EFESIOS 3:7-12
EFESIOS 3:7-12 La Palabra (versión española) (BLP)
del que la gracia y el gran poder de Dios me han constituido servidor. A mí, que soy el más insignificante de todos los creyentes, se me ha concedido este privilegio: anunciar a los paganos la incalculable riqueza de Cristo y mostrar a todos cómo va cumpliéndose el plan secreto, que desde el principio de los siglos se hallaba escondido en Dios, creador de todas las cosas. Así, por medio de la Iglesia, los principados y potestades de los cielos tienen ahora conocimiento de la multiforme sabiduría divina, según el proyecto que desde la eternidad quiso Dios realizar en Cristo Jesús, Señor nuestro; gracias a él y mediante la fe, podemos acercarnos a Dios libre y confiadamente.
EFESIOS 3:7-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Yo, sin merecerlo, he sido puesto al servicio de este mensaje por la acción poderosa de Dios. Yo soy menos que el más pequeño de todos los que pertenecen al pueblo santo, pero él me ha concedido este privilegio de anunciar a los no judíos la buena noticia de las incontables riquezas de Cristo. Me ha encargado que haga ver a todos cuál es ese designio que Dios, creador de todas las cosas, mantuvo siempre en secreto. Lo cual fue así para que ahora, por medio de la iglesia, todos los poderes y autoridades del cielo lleguen a conocer la sabiduría de Dios en todas sus formas. Dios hizo esto de acuerdo con el propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús, nuestro Señor, en quien tenemos libertad para acercarnos a Dios con la confianza que nos da nuestra fe en él.
EFESIOS 3:7-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
De este evangelio llegué a ser servidor. Este fue el regalo que Dios me dio por su gracia, conforme a su poder eficaz. Aunque soy el más insignificante de todos los santos, recibí esta gracia de predicar a las naciones las incalculables riquezas de Cristo, y de hacer entender a todos la realización del plan de Dios, el misterio que desde los tiempos eternos se mantuvo oculto en Dios, creador de todas las cosas. El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales, conforme a su eterno propósito realizado en Cristo Jesús nuestro Señor. En él, mediante la fe, disfrutamos de libertad y confianza para acercarnos a Dios.