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ESTER 3:9-15

ESTER 3:9-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Si le parece bien, emita el rey un decreto para aniquilarlos, y yo depositaré en manos de los administradores trescientos treinta mil kilos de plata para el tesoro real. Entonces el rey se quitó el anillo que llevaba su sello y se lo dio a Amán hijo de Hamedata, descendiente de Agag y enemigo de los judíos. ―Quédate con el dinero —le dijo el rey a Amán—, y haz con ese pueblo lo que mejor te parezca. El día trece del mes primero se convocó a los secretarios del rey. Redactaron en la escritura de cada provincia y en el idioma de cada pueblo todo lo que Amán ordenaba a los sátrapas del rey, a los intendentes de las diversas provincias y a los funcionarios de los diversos pueblos. Todo se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo real. Luego se enviaron los documentos por medio de los mensajeros a todas las provincias del rey con la orden de exterminar, matar y aniquilar a todos los judíos —jóvenes y ancianos, mujeres y niños— y saquear sus bienes en un solo día: el día trece del mes doce, es decir, el mes de adar . En cada provincia se debía emitir como ley una copia del edicto, el cual se comunicaría a todos los pueblos a fin de que estuvieran preparados para ese día. Los mensajeros partieron de inmediato por orden del rey, y a la vez se publicó el edicto en la ciudadela de Susa. Luego el rey y Amán se sentaron a beber, mientras que en la ciudad de Susa reinaba la confusión.

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ESTER 3:9-15 Reina Valera 2020 (RV2020)

Si place al rey, decrete que sean exterminados; y yo entregaré trescientos mil kilos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean ingresados en los tesoros del rey. Entonces el rey se quitó el anillo de su mano, y se lo dio a Amán hijo de Hamedata, el agagueo, enemigo de los judíos, y le dijo: —La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te parezca. Entonces, fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, el día trece del mismo, para que escribieran, conforme a todo lo que había mandado Amán, a los sátrapas del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua. En nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey. Y se enviaron las cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y aniquilar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, y de apoderarse de sus bienes, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar. La copia del escrito que se dio por mandamiento en cada provincia fue dada a conocer a todos los pueblos, a fin de que estuvieran listos para aquel día. Los correos salieron con prontitud por mandato del rey, y el edicto fue publicado también en Susa, capital del reino. Y mientras el rey y Amán se sentaban a beber, la ciudad de Susa estaba consternada.

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ESTER 3:9-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Si le parece bien, emita el rey un decreto para aniquilarlos, y yo depositaré en manos de los administradores trescientos treinta mil kilos de plata para el tesoro real. Entonces el rey se quitó el anillo que llevaba su sello y se lo dio a Amán hijo de Hamedata, descendiente de Agag y enemigo de los judíos. ―Quédate con el dinero —le dijo el rey a Amán—, y haz con ese pueblo lo que mejor te parezca. El día trece del mes primero se convocó a los secretarios del rey. Redactaron en la escritura de cada provincia y en el idioma de cada pueblo todo lo que Amán ordenaba a los sátrapas del rey, a los intendentes de las diversas provincias y a los funcionarios de los diversos pueblos. Todo se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo real. Luego se enviaron los documentos por medio de los mensajeros a todas las provincias del rey con la orden de exterminar, matar y aniquilar a todos los judíos —jóvenes y ancianos, mujeres y niños— y saquear sus bienes en un solo día: el día trece del mes doce, es decir, el mes de adar . En cada provincia se debía emitir como ley una copia del edicto, el cual se comunicaría a todos los pueblos a fin de que estuvieran preparados para ese día. Los mensajeros partieron de inmediato por orden del rey, y a la vez se publicó el edicto en la ciudadela de Susa. Luego el rey y Amán se sentaron a beber, mientras que en la ciudad de Susa reinaba la confusión.

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