu época de orgullo, antes de que se hiciera pública tu maldad? Ahora te has vuelto el hazmerreír de las aldeas edomitas y filisteas, ¡y por todas partes te desprecian! Sobre tus hombros llevas el peso de tu infamia y de tus prácticas repugnantes. Lo afirma el SEÑOR. »”Así dice el SEÑOR omnipotente: Te daré tu merecido, porque has menospreciado el juramento y quebrantado la alianza. Sin embargo, yo sí me acordaré de la alianza que hice contigo en los días de tu infancia, y estableceré contigo una alianza eterna. Tú te acordarás de tu conducta pasada, y te avergonzarás cuando yo acoja a tus hermanas, la mayor y la menor, para dártelas como hijas, aunque no participan de mi alianza contigo. Yo estableceré mi alianza contigo, y sabrás que yo soy el SEÑOR. Cuando yo te perdone por todo lo que has hecho, tú te acordarás de tu maldad y te avergonzarás, y en tu humillación no volverás a jactarte. Lo afirma el SEÑOR omnipotente”».