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ESTER 5:5-14

ESTER 5:5-14 Reina Valera 2020 (RV2020)

Dijo el rey: —Daos prisa, llamad a Amán, para hacer lo que Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con Amán al banquete que Ester había dispuesto. Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían vino: —¿Cuál petición quieres que te será otorgada? ¿Cuál es tu deseo? Aunque sea la mitad del reino, te será concedido. Entonces, respondió Ester: —Mi petición y mi deseo es este: Si he agradado al rey, y si place al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con Amán a otro banquete que les prepararé; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado. Salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo. Pero se refrenó Amán, y cuando llegó a su casa, mandó llamar a sus amigos y a Zeres, su mujer, y les refirió la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey lo había engrandecido, y cómo lo había honrado al elevarlo por encima de los príncipes y siervos del rey. Y añadió Amán: —También la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al banquete que ella había dispuesto, sino a mí; y también para mañana estoy convidado por ella con el rey. Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta real. Entonces Zeres, su mujer, y todos sus amigos le dijeron: —Hagan una horca de más de veinte metros de altura, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Agradó esto a Amán, e hizo preparar la horca.

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ESTER 5:5-14 La Palabra (versión española) (BLP)

El rey entonces ordenó que viniese Amán inmediatamente para aceptar la invitación de Ester. Así pues, el rey y Amán asistieron al banquete que Ester había organizado. Llegado el momento de brindar el rey preguntó a Ester: —¡Dime lo que deseas, y lo tendrás; aunque sea la mitad de mi reino! Ester respondió: —Mi petición y mi deseo son que, si me he ganado el favor del rey y si le agrada cumplir mi deseo y acceder a mi petición, asista también mañana, acompañado de Amán, a otro banquete que le voy a ofrecer en su honor, y entonces le responderé. Amán salió aquel día contento y de buen humor, pero cuando vio a la entrada del palacio a Mardoqueo que no se levantaba ni mostraba signo alguno de respeto a su paso, Amán montó en cólera contra él; se contuvo, sin embargo, y se fue a casa. Luego mandó llamar a sus amigos y a Zeres, su mujer, y les habló de sus cuantiosas riquezas y de sus muchos hijos, y de cómo el rey le había honrado poniéndole por encima de sus oficiales y altos funcionarios. Y añadió: —Yo soy el único a quien la reina Ester ha invitado al banquete que ha dado en honor del rey. Es más, también me ha invitado a acompañar al rey mañana a otro banquete. Pero todo esto no significa nada para mí, mientras vea a ese judío, Mardoqueo, sentado a la puerta del palacio real. Entonces su esposa Zeres y sus amigos le dijeron: —¿Por qué no mandas construir una horca de veinticinco metros de altura, y por la mañana le pides al rey que cuelgue en ella a Mardoqueo? Así irás feliz al banquete con el rey. La sugerencia agradó a Amán, que mandó construir la horca.

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ESTER 5:5-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

–Buscad en seguida a Amán, y que se cumpla el deseo de la reina Ester. Así pues, el rey y Amán acudieron al banquete que la reina había preparado. Durante el banquete, el rey le dijo a Ester: –Pídeme lo que quieras, y te lo concederé. ¡Aun si me pides la mitad de mi reino! Ester contestó: –Solo deseo y pido que, si Su Majestad me tiene cariño y accede a satisfacer mi deseo y mi petición, asista también mañana, acompañado de Amán, a otro banquete que he preparado en su honor. Entonces haré lo que Su Majestad me pida. Amán salió del banquete muy contento y satisfecho; pero se llenó de ira viendo a Mardoqueo, que estaba a la puerta del palacio, y que no se levantaba y ni siquiera se movía al verle pasar. Sin embargo, en aquel momento no demostró Amán el odio que sentía. Cuando llegó a su casa, mandó llamar a sus amigos y a Zeres, su mujer, y habló con ellos de sus grandes riquezas, de los muchos hijos que tenía y de cómo el rey le había distinguido entre sus funcionarios y colaboradores, dándole un puesto superior al de todos ellos. Y añadió: –Además yo soy el único a quien la reina Ester ha invitado al banquete que hoy ofreció al rey; y me ha invitado también al banquete que le ofrecerá mañana. Sin embargo, mientras yo vea a ese judío Mardoqueo sentado a la puerta del palacio real, todo eso no significará nada para mí. Entonces su mujer y todos sus amigos le dijeron: –Manda construir una horca de unos veintidós metros de altura, y mañana por la mañana pídele al rey que cuelguen en ella a Mardoqueo. Así podrás ir al banquete con el rey sin ninguna preocupación. Esta idea agradó a Amán, que mandó preparar la horca.

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ESTER 5:5-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

―Id de inmediato por Amán, para que podamos cumplir con el deseo de Ester —ordenó el rey. Así que el rey y Amán fueron al banquete que ofrecía Ester. Cuando estaban brindando, el rey volvió a preguntarle a Ester: ―Dime qué deseas, y te lo concederé. ¿Cuál es tu petición? ¡Aun cuando fuera la mitad del reino, te la concedería! Ester respondió: ―Mi deseo y petición es que, si me he ganado el favor del rey, y si le agrada cumplir mi deseo y conceder mi petición, venga mañana con Amán al banquete que les voy a ofrecer, y entonces le daré la respuesta. Amán salió aquel día muy contento y de buen humor; pero, cuando vio a Mardoqueo en la puerta del rey y notó que no se levantaba ni temblaba ante su presencia, se llenó de ira contra él. No obstante, se contuvo y se fue a su casa. Luego llamó Amán a sus amigos y a Zeres, su esposa, e hizo alarde de su enorme riqueza y de sus muchos hijos, y de cómo el rey lo había honrado en todo sentido ascendiéndolo sobre los funcionarios y demás servidores del rey. ―Es más —añadió Amán—, yo soy el único a quien la reina Ester invitó al banquete que le ofreció al rey. Y también me ha invitado a acompañarlo mañana. Pero todo esto no significa nada para mí, mientras vea a ese judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey. Su esposa Zeres y todos sus amigos le dijeron: ―Haz que se coloque una estaca de veinticinco metros de altura, y por la mañana pídele al rey que cuelgue en ella a Mardoqueo. Así podrás ir contento al banquete con el rey. La sugerencia le agradó a Amán, y mandó que se colocara la estaca.

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