EFESIOS 5:24-33
EFESIOS 5:24-33 Reina Valera 2020 (RV2020)
Por tanto, como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, del mismo modo que Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Lo hizo para santificarla, después de haberla purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo como una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e intachable. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como también el Señor a su Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y los dos serán un solo ser. Grande es este misterio; y digo esto refiriéndome a Cristo y a la Iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
EFESIOS 5:24-33 La Palabra (versión española) (BLP)
Si, pues, la Iglesia es dócil a Cristo, séanlo también, y sin reserva alguna, las mujeres a sus maridos. Vosotros, los maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la Iglesia. Por ella entregó su vida a fin de consagrarla a Dios, purificándola por medio del agua y la palabra. Se preparó así una Iglesia radiante, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante; una Iglesia santa e inmaculada. Este es el modelo según el cual los maridos deben amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; todo lo contrario, lo cuida y alimenta. Es lo que hace Cristo con su Iglesia, que es su cuerpo, del cual todos nosotros somos miembros. Por esta razón —dice la Escritura— dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y ambos llegarán a ser como una sola persona. Es grande la verdad aquí encerrada, y yo la pongo en relación con Cristo y con la Iglesia. En resumen, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer sea respetuosa con su marido.
EFESIOS 5:24-33 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
y así como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres deben estar en todo sujetas a sus maridos. Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella. Esto lo hizo para santificarla, purificándola con el baño del agua acompañado de la palabra para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santificada y perfecta. Así como el marido ama su propio cuerpo, así debe amar también a su mujer. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida, como Cristo hace con la iglesia, porque ella es su cuerpo. Y nosotros somos parte de ese cuerpo. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán como una sola persona. Aquí se muestra la grandeza del designio secreto de Dios, un designio que yo estoy refiriendo a Cristo y a la iglesia. En todo caso, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido.
EFESIOS 5:24-33 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. Esposos, amad a vuestras esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo». Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.