EFESIOS 2:19-22
EFESIOS 2:19-22 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Por lo tanto, ya no sois extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también vosotros sois edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu.
EFESIOS 2:19-22 Reina Valera 2020 (RV2020)
Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, cuya principal piedra angular es Jesucristo mismo. En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. En Cristo vosotros también sois edificados en unión con él para ser la morada de Dios por medio del Espíritu Santo.
EFESIOS 2:19-22 La Palabra (versión española) (BLP)
Ya no sois, por tanto, extranjeros o advenedizos. Sois conciudadanos de un pueblo consagrado, sois familia de Dios, sois piedras de un edificio construido sobre el cimiento de los apóstoles y los profetas. Y Cristo Jesús es la piedra angular en la que todo el edificio queda ensamblado y va creciendo hasta convertirse en templo consagrado al Señor, en el que también vosotros os vais integrando hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.
EFESIOS 2:19-22 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por eso, ya no sois extranjeros, no estáis ya fuera de vuestra tierra, sino que ahora compartís con el pueblo santo los mismos derechos, y sois miembros de la familia de Dios. Sois como un edificio levantado sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas; y el propio Cristo Jesús es la piedra que corona el edificio. Unido a Cristo, el edificio entero va levantándose en todas y cada una de sus partes hasta llegar a ser un templo santo, unido al Señor. Así también vosotros, unidos a Cristo, os unís todos unos a otros para llegar a ser por medio de su Espíritu un templo en el que Dios habita.