ÉXODO 16:9-21
ÉXODO 16:9-21 La Palabra (versión española) (BLP)
Luego Moisés dijo a Aarón: —Di a toda la comunidad de los israelitas que se acerquen a la presencia del Señor, porque él ha oído sus murmuraciones. Mientras Aarón les estaba hablando, todos los israelitas miraron hacia el desierto y vieron cómo la gloria del Señor se aparecía en la nube. El Señor habló así a Moisés: —He oído las murmuraciones de los israelitas. Ahora diles: «Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan». Así reconoceréis que yo soy el Señor vuestro Dios. Efectivamente, al llegar la tarde descendieron codornices en tal cantidad, que cubrieron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se disipó el rocío, había sobre el suelo del desierto una cosa menuda y granulada, algo parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas se preguntaban unos a otros: —¿Manhu? —es decir, ¿qué es esto?—, pues no sabían lo que era. Y Moisés les dijo: —Este es el pan que el Señor os da como alimento. El Señor os manda que cada uno recoja lo que necesite para comer según el número de personas que vivan con él, aproximadamente dos litros por persona. Los israelitas lo hicieron así, y unos recogieron más y otros menos. Luego, al medirlo, vieron que al que había recogido más no le sobraba, ni al que había recogido menos le faltaba, porque cada uno había recogido lo preciso para comer. Además, Moisés les advirtió: —Que nadie guarde nada para el día siguiente. Sin embargo, algunos no le obedecieron y guardaron algo para el día siguiente; pero se llenó de gusanos y se echó a perder. Y Moisés se enojó con ellos. Por la mañana, cada uno recogía la cantidad que iba a comer; lo que quedaba se derretía con el calor del sol.
ÉXODO 16:9-21 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Luego Moisés dijo a Aarón: –Di a todos los israelitas que se acerquen a la presencia del Señor, pues él ha escuchado sus murmuraciones. En el momento en que Aarón estaba hablando con los israelitas, todos ellos miraron hacia el desierto, y la gloria del Señor se apareció en una nube. Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo: –He oído murmurar a los israelitas. Habla con ellos y diles: ‘Al atardecer comeréis carne, y por la mañana comeréis hasta quedar satisfechos. Así sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios.’ Aquella misma tarde llegaron codornices, las cuales llenaron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Después que el rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la escarcha, quedó sobre la superficie del desierto. Los israelitas, no sabiendo qué era aquello, al verlo se decían unos a otros: “¿Y esto qué es?” Moisés les dijo: –Este es el pan que el Señor os da como alimento. Y esta es la orden que ha dado el Señor: ‘Recoja cada uno de vosotros lo que necesite para comer y, según el número de personas que haya en su casa, tome más o menos dos litros por persona.’ Los israelitas lo hicieron así. Unos recogieron más y otros menos, según la medida señalada; y ni sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco. Cada uno había recogido la cantidad que necesitaba para comer. Luego Moisés les dijo: –Nadie debe dejar nada para mañana. Sin embargo, algunos no hicieron caso a Moisés y dejaron algo para el otro día; pero lo que guardaron se llenó de gusanos, y apestaba. Entonces Moisés se enojó con ellos. Cada uno recogía por la mañana lo que necesitaba para comer, pues el calor del sol lo derretía.
ÉXODO 16:9-21 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Luego se dirigió Moisés a Aarón: ―Dile a toda la comunidad israelita que se acerque al SEÑOR, pues los ha oído murmurar contra él. Mientras Aarón hablaba con toda la comunidad israelita, volvieron la mirada hacia el desierto, y vieron que la gloria del SEÑOR se hacía presente en una nube. El SEÑOR habló con Moisés y le dijo: «Han llegado a mis oídos las murmuraciones de los israelitas. Diles que antes de que caiga la noche comerán carne, y que mañana por la mañana se hartarán de pan. Así sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios». Esa misma tarde el campamento se llenó de codornices, y por la mañana una capa de rocío rodeaba el campamento. Al desaparecer el rocío, sobre el desierto quedaron unos copos muy finos, semejantes a la escarcha que cae sobre la tierra. Como los israelitas no sabían lo que era, al verlo se preguntaban unos a otros: «¿Y esto qué es?» Moisés les respondió: ―Es el pan que el SEÑOR os da para comer. Y estas son las órdenes que el SEÑOR me ha dado: “Recoged cada uno de vosotros la cantidad que necesite para toda la familia, calculando dos litros por persona”. Así lo hicieron los israelitas. Algunos recogieron mucho; otros recogieron poco. Pero, cuando lo midieron por litros, ni al que recogió mucho le sobraba, ni al que recogió poco le faltaba: cada uno recogió la cantidad necesaria. Entonces Moisés les dijo: ―Nadie debe guardar nada para el día siguiente. Hubo algunos que no le hicieron caso a Moisés y guardaron algo para el día siguiente, pero lo guardado se llenó de gusanos y comenzó a apestar. Entonces Moisés se enojó contra ellos. Todas las mañanas cada uno recogía la cantidad que necesitaba, porque se derretía en cuanto calentaba el sol.
ÉXODO 16:9-21 Reina Valera 2020 (RV2020)
Luego dijo Moisés a Aarón: —Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia del Señor, porque él ha oído vuestras murmuraciones. Mientras Aarón hablaba a toda la congregación de los hijos de Israel, ellos miraron hacia el desierto, y vieron que la gloria del Señor aparecía en la nube. Y el Señor dijo a Moisés: —Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Háblales y diles: «Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan. Así sabréis que yo soy el Señor, vuestro Dios». Al llegar la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento, y por la mañana descendió rocío alrededor del campamento. Cuando el rocío cesó de descender, apareció sobre el suelo del desierto una sustancia menuda, redonda, fina como escarcha sobre la tierra. Al verla, los hijos de Israel se dijeron unos a otros: —¿Qué es esto?, —porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: —Es el pan que el Señor os da para comer. Esto es lo que el Señor ha mandado: Que cada uno recoja lo que pueda comer. Que recoja dos litros por persona, según el número de personas que haya en cada tienda. Los hijos de Israel lo hicieron así, y unos recogieron más, otros recogieron menos, pero usando una medida de dos litros, y al que recogió mucho no le sobró, ni tampoco le faltó al que había recogido poco. Cada uno recogió lo preciso para comer. Luego les dijo Moisés: —Ninguno deje nada de ello para mañana. Pero ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron algo para el otro día; pero se llenó de gusanos, y apestaba. Y se enojó con ellos Moisés. Lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía.